Los bancos interesados en presentar una oferta inicial por la entidad intervenida tienen de plazo hasta el 26 de septiembre; El Frob quiere cerrar la venta a finales de octubre
En medio del cierre de los mercados de liquidez y de la perspectiva de una nueva recapitalización de la banca europea por el colapso griego, el proceso de venta de CAM, nacionalizada por el Banco de España, se antoja difícil. El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) ha remitido a los principales interesados un libro de venta, a través de Bank of America-Merril Lynch, en el que explica el modelo de ayudas públicas que está dispuesto a ofrecer –un Esquema de Protección de Activos (EPA) en tres fases– y una radiografía de la entidad.
El Frob acepta asumir una alta factura cubriendo gran cantidad de las pérdidas que afloren, aunque puede que no sea un atractivo suficiente. Además de los 2.800 millones de capital que ya ha aportado, cubrirá el 80% de los primeros 2.500 millones de pérdidas tras la compra y el 90% de los siguientes quebrantos, si los hubiese, durante los próximos diez años. Ya ha aportado una línea de liquidez de 3.000 millones tras la intervención.
El fondo público ha especificado por carta a los interesados que para adjudicar la entidad tendrá en cuenta la solvencia y capacidad de compra de los postores y el precio ofrecido para hacerse por la entidad (es decir, el inversor que menos ayudas pida).
La factura real de la operación En el mercado se apunta que las dos únicas entidades con el balance suficiente para aguantar esta adquisición –CAM era la cuarta caja del sector antes de la reordenación, con más de 70.000 millones de activos– son Santander y BBVA. Ambos bancos, si se deciden a pujar, tienen un frente de difícil resolución: explicar a los inversores que aumentan su exposición en España, un mercado en el ojo del huracán y que vive una fuerte crisis del negocio bancario.
Las fuentes consultadas señalan que el principal escollo en la adquisición de CAM son sus fuertes vencimientos de deuda: 979 millones en lo que resta de año; 5.386 en 2012; 1.300 millones en 2013; y 4.191 millones en 2014, según figura en el cuaderno de venta. “Será necesario que el Frob garantice al menos 7.000 millones en vencimientos si se mantiene el cierre de los mercados como hasta ahora”, señala una de los operadores que está estudiando la operación. El Frob está abierto a estudiar esta posibilidad. La misma fuente apunta que la factura de capital se elevará, como mínimo, a 6.000 millones (teniendo en cuenta los fondos ya desembolsados).
El siguiente problema es el riesgo asumido con los promotores. Según los datos del cuaderno de venta, la exposición inmobiliaria de CAM se eleva a 13.092 millones de euros, de los cuales 6.564 millones están clasificados como créditos dudosos (con más de tres meses de impagos) y 1.334 como créditos subestándar (con debilidades de pago). La cobertura de esta cartera es del 26,8%. Estos activos son los más problemáticos ante posibles pérdidas.
La entidad ha llevado un fuerte saneamiento de su balance tras la intervención en julio: CAM ha contabilizado hasta junio unas pérdidas de 1.136 millones, acompañadas por una morosidad del 19% y una cobertura de sus créditos en mora del 39,4%. Estas cifras han causado desconfianza en el sector sobre la salud de su balance, ya que la entidad presentó en marzo 39,8 millones de beneficios.
Otras fórmulas Las entidades tienen hasta el próximo día 26 para hacer ofertas no vinculantes. Tras esta fecha, se abrirá la segunda fase del proceso en la que los postores tendrán acceso a la due diligence (radiografía de la entidad) realizada por Ernst & Young, y podrán hacer análisis directos del estado de las carteras más problemáticas. El plazo para hacer ofertas vinculantes concluye a finales de octubre.
Pese a este esfuerzo en dinero público, el interés en la operación está siendo escaso y los expertos apostillan que es posible que nadie se quede con la entidad en este primer intento del Frob. Las entidades interesadas están barajando proponer al Frob otros modelos de operación, en los cuales no se quedarían con todos los activos de la caja, sino sólo con aquellos que representan menos riesgo. |