Miguel Ángel Fernández Ordoñez, conocido coloquialmente con el acrónimo de Mafo, se ha convertido en el centro de todas las críticas por su gestión al frente del Banco de España, una institución antaño valorada y hoy acusada de descrédito a nivel internacional
Javier Romera madrid
26/05/2012 - 6:10
Se equivocó en el diagnóstico sobre la crisis financiera y su impacto sobre el sistema español, en no haber vigilado el crecimiento de la burbuja inmobiliaria y la excesiva exposición al ladrillo de las entidades nacionales, en la politización a la hora de tomar decisiones sobre la supervisión que realizaban los inspectores, en emprender un proceso de fusiones desordenado y darlo por cerrado cuando todavía no era así, en haber permitido a bancos y cajas haber acudido de forma masiva a los mercados internacionales, en sus cambios de opinión sobre la posibilidad de crear un banco malo y, por supuesto, en la gestión de la crisis en CCM, la CAM y, más recientemente, en Bankia.
"Es inexplicable el díficil momento que atraviesa Bankia sin que haya habido una negligencia manifiesta en la labor de control", asegura en una conversación con elEconomista Vicente Martínez Pujalte, portavoz popular en la Comisión de Economía y Competitividad en el Congreso. Y más contundente aún ha sido Carlos Floriano, el secretario de Comunicación del PP.
Las labores de supervisión que corresponden al Banco de España están puestas en cuestión "como consecuencia de su pésima gestión", dice Martínez Pujalte. Y es que hay quien cuenta incluso que hasta el propio Rodríguez Zapatero se arrepiente de haberle llevado hasta el organismo encargado de la supervisión del sistema financiero.
Fernández Ordoñez, que fue secretario de Estado de Hacienda y Presupuestos entre 2004 y 2006, a las órdenes del ministro de Economía Pedro Solbes, pasará posiblemente a la historia por su continua negación de la realidad.
Para el Gobierno del PP, uno de los errores más graves de Mafo fue "equivocarse en su valoración sobre la fortaleza de la crisis". De hecho, en otoño de 2009 este periódico fue el primero en avanzar que había al menos siete cajas con problemas y el Banco de España se apresuró a emitir un desmentido oficial, negando tajantemente cualquier tipo de turbulencia interna y defendiendo la solidez del sistema.
Eso apenas unos meses antes de que una tras otras, hasta una treintena de cajas fueran entrando en una situación crítica, "emprendiendo un procesos de fusiones completamente desordenadas", según dice Martínez Pujalte.
Es una idea en la que ha coincidido también Ignacio González, vicepresidente de la Comunidad de Madrid, para el que no hay duda de que "Fernández Ordoñez era el encargado de fiscalizar y controlar todos los años el funcionamiento y las cuentas de las entidades financieras de este país y no se la oído nada de adoptar ninguna medida de saneamiento o intervención hasta que se producido esta circunstancia". El gobernador, que al igual que Zapatero presumía de que el sistema financiero español era uno de los más sólidos del mundo occidental gracias a la labor inspectora del Banco de España, observa ahora como su crédito se hunde sin remedio. "Es un amigo de Zapatero, no una persona independiente", ha manifestado el portavoz parlamentario del PP en el Congreso, Alfonso Alonso. El caso es que, amigo o no, en ningún momento vigiló, ni mucho menos realizó advertencia alguna a la banca, sobre la burbuja inmobiliaria ni sobre su excesiva exposición al ladrillo. Es decir, obvió sus labores de supervisión. Y además dejó que los bancos y cajas acudiesen de forma masiva a los mercados internacionales.
Y todo ello sin olvidar que en los últimos años el gobernador del Banco de España ha cometido innumerables contradicciones y cambios de opinión sobre sus propias actuaciones y sobre la visión del sector financiero. La más llamativa y también trascendente es quizás el haber dado por terminado varias veces el proceso de fusiones, para poner después en marcha a los pocos meses normativas para propiciar una nueva oleada de integraciones conjuntamente con el Gobierno.
El ''''''''banco malo''''''''
En esta lista se incluye también la creación de un banco malo para sanear los balances de las entidades. En distintas ocasiones ha rechazado el proyecto por lo costoso para las arcas del Estado. Se lo negó a la CAM y también a Bankia. Pero el pasado 10 de abril dio un giro radical y por primera vez desveló que hubiera sido mejor la creación de este instrumento. Aunque eso sí, eludió cualquier tipo de responsabilidad y se lo achacó a la oposición de los gobiernos de turno.
Sobre las ayudas públicas, Miguel Ángel Fernández Ordóñez ha defendido en público y en privado la concesión de las mínimas posibles para no cargar con el saneamiento y la capitalización del sector a los contribuyentes. Y en un acto insólito, en los últimos días se ha quejado de las limitaciones que ha tenido para reestructurar el sector sobre los fondos públicos, que han ralentizado sus planes de concentración en el sistema. Otra de las contradicciones destacables son las relativas al flujo del crédito. Tras la aprobación de cada una de las reformas sobre el sector, ponía el énfasis de que los préstamos a familias y empresas iban a aumentar, ya que las entidades iban a estar capitalizadas. Y el problema es que justo al contrario, la reactivación de la financiación ha empeorado con el tiempo.
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