Quedan poco más de sesenta días para que las entidades financieras españolas presenten sus posibles proyectos de fusión y, por tanto, para conocer de manera más precisa el nuevo mapa financiero español que se está fraguando; El día 31 de marzo tendremos un aperitivo porque las entidades deberán dar cuenta de los planes que han ideado para cumplir con los nuevos requerimientos de capital y de provisiones que exige el Gobierno; La revista “INVERSIÓN”, desde el viernes en su quiosco, analiza esta semana las repercusiones que estos movimientos tendrán sobre los accionistas, los bonistas y los clientes de las entidades que se fusionen,
23 de Marzo de 2012
Poco a poco ya se ha ido avanzando: el Sabadell resultó adjudicatario de la CAM, el Popular compró el Pastor y, desde la entrada en vigor del Real Decreto para la reforma financiera, BBVA ha movido ficha y se ha quedado con la catalana Unnim. Además, cada vez es más probable que CaixaBank se fusione con Banca Cívica.
De estas operaciones que ya se han realizado podemos extraer algunas conclusiones: gustan más que las que se realizan con ayudas, es decir, con esquema de protección de activos y cobertura de pérdidas por parte del Fondo de Garantía de Depósitos, esto es, las adjudicaciones de entidades controladas por el FROB (léase la CAM o Unnim) que las que se presupone que se realizarán sin ayudas, es decir, la fusión de CaixaBank con Banca Cívica, porque la entidad fuerte será la que tenga que asumir el coste de las nuevas provisiones exigidas. Aunque el proceso de fusión de Unicaja con Caja Duero-Caja España, con ayuda del Estado, puede suponer un favorable precedente para las próximas operaciones.
Pero también podemos extraer otra conclusión: la entidad absorbida, como lo fue el Pastor, puede registrar una fuerte subida. Sus accionistas pueden tener todas las de ganar.
Lo malo es que los expertos no se ponen de acuerdo: por un lado, hay algunos que opinan que lo mejor es aprovechar el proceso de fusiones invirtiendo en las entidades fuertes, en las depredadoras, porque ganarán cuota de mercado muy barato, lo que implica que los accionistas de las entidades débiles, las que necesiten una integración, no recibirán muy buen precio a cambio. Por otro lado, hay otros que consideran que los accionistas que más tienen que ganar son los de las entidades con problemas, porque recibirán un salvavidas por parte de las fuertes. En todo caso, invertir en Santander o BBVA conlleva más riesgo que hacerlo en Banca Cívica, por poner un ejemplo.
Por delante, las operaciones que los analistas ven más próximas son las adjudicaciones de Banco de Valencia, que podría quedarse Banco Mare Nostrum; Catalunya Caixa, que podría quedar en manos de BBVA; y Novagalicia Banco, que quiere seguir en solitario, por la que podría pujar el Sabadell, que intentó entrar en Galicia comprando el Pastor, aunque sin éxito.
BBVA parece haber entrado completamente en el proceso de fusiones. Santander, no. Y algunos analistas apuntan que podría no hacerlo, vista su estrategia de ganar cuota de mercado en el extranjero y no en España. ¿Podrían los inversores internacionales ver con mejores ojos a partir de ahora a Santander que a BBVA por esta razón? Es posible.
Aunque puede que el Santander se esté reservando para alguna pieza de caza mayor como... Bankia.
Popular y el Sabadell pueden haber cumplido por ahora. Y Bankinter sí podría entrar de alguna manera en esta carrera. También Kutxabank, que podría apostar por Banca Cívica: el encaje geográfico es perfecto.
¿Qué consecuencias pueden sufrir los bonistas? El efecto puede ser neutro o positivo sobre los bonistas. Pero sobre todo por el fuerte apoyo que ha recibido el sector financiero por parte del Banco Central Europeo, que ha quitado presión sobre la deuda financiera. El precio de los bonos ha subido. Y los analistas creen que este fenómeno continuará en los títulos de las grandes entidades, pero no de las más débiles. Y, además, hay que distinguir en función del tipo de emisión de la que se trate.
Así, las cédulas hipotecarias son los activos de renta fija bancaria más segura. Ni en el peor mundo de los imaginables se puede contemplar la posibilidad de un impago en este tipo de emisiones.
Los bonos senior serían los segundos activos bancarios menos perjudicados por las fusiones. Los inversores de estos productos han firmado un contrato con unas cláusulas concretas que no pueden cambiar aunque se realice una fusión entre entidades. Aunque lo recomendable es mantener los bonos a vencimiento, porque el mercado secundario es muy poco líquido.
Los pagarés bancarios tampoco tienen riesgo de impago ni de incumplimiento de contrato aunque la entidad emisora se vea inmersa en un proceso de fusión. En todo caso, también por cuestiones de iliquidez, no conviene sacar el dinero antes de tiempo, ya que se puede perder dinero. Ante todo, mucha calma.
El panorama es más complicado para los inversores con deuda subordinada o participaciones preferentes, títulos perpetuos y con baja liquidez. Algunas entidades han lanzado ofertas para canjear estos activos por acciones o bonos convertibles, pero aún quedan muchas emisiones en manos de pequeños inversores que pueden verse afectados por la falta de solvencia de sus entidades emisoras. En este caso, las fusiones sí pueden ser una salida para los ahorradores “pillados” en preferentes. Si una entidad más fuerte puede hacerse cargo de ellas, deberán volver a cobrar los intereses comprometidos.
¿Y los clientes? El dinero de los depósitos de los bancos españoles se encuentra protegido, hasta 100.000 euros por entidad y titular, en caso de insolvencia. Hasta ahora, cada banco era una sociedad mercantil diferente al adherirse al Fondo de Garantía. Pero cuando culmine el proceso de fusiones, diferentes marcas de bancos pueden estar integradas en una sola sociedad. En estos casos, el dinero de depósitos procedentes de diferentes bancos fusionados se integrará en una sola cuantía a la hora de calcular cuál es la cobertura que tienen esos clientes, aunque sus ahorros procedieran de entidades diferentes.
Imaginemos que CaixaBank se fusiona con Banca Cívica. Si tiene 100.000 euros en un depósito de CaixaBank y 30.000 en Banca Cívica, el Fondo de Garantía de Depósitos sólo le cubre por 100.000 euros, no por los 130.000.
|