Con la aportación de 2800 millones de euros que va a efectuar el FROB, los administradores nombrados por el Banco de España calculan que la CAM elevará del actual 4,8 % al 11,8 % su volumen de capital, lo que implica que superará el mínimo de solvencia fijado por el supervisor. Fuentes financieras próximas a la negociación y conocedoras del proceso en el que se encuentra inmersa la misma aseguraron ayer a este diario que el principal problema de la caja, especialmente de cara a su inminente adjudicación, se encuentra en la liquidez, y eso que la intervención de la misma el pasado 22 de julio conllevó una aportación de 3.000 millones por parte del Banco de España. La entidad alicantina tiene previstos para el año que viene unos vencimientos de aproximadamente 5.000 millones de euros, un dinero que captó mediante distintos tipos de emisiones para financiar la concesión de créditos y que ahora debe devolver. Por lo visto, el principal problema es que no tiene liquidez suficiente para hacer frente a esos pagos. De ahí que las fuentes consultadas insistan en que ahí radica el principal problema de la caja, porque ¿quién va a poner esa enorme cantidad de dinero en un momento en que los mercados financieros están de nuevo muy cerca del cierre absoluto?. Dada su incapacidad para refinanciarse y obtener así la liquidez necesaria, porque, tras conocerse sus pérdidas, difícilmente encontrará un prestador, la CAM solo tiene dos vías: El Estado o su futuro comprador. Aunque diversos medios financieros apuntan que la caja vasca BBK y algunos bancos europeos, chinos y árabes podrían pujar por la caja, las citadas fuentes creen que ningún banco extranjero podrá convencer a sus accionistas de hacer una inversión en una entidad tan deteriorada como la CAM, y como la BBK está digiriendo la intervenida Cajasur, que se adjudicó, y prepara su fusión con las vascas Vital y Kutxa, las fuentes consultadas solo ven tres opciones viables, aunque se inclinan claramente por la tercera: BBVA, La Caixa y Santander. Pero la opción del banco presidido por Emilio Botín, deseoso de mejorar su red en el Mediterráneo, experto en fusiones y amigo de hacer un favor a este Gobierno -a diferencia del presidente del BBVA, Francisco González-, no saldrá barata. Vista la situación de la caja, el castigo que sufre la banca europea día tras día y la contracción de los mercados financieros, es casi seguro que el Santander exigirá una buena cobertura por parte del Estado para hacerse con la CAM, en su conjunto o troceada. La Caixa podría ser una alternativa, pero parece más centrada en pilotar su nuevo banco. |