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Banco de España lanzó ayer su penúltimo aviso a navegantes en clave interna en la CAM mientras las entidades interesadas en la caja ultiman sus ofertas para quedársela. Los nuevos administradores de la caja designados por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) comunicaron ayer el despido definitivo aMaría Dolores Amorós, la directora general de la entidad que se encontraba suspendida de empleo, pero no de sueldo, desde mediados de agosto.

Con esta decisión, el Frob fulmina el principal vestigio de la anterior cúpula directiva de la CAM, después del cese en bloque del consejo de administración tras la intervención el pasado 22 de julio, y de la salida de varios ejecutivos por la vía de las prejubilaciones.

Amorós, que accedió al cargo en noviembre de 2010 en sustitución de su mentor, Roberto López Abad, no correrá la misma suerte que sus compañeros, que abandonaron la caja con un buen pellizco en forma de indemnización por los servicios prestados.

Amorós, según ha podido saber EL MUNDO, sale de la CAM sin un euro de compensación por su destitución. El motivo es que el despido es disciplinario, y por tanto, esta modalidad de extinción del contrato no conlleva indemnización alguna. Para que las empresas, en este caso la CAM, puedan recurrir a esta herramienta, tienen que demostrar que el empleado ha incumplido alguno de sus deberes y obligaciones. Además, debe tratarse de un comportamiento grave y en el que se demuestre que el empleado actuó de forma deliberada o por negligencia.

Los interventores de la caja entregaron ayer la carta de despido a Amorós, justo después de cumplirse los 45 días de suspensión de empleo que decretaron el pasado agosto. En todo este tiempo, la ex primera ejecutiva de la CAM ha seguido percibiendo su salario, que ronda los 6.000 euros mensuales.

No se ha nombrado a nadie que lleve a cabo sus funciones, que de momento desarrollarán los propios interventores. De todos modos, María Dolores Amorós se guarda la baza de poder recurrir su despido ante los tribunales. En caso de que la destitución se declarara improcedente, sí se abriría la puerta a cobrar una jugosa compensación que superaría aproximadamente el millón de euros.

La que fuera su secretaria y persona de su máxima confianza, Milagros Cantos, sigue expedientada por la entidad. Cantos fue apartada de su puesto de trabajo por los administradores por el Frob por filtrar información confidencial a la propia Amorós, que ya estaba suspendida de empleo.

Su mandato

El mandato de Amorós al frente de la CAM ha sido corto y caótico, y ha estado marcado por la ruptura de la fusión fría con CajAstur y la desesperada búsqueda de un socio que entrara en la CAM para evitar la intervención del Banco de España, algo que finalmente se ejecutó en julio. Amorós fue la mano derecha de López Abad en los años de la expansión de la CAM; de hecho, fue directora general adjunta hasta que su jefe tuvo que renunciar a la dirección general de la CAM en noviembre de 2010 para incorporarse como como director general del SIP que Caja Mediterráneo había constituido junto a CajAstur.

A la sombra de López Abad

Como aquella operación se fue al traste, López Abad volvió a la caja en calidad de asesor del presidente Modesto Crespo, y manteniendo su puesto de miembro del consejo de Banco CAM, la entidad a la que la caja traspasó su negocio financiero.

A finales de junio se acogió al expediente de regulación de empleo (ERE) que activó la caja, lo que le permitió embolsarse una indemnización de cinco millones de euros brutos, una circunstancia que la propia Amorós, siempre a la sombra de López Abad, llegó a ocultar a su propio consejo de administración en junio de este año pese a las preguntas de algunos de sus miembros.

En su última comparecencia pública, en una entrevista en el mes de mayo en el diario Información, Amorós negaba la fuga de depósitos, la excesiva exposición al sector inmobiliario y aseguraba que la CAM tenía opciones de ser viable en solitario.

Asimismo, llegó a incluso a declarar que «nadie tiene que asumir ninguna responsabilidad [por la situación que atravesaba la CAM] porque una responsabilidad hay que asumirla cuando hay actuaciones no ajustadas a las normas, al derecho, a la legislación, cuando hay actuaciones ilegales y ese no es el caso en absoluto de ninguna de las actuaciones de esta caja (sic)».

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