El SIP (fusión virtual) liderado por CAM y Cajastur vuelve a correr el riesgo de descarrilar o, al menos, de retrasarse. Hace unos días, volvían a surgir discrepancias en la entidad alicantina sobre el reparto de poder. Y ahora aparecen nuevos obstáculos sindicales que han impedido la firma del pacto laboral en el que se recoge el imprescindible recorte de plantilla.
No obstante, todas las partes implicadas confían en que estos problemas se superen a tiempo para que la fusión -que dará lugar a la tercera caja de ahorros- esté lista antes de fin de año, la fecha tope impuesta por el Banco de España. "Todo el mundo tiene interés en que la operación se haga, ya que si se cae daría un mensaje desastroso a los mercados", opina una fuente involucrada en la operación. Ya en julio estuvo a punto de venirse abajo, y el gobernador Fernández Ordóñez tuvo que forzar a las dos entidades a seguir adelante.
Los nuevos problemas con los trabajadores suponen una sorpresa porque parecían estar resueltos. De hecho, el pasado 17 de noviembre se firmó un primer acuerdo entre la empresa y los sindicatos CCOO y CSIF, y ambas partes se emplazaron a desarrollar el acuerdo para su firma definitiva. El plazo vence esta semana, para que todo encaje en el calendario marcado por el Banco de España. Pero UGT y CSICA condicionaron su firma del acuerdo al desarrollo del documento, y ahora las posturas han vuelto a alejarse.
Fuentes de la mesa laboral indican que, en los contactos previos a esta negociación definitiva, "todo estaba perdido”. Ayer se reinició la mesa laboral después de una reunión maratoniana (acabó a las 2 de la mañana) el miércoles. Si no hay acuerdo, el SIP tendría grandes dificultades para estar terminado antes de Navidad.
Empresa y trabajadores habían pactado inicialmente un ajuste de plantilla que contemplaba principalmente prejubilaciones a partir de los 55 años, con un 90-95% de salario neto anual, y otra serie de medidas de reorganización de plantilla. Es decir, unas condiciones muy favorables para los trabajadores y que se han adoptado en otras integraciones como la de CatalunyaCaixa o la de las cajas gallegas. Pero las discrepancias se refieren al número de bajas, que serán 2.200 según la dirección y más de 3.000 según los sindicatos.
EL SIP que conforman CAM, Cajastur, Caja de Extremadura y Cajacantabria recibirá del FROB ayudas por valor de 1.493 millones de euros para acometer el proceso de integración. Parte de esos fondos están destinados a financiar el importante ajuste laboral y de capacidad productiva que precisan las entidades y el sector financiero en general, y que los expertos han situado entre el 25% y el 40% de la red de oficinas y de los servicios centrales.
Los problemas pueden trasladarse a Caja Madrid-Bancaja
La gran amenaza para el Banco de España es que los problemas laborales en el SIP de CAM, Cajastur, Caja Cantabria y Extremadura se trasladen al otro gran proceso de integración que todavía no ha alcanzado un acuerdo con los sindicatos: el que lideran Caja Madrid y Bancaja, que ayer aprobó la composición de su consejo.
De ahí que ambos procesos de integración estén siendo vigilados muy de cerca por el Banco de España, con un cruce constante de documentos, según las fuentes consultadas. El temor del supervisor es que un retroceso en uno de los dos genere un efecto contagio sobre el otro y haga caer las piezas clave de la reestructuración de las cajas de ahorros.
Por otro lado, las elecciones sindicales en las cajas, celebradas la semana pasada, se saldaron con una victoria clara de CCOO sobre UGT, lo cual ha radicalizado la postura de éste último, según las fuentes. Eso explica, al menos parcialmente, que UGT sea el más reticente a llegar a un acuerdo en las dos fusiones.