Juan Manuel Urgoiti (
en la imagen) es un profesional de reconocido prestigio, sobre todo en el sector financiero. En 1962 comenzó a trabajar en el Banco de Vizcaya, donde llegó a ser director general a finales de los años setenta y consejero delegado en 1986. Tras la fusión con el Banco de Bilbao pasó a ser consejero delegado del BBV.
Despúes de dejar el banco vasco -principios de los años noventa- ocupó diversos puestos en entidades financieras como Ahorrobank, Banco de Crédito Canario o Banco Occidental. Fue entonces cuando fue nombrado, por primera vez, como consejero independiente de Inditex. También fue presidente del Banco Gallego, vicepresidente de Acciona y, en 2013, presidente de Pescanova. ¿Por qué contamos esto? Para que los jóvenes y no tan jóvenes sepan de quién estamos hablando.
Y es que Urgoiti, junto a los minoritarios del Banco Gallego reclaman al Frob 80 millones de euros. Por eso, han interpuesto una demanda por la vía contencioso administrativa ante al Audiencia Nacional, demanda que no hay que confundir con las ya desestimadas por el Juzgado de lo Mercantil número 1 de A Coruña, en 2014.
El caso es que los demandantes consideran que en el Banco Gallego no todo era malo. Por el contrario, defienden que la entidad tenía unas plusvalías latentes de hasta 200 millones de euros. Plusvalías que se fueron al garete con la operación acordeón llevada a cabo por el Frob y por la que se redujo el capital a cero y, de manera simultánea, se amplió en 170 millones, de los que el Frob aportó 80. Tras esa operación, NCG Banco –titular del 49% del Gallego-, pasó a controlar el 99,95% de la entidad, mientras que los minoritarios lo perdieron todo.
Aquello sucedió en enero de 2013. Tres meses después, en abril de ese mismo año, el Frobadjudicó la entidad al Sabadell por la simbólica cantidad de un euro, tras un proceso de subasta y, lo que es más importante, tras una inyección de capital adicional de 245 millones de euros.
Además de esos 80 millones de euros, los minoritarios aseguran que, como accionistas, deberían tener derecho al 15% del patrimonio del banco, circunstancia que no fue tenida en cuenta por el Frob. En definitiva, los demandantes consideran que la operación acordeón sólo benefició al nuevo dueño del Gallego, esto es, al Sabadell. Asimismo, sostienen que todo se hizo ‘manu militari’ o, si lo prefieren, sin posibilidad de réplica.
Todo esto tiene su importancia y trasciende al propio Banco Gallego. Y es que, si la reclamación tiene éxito, al futuro gobierno le podría caer una cascada de demandas de directivos y minoritarios de las entidades nacionalizadas como, por ejemplo, Banco de Valencia y Catalunya Banc, entre otras.
Y ojo, porque Urgoiti y los minoritarios cuentan con un precedente a su favor: las inmobiliarias del Gallego, Gest Madrigal y Verum Inmobiliaria, le ganaron el pulso a la Sareb por unos activos transferidos al ‘banco malo’ que no procedían de adjudicaciones ni de daciones en pago. No entraban, por decirlo así, en el perímetro establecido para su traspaso a la Sareb. Al final, las partes llegaron a un acuerdo y el ‘banco malo’ les devolvió esos activos. El caso que ahora nos ocupa no es igual, pero guarda cierta similitud.