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El Banco de España toleró que la CAM presentara unos beneficios artificiales de 39,8 millones en el primer trimestre del año, que fueron posibles porque la entidad alicantina apenas dotó provisiones en ese período, justo cuando las demás intensificaban las suyas por el agravamiento de la crisis económica e inmbiliaria, según fuentes de toda solvencia. Esta situación se puso de manifiesto cuando, hace unas semanas, los administradores nombrados por la CAM publicaron unas pérdidas de 1.136 millones en el semestre.

La crítica generalizada ante esta discrepancia es que agrava todavía más la falta de credibilidad de las cuentas de la entidad, que se extiende a todo el sistema financiero en un momento de desconfianza generalizada no sólo en la banca española, sino en la de toda Europa por culpa de la crisis de la deuda. No hay que olvidar que las tres cajas intervenidas en la crisis (CCM, CajaSur y CAM) estaban en beneficios antes de que tuviera que entrar el Banco de España.

Desde el supervisor se sostiene que es normal que, cuando entran los administradores en una entidad intervenida, sean muy radicales y quieran extremar las provisiones, de ahí que siempre afloren pérdidas. Igualmente, es normal que los gestores traten de minimizar sus problemas precisamente para evitar ser intervenidos.

Pero, en este caso, la discrepancia es tan exagerada que esta explicación no basta. Según las fuentes citadas, la verdadera razón es que el equipo de Modesto Crespo en la CAM no provisionó nada en el primer trimestre después de las fuertes dotaciones realizadas al cierre de 2010, cuando estaba aún dentro de la estructura de Banco Base junto a Cajastur, Extremadura y Cantabria: 1.400 millones contra fondos propios (al volver a valorar los activos por la fusión) y otros 900 contra resultados.

Hacerlo de esta forma permitía dar unos 300 millones de beneficios; lógicamente, si todas las provisiones se hubieran hecho contra resultados, la entidad habría entrado en pérdidas. En todo caso, el Banco de España toleró esta falta de provisiones, o al menos prefirió mirar para otro lado con la esperanza de que alguien comprara la CAM en la venta organizada por Nomura y solucionara sus problemas sin necesidad de intervenirla. Que la desconociera parece poco creíble siendo la entidad en la situación más delicada del sistema.

¿Había morosidad oculta?

Pero incluso esta ausencia de provisiones en el primer trimestre no parece suficiente para explicar la discrepancia, según otras fuentes del sector. Una sospecha que se acrecienta por las cifras de morosidad, que se disparan desde el 8,5% reconocido el marzo hasta el 19% en junio. "La CAM estaba ocupada únicamente en su venta tras la ruptura de Banco Base y dejó de preocuparse por el día a día. Y si no estás encima de los deudores, sobre todo si son promotores o pymes en dificultades, dejan de pagar", argumenta la primera fuente.

La segunda, en cambio, cree que buena parte de esa morosidad ya existía de antes pero se ocultó en el primer trimestre, e incluso en 2010: "La morosidad de promotores es mucho mayor de lo que se declara en todas las entidades, es imposible que con la crisis actual haya tantos préstamos performing (al corriente de pago). Los nuevos administradores se han limitado a reconocer la realidad en la CAM", explica. Un razonamiento que coincide con la justificación de Cajastur para romper la fusión con la alicantina en marzo.

Lógicamente, esta morosidad debe provisionarse y eso provoca las pérdidas publicadas en el primer semestre: el Banco de España le ha obligado a asumir pérdidas por morosidad por importe de 1.147 millones, más otros 112 millones en provisiones y 424 millones más en deterioro del valor de las participadas y los ladrillos adjudicados. Una vez restados los ingresos, que sufren un fuerte desplome no concretado por la entidad, y un crédito fiscal de 543 millones, la pérdida final se queda en los 1.136 citados

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