El 29 de diciembre de 1989, el sindicato Comisiones Obreras puso en funcionamiento un sistema de ahorro privado denominado Plan de Pensiones Asociado de CCOO. Desde entonces, la central ofrece año tras año a sus afiliados la posibilidad de realizar aportaciones a dicho vehículo. Y lo mismo sucede con UGT.
No son fondos pertenecientes ni gestionados directamente por los sindicatos, ya que son planes asociados a una entidad financiera (BBVA), sino servicios externos que ofrecen a sus afiliados con una serie de ventajas en materia de costes, ahorro y con un marcado carácter social, según las fuentes sindicales consultadas. Pero llama poderosamente la atención que ofrezcan a los suyos en privado los mismos productos que demonizan en público.
Según reza el documento informativo del plan que oferta CCOO, disponible aquí, "pueden adherirse todos los afiliados al sindicato", siempre que realicen una aportación mínima de 240 euros al año. Desde CCOO recuerdan a los suyos que "este ahorro tiene beneficios fiscales", puesto que "las aportaciones que se hacen al plan de pensiones se desgravan de la base imponible en la declaración del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas".
Aunque el discurso oficial de CCOO es muy hostil con las entidades financieras y con la idea de potenciar los planes de pensiones privados, el sindicato ofrece este mismo esquema a sus socios con el gancho de cobrar comisiones más bajas por ser afiliado.
No es el único. UGT también ofrece a sus afiliados un Plan de Pensiones Asociado, cuya ventaja respecto a otros productos del mercado son sus bajas comisiones (del 0,3%, según los últimos datos publicados). Y ello, a pesar, una vez más, de sus reiteradas críticas a estos planes. Así lo publicitaba hace más de diez años: "El Plan de Pensiones de UGT, Nuestro Plan, es una oferta de servicios flexible, que se ajusta a las posibilidades económicas de cada afiliado [...] con una excelente rentabilidad".
Según especifica su web, "en el Fondo de Pensiones donde está integrado el Plan Asociado de la Unión General de Trabajadores, el enfoque de la ISR [criterios de gestión] se hace por medio de un método de integración de los criterios ASG (sociales, medioambientales y de buen gobierno), en la gestión de la renta variable europea y en la gestión de la renta fija (tanto pública como privada)". La última rentabilidad publicada, correspondiente a 2016, es del 2,67%.
En definitiva, los mismos que se ponen detrás de las pancartas de los jubilados en defensa de la Seguridad Social y en contra de la supuesta "privatización" del sistema, cuya naturaleza, según critican, beneficiaría a entidades financieras y aseguradoras en detrimento de los pensionistas, participan y fomentan los esquemas de ahorro privado entre sus afiliados.
Esta profunda hipocresía se suma a la del resto de la clase política. Prueba de ello es que la mayoría de los miembros de la Comisión del Pacto de Toledo, encargada del seguimiento del sistema de reparto y sus posibles reformas, también confían en el ahorro privado para asegurarse una jubilación de oro. Y lo mismo sucede con la cúpula del PSOE, empezando por su líder, Pedro Sánchez, al contar con planes privados de pensiones.
Políticos y sindicalistas insisten en que la pensión pública está garantizada y que la población debe confiar en la Seguridad Social, pero, a diferencia, de millones de españoles cuya alta fiscalidad limita sus posibilidades de ahorro, se van fabricando su particular complemento privado...