La directora general de Caja Mediterráneo niega que se ocultara información sobre la solvencia de la entidad y defiende la gestión
La directora general de CAM, María Dolores Amorós, negó este domingo que ocultaran información sobre el estado de sus cuentas a sus exsocios en el frustrado proyecto de fusión con Cajastur, Caja Cantabria y Caja Extremadura. Amorós, en una entrevista concedida al diario Información, califica de "totalmente falsa" esta acusación.
Sin embargo la directora general de la caja reconoce que, tras la puesta en común de las cuentas de las cuatro cajas y la aplicación de unos criterios "muy rigurosos" en la valoración de activos y pasivos, la morosidad de CAM pasó del 5,2% en septiembre al 8,7% en diciembre. "[En la consolidación de Banco Base] se siguió una política de máximo rigor en la clasificación de los activos y no necesariamente cuando se clasifica un activo como dudoso significa que esté impagado", apuntó Amorós, para reconocer después: "La tasa de morosidad o de dudosidad estaba en ese 8,7%, pero simplemente como fruto de reclasificar, como medida preventiva y siguiendo las indicaciones de Banco Base, una serie de activos".
La directora de CAM no hace ninguna referencia concreta a los 5.000 millones en créditos que, según el presidente de Caja Cantabria, tuvieron que ser recalificados como dudosos tras una inspección del Banco de España y que según su exsocio fueron la causa principal de la ruptura de Banco Base.
Amorós mantiene que la caja puede seguir en solitario y asegura que entró en la dinámica de fusiones "por compromiso con el proceso de consolidación del sector, no porque fuera o no viable por si misma". En este sentido, defiende la gestión realizada en la entidad en los últimos años, llegando a negar que tenga un excesivo riesgo crediticio en el sector inmobiliario.
"Creo que no arriesgamos demasiado [en el sector inmobiliario sino que fuimos un operador como todos los demás, que daba financiación y apoyo a un sector productivo muy importante en este país. Lo que era impensable y nadie supo avanzar era una ruptura tan brusca y mantenida del mercado", asegura Amorós que rechaza una sobreexposición en el sector: "CAM tiene una exposición al sector igual que la media y, por nuestro conocimiento, muy similar a la de los principales grupos tanto de bancos y de cajas de este país".
Para la directora de CAM, los motivos por los que la entidad está en una posición tan delicada como la actual hay que buscarlos en los cambios legislativos, que obligan a presentar unos mejores ratios de solvencia, y no en la gestión realizada, por lo que rechaza que la cúpula directiva tengan que asumir responsabilidades. "Nadie tiene que asumir ninguna responsabilidad porque una responsabilidad hay que asumirla cuando hay actuaciones no ajustadas a las normas, al derecho, a la legislación, cuando hay actuaciones ilegales y ese no es el caso en absoluto de ninguna de las actuaciones de esta caja. Todo se ha ajustado siempre a las normas, a los requerimientos y a las recomendaciones de los supervisores. De otra manera, cualquier indicio de actuación irregular hubiera sido investigado, interna y externamente".
Sobre el futuro del que fue su predecesor, Roberto López Abad, Amorós asegura que, además "de consejero de Banco CAM, es también personal laboral [de la caja]. No tiene un contrato de alta dirección". Según la directora general, López Abad "está a la espera" de que se concrete el ERE "porque sus condiciones de salida son igual que las del resto de compañeros".
Sobre la implicación, o falta de ella, de la Generalitat Valenciana en todo el proceso, Amorós se limita a decir que "ha sido muy respetuosa con las decisiones de los órganos de gobierno".
En la entrevista con el rotativo de Alicante, la directora general no desvela los movimientos futuros de CAM, aunque sí apunta detalles, como que están a la espera de la valoración que se haga de la caja para saber el peso que tendrá el FROB en el capital una vez inyectados los 2.800 millones que necesita, y que se estima en el 70%, lo que en la práctica es una nacionalización.
Amorós también se muestra esperanzada con que parte de ese capital puedan cubrirlo fondos privados -no da detalles de con quién se está negociando ni si el acuerdo está cerca o lejos- o incluso que se aporten por el Estado como préstamo participativo (como en la primera fase del FROB). Una combinación de estas opciones, según Amorós podría permitir a CAM ser el accionista mayoritario de Banco CAM.
La directora general reconoce que tendrán que desinvertir tanto en activos como en participaciones empresariales, "que siempre han estado en venta". Lo que niega de forma tajante es que vayan a vender parte de la red de oficinas, una opción que se contempla en el mercado y por la que habría interés, incluso por parte de sus exsocios.
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