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La prensa recoge ya los datos del preacuerdo, que es de gran importancia. Esos 4.500 despidos son 400 menos de los inicialmente previstos por la entidad. Los 30 días por año trabajado, por encima de los 20 días que se corresponderían con la reforma laboral, son una gran noticia para los trabajadores, pero lo es mucho más que el límite máximo alcance los 22 meses para las bajas voluntarias, y no el año que prevé la reforma laboral. Las cajas fusionadas contaban con una parte importante de los trabajadores con largos años en plantilla, por lo que muchos se verán beneficiados.

De aquí a un año la economía estará recuperándose. El empleo lo hará, probablemente, a partir de abril. El sector financiero es de los primeros que se recuperará. Y los trabajadores con esa formación y experiencia pueden encontrar acomodo en otras empresas aunque no sean financieras. Las dificultades de encontrar empleo están en que las bajas voluntarias incentivadas se centrarán en los trabajadores con mayor edad, y por tanto con mayor dificultad para encontrar empleo. Y, asimismo, en que el tradicional horario de la banca no tiene parangón en el resto de la economía. Pero el propio plan prevé hacer un esfuerzo para recolocar a quienes pierdan su trabajo, aunque para ello algunos tendrán que estar dispuestos a cambiar de residencia.

Esta reducción de la plantilla se da la mano con el proceso de limpieza del balance de Bankia, en línea con lo que hacen otras entidades, como CAM, CatalunyaCaixa o BNG. Junto con Bankia, estas entidades nacionalizadas vendieron en 2012 cerca de 40.000 activos inmobiliarios, por un importe de 5.000 millones de euros. Estas entidades han acelerado la venta porque los activos que entreguen a la Sareb se venderán, probablemente, con un mayor descuento.

En el caso de Bankia, la entidad ha vendido más de 5.600 propiedades, en un proceso de enajenamiento que se ha acelerado a finales de año. Las ventas han alcanzado 1.600 millones de euros.

Bankia es el resultado de la fusión, o casi cabría decir de la colisión, de siete entidades. Principalmente de dos: Caja Madrid y Bancaja. Las dos entidades tenían una situación financiera complicada, por la incidencia de la crisis financiera y de la gestión politizada y poco profesional que aquejaba la mayoría de las cajas, aunque no a todas. Pero Bancaja estaba en peor situación. La estrategia del Banco de España, es decir, de MAFO, de unir dos cajas grandes con problemas, creó un problema mucho mayor. Además forzó a Caja Madrid a aceptar a su socio, y le ocultó su verdadera situación. Salió a Bolsa, milagrosamente, sin que el público conociera del todo cuál era la solvencia de la nueva entidad. Y lo que está haciendo ahora es purgar las malas inversiones, reducir su tamaño en plantilla y red comercial, todo para alcanzar una solvencia y un tamaño que le permita sobrevivir en el mercado y, quién sabe, quizás volver a ser un rival para los grandes bancos españoles.

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