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El Banco de España ha tenido que comprometerse a ofrecer más liquidez al futuro comprador de la CAM para disipar las crecientes dudas de los postores, que consideraban inasumible la enorme cantidad de pagos que tiene que afrontar la entidad durante los próximos meses. Los candidatos temen especialmente un posible giro en la política de "barra libre" del Banco Central Europeo, al que la entidad alicantina debe más de 7.300 millones en créditos a corto plazo, por lo que el supervisor nacional se ha visto obligado a garantizar que buscará alternativas y que habrá facilidades en el caso de que esto ocurra.
La deuda con el BCE -fruto en gran parte de la desesperación con la que actuaron los anteriores gestores de la CAM en las semanas posteriores a la ruptura de la fusión con Cajastur- complica aún más el futuro de la entidad, que en 2012 también tiene que amortizar o refinanciar diversas emisiones de títulos por importe de 5.664 millones de euros, según los datos en poder de la Comisión Nacional de Mercado de Valores. De esta forma, las necesidades totales de liquidez para el próximo ejercicio se aproximan a los 13.000 millones, una cantidad que ninguno de los postores cree posible conseguir.
Desde un principio, el Banco de España detectó el problema y el mismo día de la intervención de la entidad, el pasado 22 de julio, concedió a la CAM una línea de crédito de 3.000 millones de euros. Además, en el cuaderno de venta de la caja también se incluyó la posibilidad de solicitar otro préstamo de 2.800 millones de euros a devolver en un máximo de cinco años, eso sí, a precios de mercado.
El problema es que estas cantidades se quedarían demasiado cortas si el Banco Central Europeo decide cerrar el grifo. Una de las últimas decisiones de Jean-Claude Trichet al frente de la institución con sede en Fráncfort fue justo en el sentido contrario, es decir, en el de facilitar más liquidez a los bancos de la zona euro, pero existe una gran incertidumbre sobre lo que hará su sucesor, Mario Draghi, en los próximos meses.
Todo dependerá de la evolución económica y de si las medidas adoptadas en la cumbre de jefes de Estado de esta semana funcionan. En caso de que la situación mejore, el emisor europeo podría limitar sus préstamos, lo que obligaría al futuro propietario de la caja a buscar el dinero en los mercados mayoristas, a un mayor costo y con muchas dificultades para alcanzar las grandes cifras que requiere la entidad.
Fue la pasada primavera cuando la CAM extremó su dependencia de la "barra libre" del Banco Central Europeo. Los mercados financieros atravesaban un nuevo episodio de crisis y desconfianza provocado por la caída de la banca irlandesa y por la delicada situación de Portugal, y los analistas esperaban que España fuera la siguiente pieza en caer. Esto provocó que las entidades nacionales encontrasen las puertas cerradas cuando salían en busca de financiación. En el caso de la CAM la situación se agravó al producirse la ruptura de la fusión con Cajastur y la casi inmediata degradación de su calificación al nivel del "bono basura".
Los clientes también empezaron a retirar fondos -sólo entre abril y mayo se llevaron más de 2.500 millones- y la caja se vio sin efectivo para hacer frente a su gestión diaria. La solución fue echar mano de las subastas del BCE, de forma que su deuda con este organismo pasó de 3.011 millones en enero a 7.341 millones a finales de junio, según consta en las cuentas de la propia entidad. Se trata de una cifra más que notable y que representa el 15% de todo el dinero que en esa fecha tenía prestado el BCE a la banca española.

Un problema agravado
Tras la nacionalización, la situación no habría mejorado demasiado ya que la fuga de depósitos ha continuado -sobre todo a raíz de los escándalos sobre las indemnizaciones de los directivos- lo que agrava la falta de liquidez de la caja. Sólo el respaldo del Estado a través de la línea de crédito concedida mitiga esta situación.
Ahora lo que los posibles compradores quieren es que este problema no acabe arrastrando a quien se quede la CAM. Por eso, tras múltiples apelaciones al gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, ha transmitido a los interesados el compromiso de que el supervisor ayudará al comprador a mantener la liquidez y "no le dejará tirado" en el caso de que el BCE cambie su estrategia.

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