La liquidez, el baremo fundamental
La gravísima situación de los mercados y el sector financiero ha provocado un giro radical de las pretensiones del Banco de España para vender la CAM, intervenida el 22 de julio; En el escenario actual, no podrá celebrar una subasta inversa basada en las garantías contra pérdidas (esquema de protección de activos, EPA) como la de CajaSur, sino que ha tenido que dar un cheque en blanco en este capítulo a los interesados. Ahora, los baremos fundamentales pasan a ser la recompra del capital que inyecte el FROB y, sobre todo, la liquidez que pida el comprador para hacer frente a los ingentes vencimientos de deuda de la entidad alicantina.
Como adelantó El Confidencial el 12 de septiembre, el Banco de España ha ofrecido a los potenciales compradores un EPA que cubre el 90% de todas las pérdidas que afloren en los activos más deteriorados de la CAM -básicamente crédito promotor y ladrillos adjudicados- en los próximos 10 años, salvo los primeros 2.500 millones, donde la cobertura es del 80%. Por tanto, ahí pueden aflorar todas las pérdidas que encuentre el comprador final, aunque lleguen a niveles tan poco probables como los 20.000 millones de los que ayer hablaba un diario nacional. Según varias fuentes que estuvieron en el data room que organizó Nomura antes de la intervención, el agujero (pérdida esperada no provisionada) alcanzaba los 3.000 millones.
Este EPA equivale a un cheque en blanco y se explica por el temor del supervisor que dirige Miguel Ángel Fernández Ordóñez a que no haya nadie interesado en la compra y que el Estado tenga que hacerse cargo de ella indefinidamente. Pero, al mismo tiempo, anula cualquier posible puja competitiva en este apartado, como la de CajaSur; en ese caso, ganó BBK porque pidió un EPA de sólo 292 millones pese a que la pérdida esperada alcanzaba los 1.300.
En consecuencia, los elementos decisorios de esta puja -si es que hay más de una oferta- deben ser otros. Según varias fuentes involucradas en el proceso, éstos serán la devolución de los 2.800 millones que aportará el FROB antes del día 30 y la línea de liquidez que pida el comprador. El primero de estos elementos parece una batalla perdida para el Banco de España, puesto que nadie está dispuesto a devolver ese dinero; y de hacerlo, sería con un valor tan bajo que podría considerarse testimonial, salvo en el poco probable caso de que haya una competencia de verdad por hacerse con la entidad.
Dejando aparte esa hipótesis, todo se centra en la liquidez, según las fuentes consultadas. El cuaderno de venta que Bank of America-Merrill Lynch ha repartido entre el sector financiero español ofrece una línea de liquidez inicial para el comprador también de 2.800 millones, pero permite que esa cantidad se amplíe si es necesario... para que alguien compre la caja.
Y probablemente sea necesario. La caja que presidía Modesto Crespo hasta su intervención ha sufrido una fuga de depósitos por unos 4.000 millones desde la ruptura de Banco Base (el proyecto de fusión con Cajastur, Cantabria y Extremadura) y afronta vencimientos por valor de más de 7.000 en lo que queda de 2011 y 2012. Una situación que no puede resolver por sí misma -nadie va a prestar dinero a la CAM en los mercados actuales- y que tampoco va a solucionar con facilidad cualquier entidad interesada dado el cierre de los mercados mayoristas.
Por tanto, será la que menos liquidez pida al Banco de España la que se lleve el gato al agua. Esta línea de liquidez será similar a la barra libre del BCE, sólo que aun plazo más largo: a tres años ampliable a cinco, según el citado cuaderno, y en unas condiciones de mercado, es decir, midswap (el equivalente al euribor a esos plazos) más el diferencial de la entidad ganadora.
¿Por qué hay tan poco interés en la CAM?
La principal razón por la que quedó desierta la subasta de la CAM organizada por Nomura antes de la intervención fue la falta del EPA, es decir, de garantías contra pérdidas, debido a que MAFO se negó a que se pudiera conceder en entidades no intervenidas. Ahora que sí hay EPA, aparentemente debería haber bastante interés, puesto que la CAM cuenta con una red muy atractiva y complementaria para varias entidades grandes y medianas. Sin embargo, eso era antes de la debacle financiera de este verano. Ahora todo ha cambiado, y no precisamente para mejor.
Ahora la falta de liquidez se ha hecho tan acuciante que las entidades están buscando cualquier fórmula para sacarla de debajo de las piedras: depósitos al 4% (Popular, Pastor) o incluso al 5% (CatalunyaCaixa), y el último grito, los pagarés de alta rentabilidad que permiten a los bancos evitar la penalización del Gobierno a los superdepósitos (Sabadell, Santander). En esa tesitura, asumir los monstruosos vencimientos de la CAM puede ser suicida para casi cualquiera.
Pero no se trata sólo de eso. El comprador de CAM, incluso Santander y BBVA, tendría que ampliar capital para absorber los 70.000 millones de su balance, a pesar de contar con EPA. Y en esa ampliación, el castigo de los mercados seria terrible: tendrían que colocarlas a un precio tan bajo que el coste de capital sería tremendo, imposible de rentabilizar con los niveles de ROE (rentabilidad sobre capital) que se esperan en un futuro previsible.
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