Los dos bancos que han iniciado la segunda oleada de fusiones, Sabadell y Popular (con CAM y Pastor, respectivamente) pueden respirar aliviados: tendrán dos años para provisionar la pérdida de valor de sus ladrillos que les va a exigir el Gobierno de Rajoy, aunque sus operaciones corporativas sean anteriores a la aprobación de la nueva norma, que se espera para las próximas semanas. Por el contrario, aquellos bancos y cajas que no se fusionen tendrán que hacerlo en un solo año, con un impacto terrorífico en sus cuentas de resultados.
En esa situación puede encontrarse La Caixa, que no podrá apuntarse como fusión la compra de Bankpime en septiembre del año pasado, según confirman fuentes del sector. Si quiere gozar de dos años para revalorizar sus ladrillos, tendrá que acometer otra operación; y como adelantó El Confidencial la semana pasada, la intención del Ejecutivo es que ésta sea la absorción de Bankia. Ninguna de las tres entidades quiso hacer comentarios a la espera de conocer oficialmente las medidas del Ejecutivo.
La Comisión Delegada de Asuntos Económicos avanzó la semana pasada en la concreción de la rebaja de valor de los inmuebles adjudicados de la banca, adelantada por este diario hace dos semanas. Una de las novedades fue que el plazo máximo de dos años para dotar esta provisión sólo será de aplicación a aquellas entidades que protagonicen integraciones; las que no lo hagan, tendrán sólo un año para asumir esa pérdida. E inmediatamente surgió la duda de si Sabadell y Popular, a pesar de haber realizado las dos primeras operaciones de este movimiento de concentración, se verían forzados a realizar otras para alargar este plazo.
La respuesta es que no, según fuentes cercanas a Economía. "Sería una enorme injusticia dejarles fuera de esta posibilidad simplemente por haberse adelantado a los deseos del Gobierno", sostiene una de las fuentes consultadas. "Ellos ya han protagonizado integraciones importantes y han solucionado papeletas como la CAM o el Pastor, así que pedirles nuevas integraciones sería demasiado", añade. No obstante, el banco que presideÁngel Ron se ha convertido en el gran favorito de la puja por Unnim que se está celebrando en estos momentos, y cuenta con el apoyo del Ejecutivo.
Por otro lado, ninguna de las dos operaciones se ha completado todavía. Sabadell no tomará el control de la caja alicantina hasta marzo, y Popular se encuentra ahora mismo en pleno proceso de OPA sobre el Pastor, que está condicionada a una aceptación del 75% del capital. Es previsible que ninguna de las dos adquisiciones se cierre antes de la aprobación de la norma sobre la reforma del sector financiero.
Si no se les permite provisional en dos años la depreciación de sus inmuebles, tanto Sabadell como Popular entrarían irremisiblemente en pérdidas este año, al igual que el resto de la banca puramente nacional. El Gobierno, consciente de este efecto, quiere utilizarlo para forzar a las entidades a acelerar su concentración si quieren evitarlas. De ahí que ofrezca la posibilidad de provisionar en dos años a aquellos que se fusionen y en uno a los que no lo hagan, de forma que sólo los bancos verdaderamente sólidos puedan librarse de operaciones corporativas.
Un hachazo para acelerar el proceso
El plan del ministerio de Luis de Guindos, alternativo al ´banco malo´, es obligar a las entidades a aplicar unos recortes en la valoración de sus activos adjudicados -no los créditos morosos- de entre el 30% y el 50% para las provisiones, y entre el 80% y el 100% para el suelo. Estos recortes se aplicarán sobre su valoración bruta en libros, y a ellos se aplicarán las provisiones dotadas para para activo por las entidades; la parte que falta por provisionar es la que tendrá que ser cubierta ahora en uno o dos años, con los beneficios del ejercicio o con el capital.
Las prisas del nuevo Ejecutivo por solucionar definitivamente el problema inmobiliario de la banca y por su nueva consolidación han forzado a los bancos a anticipar esta provisión a las cuentas de 2011, como hizo Banesto hace dos semanas, y a remitir posibles planes de fusión para gozar de dos años en vez de uno para sanear sus ladrillos.
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