El 18 de enero, el supervisor comunicó a la CAM una necesidad extra de 1.427 millones que sus socios no conocieron hasta febrero
Una inspección del Banco de España es como un partido de tenis; Sabes cuando empieza pero no cuando acaba" Así definen en el sector las visitas de inspección del organismo supervisor; En la CAM, ese match ball se jugó a finales de diciembre, concretamente, poco antes del día 28, cuando se constituyó Banco Base, como fusión fría entre Cajastur, CAM, Caja Cantabria y Extremadura. "Hasta entonces explican desde el sector, los inspectores del Banco de España vivían en la CAM".
Hasta el 18 de enero, el partido parecía ganado. Incluso a este SIP de cuatro cajas se le ponía como modelo de integración. Sin embargo, ese 18 de enero aflora un acta del Banco de España que señala como perdedor del partido a la caja alicantina. La inspección señala una necesidad de 1.427 millones resultante de dos factores. Por una parte, la integración obligaba a la CAM a indemnizar con 802 millones a Aegon y General Electric, sus socios en banca-seguros y financiero, respectivamente, por no tener el control mayoritario de la nueva sociedad. Por otra parte, la simulación de los próximos test de estrés hacía que la caja alicantina tuviera que provisionar otros 625 millones, al aumentar los préstamos morosos y subestándar (en riesgo de impago) de toda su cartera crediticia. De esta manera, su morosidad se elevaba hasta el 8,7% frente al 4,7% que declaraba en la constitución del SIP.
"En diciembre, los inspectores del Banco de España vivían en la CAM", dicen en el sector
En ambos casos, la CAM intentó ganar tiempo ante el Banco de España. "Tendrán que ganar la indemnización en los tribunales", se decía en la caja alicantina ante la ruptura de los contratos. En cuanto a la necesidad de nuevas provisiones, la entidad se escudó en un "veremos qué pasa en julio [cuando se comunican los resultados de las pruebas de esfuerzo]" para no cumplirlas.
Las excusas y los datos permanecieron en silencio para sus socios casi durante un mes. Días en los que el Consejo de Banco Base desarrollaba su diseño organizativo (reunión del 3 de febrero) e, incluso, en los que aparecía como declaración de intenciones la posibilidad de salir a Bolsa, sin que ningún actor comunicase a los dirigentes de Cajastur, Caja Cantabria y Extremadura el desorden de las cuentas. El conocimiento del nuevo escenario por sus tres socios supuso el inicio del deterioro de la relación. El agujero contradecía la declaración de buenas intenciones que recogía el documento enviado por Banco Base a la CNMV. "Las cuentas anuales consolidadas [que no incluían la necesidad de 1.427 millones] muestran la imagen fiel del patrimonio, de la situación financiera, de los resultados y de los flujos de efectivo", se explicaba en el texto.
Decenas de propuestas
Todavía en febrero, a pesar del impacto en las cuentas, se intentó salvar un SIP que tenía ya comprometidos 1.493 millones de euros de la primera oleada del FROB. En el Consejo de Banco Base se estudiaron decenas de propuestas para intentar compensar el agujero. Se vieron todos los escenarios. Desde cambios de peso en el accionariado (40% para Cajastur y otro 27% para la CAM) hasta la mejor vía para desintoxicar a los alicantinos de su exposición al ladrillo. La decisión final pasó por una nueva petición de ayudas públicas. Otros 2.784 millones del FROB, estos con el añadido de introducir consejeros públicos dentro de la entidad, de los que unos 2.000 millones irían destinados a sanear la CAM.
Eso ponía al grupo al borde de la nacionalización. Ese riesgo, ayudado por un deterioro evidente de la relación con la CAM, convirtió en inviable la operación. La ruptura definitiva se cerró el pasado 30 de marzo cuando las asambleas de las tres cajas no traspasaron sus activos y pasivos a Banco Base, lo que sí hizo la CAM. Aquel Banco Base se transformó el viernes en Banco CAM. Un proyecto al que el supervisor busca dueño, mientras acepta inyectarle un total de 2.800 millones de los contribuyentes. |