El banco catalán movilizó cientos de operarios para desmontar sucursales
DAVID NAVARRO ALICANTE
A pesar de que los empleados seguían atendiendo al público con toda la normalidad posible, las cajas de documentos apiladas sobre las mesas y los paneles publicitarios amontonados contra la pared dejaban claro que ayer no era un día cualquiera en la oficina del SabadellCAM de la avenida de Ramón y Cajal de Alicante. La sucursal era una de las 300 que la entidad clausuró de forma simultánea para cumplir con las exigencias de la Comisión Europea, que temía que el nuevo grupo acumulara demasiada cuota de mercado en la Comunidad Valenciana y Murcia tras la integración. Acostumbrados a los retos que suponen este tipo de operaciones, los responsables del banco catalán quisieron concentrar todo el esfuerzo en un solo fin de semana -"no queremos morir a pellizcos", dijo, muy gráficamente, su director general, Miquel Montes, para justificar la decisión- y organizaron una gran dispositivo que movilizó a cientos de operarios que ayer se dedicaron a recorrer todas estas oficinas para desmontarlas. En el argot de la entidad lo que se ejecutó fueron "fusiones" de sucursales, muchas de ellas tan cercanas unas de otras que el traslado de los expedientes y el material se realizaba a pie con una carretilla. Sólo era cuestión de cruzar la calle. Mientras, firmas especializadas se encargaban de desarmar los rótulos -o de cambiarlos, en el caso de las oficinas de SabadellAtlántico que se integraron en la red SabadellCAM- y también de poner a buen recaudo los cajeros automáticos y el resto de maquinaria. Para facilitar la tarea, las sucursales elegidas cerraron una hora antes. El trajín no pilló por sorpresa a los clientes que ya sabían que sus cuentas iban a cambiar de oficina. "Está al volver la esquina, para nosotros no supondrá un gran esfuerzo", señalaba José, un jubilado que acudió junto a su esposa a la citada sucursal y que sólo lamentaba "la pérdida de puestos de trabajo" que supondrán los cierres (Banco CAM aplicará un ERE que afectará a 1.251 trabajadores, aunque la mayoría saldrá con bajas pactadas). Otros, los que eran clientes del Sabadell y ahora se trasladarán a una oficina de la CAM, expresaban su temor a las "colas", acostumbrados a la relativa tranquilidad de las delegaciones del banco catalán que nada tiene que ver con la enorme afluencia diaria de personal que registran las sucursales de la antigua caja de ahorros.
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