1,182 €
Este proyecto comenzó con la adquisición de un banco en Miami propiedad del colombiano, JGB Bank, por el que la entidad que preside Josep Oliu pagó 56 millones de dólares a finales de 2013 y que fusionó con la entidad que ya poseía en esa ciudad estadounidense, el Sabadell United Bank. Y a continuación puso una pica en Flandes con la compra del 4,99% de la joya de la corona del imperio Gilinski, el GNB Sudameris, entidad con sede en Colombia y presencia en países como Perú y Paraguay. El coste fue de 50 millones de dólares.
Según fuentes conocedoras de la situación, la idea era que Sabadell adquiriera la totalidad de este banco y lo utilizara como su plataforma para una expansión por Latinoamérica que le proporcionara una diversificación geográfica equiparable a la de Santander o BBVA. Una estrategia de reducir su dependencia de la economía española, en la que se inscribe también la compra del británico TSB. Sin embargo, la diferencia entre el precio que pedía Gilinski y el que ofrecía Oliu siempre ha sido abismal, de forma que el proyecto ha terminado por descarrilar.
Un portavoz del Sabadell señaló que "Javier Gilinski es un accionista institucional ajeno al consejo y, como tal, toma sus decisiones de inversión que estima más oportunas en cada momento. Por ello, no nos corresponde hacer ningún comentario ni valoración al respecto"..
Intento fallido de fusión con Popular
Por tanto, el magnate colombiano se había quedado sin uno de los grandes alicientes de su inversión en el banco español. Ahora bien, las fuentes consultadas afirman que hizo un último intento por dar un impulso a su inversión: la fusión con el Popular. Cuando el mexicano Antonio del Valle, accionista de referencia del banco que preside Ángel Ron, llamó a la puerta del Sabadell para explorar una fusión, Gilinski se mostró entusiasmado con la idea, así como el accionista azteca del Sabadell, David Martínez.
Sin embargo, esta operación —con la que Del Valle pretendía evitar la macroampliación de capital del Popular— no llegó a buen puerto por el déficit de provisiones de este y por la negativa de Ron a cualquier operación que implicara perder el poder. Tras agotar este último cartucho y sin esperanzas en una subida significativa de la acción del Sabadell en bolsa, puso en venta el 5% que le quedaba en el capital, como adelantó El Confidencial. Y ha empezado a desprenderse de ese porcentaje con la venta del 3% del lunes. Ahora tiene un ''lock-up'' (periodo en que no puede vender más acciones) de 90 días, pero los analistas dan por hecho que posteriormente completará su salida con la venta del 2% restante.
¿Gilinski gana o pierde?
Lo cierto es que es muy difícil saber si Gilinski gana o pierde con esta venta. Él compró en dos ampliaciones de capital: la de 2013, donde pagó 1,64 euros por acción, y la de abril de 2015 para financiar la compra de TSB, donde el precio fue de 1,48 euros. Pero, además, luego hizo ''trading'' con un 2,5% adicional y, según algunas de las fuentes, le supuso importantes plusvalías, porque tuvo la visión o la suerte de aprovechar un fuerte rebote de la cotización. Finalmente, tenía una opción para comprar un 2,5% adicional, que no ejecutó porque el precio de ejercicio era superior al de cotización; pero ese derivado también tenía un precio que no se hizo público. Ahora se ha desprendido del 3% a 1,20 euros, nivel que igualó ayer la cotización con una caída del 4,37% en bolsa.
Una de estas fuentes asegura que la venta se ha producido ahora precisamente porque Gilinski puede salirse sin dejarse demasiados pelos en la gatera: "No es que tema que el Sabadell vaya a desplomarse; lo que ha descartado es que vaya a pegar un pelotazo, que es lo que pretendía. Así que prefiere vender ahora y buscar mejores oportunidades". De hecho, el propio Gilinski admitió en 2014 que el principal motivo para entrar en España fueron los bajos precios a los que cotizaban los bancos, confesión que compartió Juan Carlos Escotet, propietario de Abanca.