Hoy La cúpula directiva de la caja tenía un documento que preveía pérdidas por 448,79 millones que ocultó tanto al Banco de España como a Cajastur, a los que les pasó unas cuentas ´alternativas´ con beneficios de 245,86 millones
JOAQUIM CLEMENTE.
VALENCIA. La sentencia en la por la demanda de la exdirectora general de CAM, María Dolores Amorós, contra su despido disciplinario ha desvelado nuevos episodios que demuestran hasta qué punto la cúpula de la caja de ahorros de Alicante era ya no solo consciente de la grave crisis de la entidad, sino que además manipuló las cuentas para ocultar las pérdidas que ya arrastraba en 2010 y que ocultó tanto al Banco de España como a los que iban a ser sus socios en Banco CAM.
En la extensa sentencia hecha pública ayer, que ocupa 67 folios, se relatan numerosas actividades supuestamente irregulares de la dirección de CAM, la mayoría ya conocidas por el expediente abierto por el Banco de España. Pero hay uno concreto que no había trascendido y que supone un salto cualitativo.
Entre las pruebas aportadas por los administradores del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) en el juicio para justificar la procedencia del despido de Amorós, constan una serie de correos electrónicos cruzados en enero de 2011 entre el jefe de control de riesgos de CAM, identificado en la sentencia solo con sus apellidos, Gadea Pérez, y el director general de Planificación y Control, Teófilo Sogorb, despedido precisamente la semana pasada, en los que se incluía "un informe interno y confidencial".
Ese documento recogía "una comparativa entre los presupuesto para dicho ejercicio [2011] según la previsión interna de la propia empresa, y los aportados al SIP [del que formaba parte entonces la CAM, junto a Cajastur, Caja Cantabria y Caja Extremadura]". Según relata la sentencia, "la previsión enviada al SIP ofrecía unos resultados del ejercicio consolidado de 245,86 millones de euros; mientras que la previsión interna arrojaba unas pérdidas de 448,79 millones de euros del grupo".
Este documento, cuya existencia no había trascendido, demostraría la teoría que llevó a Cajastur a forzar la ruptura de Banco Base, lo que, a la postre, acabó desembocando en la intervención de CAM por el Banco de España. La entidad que preside Manuel Menéndez empezó a sospechar que los resultados de la caja alicantina estaban falseados cuando elaboró los primeros resultados del grupo consolidado en enero de 2011. "Los datos aportados por CAM no encajaban y la opacidad que mostraban ante los intentos de aclarar las cuentas nos hizo sospechar", explicaron fuentes del ahora Liberbank a este periódico, que aseguraron que nunca supieron de la existencia de esa contabilidad oculta.
Hasta la fecha se sabía que el equipo directivo que encabezaron primero Roberto López Abad y después María Dolores Amorós, habían realizado operaciones ficticias para presentar unos resultados mejores de los que en realidad tenía la caja. El ‘informe interno confidencial´ que ahora se pone sobre la mesa evidencia que la cúpula de la entidad manejó intencionadamente datos falsos a sabiendas e intentaron engañar a Cajastur y al resto de socios en la fusión.
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