Con una morosidad de casi el 9% a junio y dos decretos de saneamiento del sector en tres meses que fuerzan a un sacrificio en dotaciones extraordinario, cuantificado en 84.000 millones de euros, los beneficios de la banca española han sufrido un duro golpe.
A mitad de año, las caídas en beneficio van desde el 51% en el caso de Banco Santander hasta el 88% en el de Banesto, sin contar con las entidades que están en pérdidas. CaixaBank, con una caída del beneficio del 80%; Popular, con el 42%; y Banco Sabadell, con el 45% confirman la tendencia.
El decreto de 11 de mayo contemplaba, además, la creación de los polémicos bancos malos, entidades a las que aportar los activos dañados. El primero en mover ficha ha sido Sabadell, ya en categoría de banco sistémico tras su adquisición de CAM.
Si ya con el decreto de febrero era evidente que 2012 sería un ejercicio de saneamiento, la crisis de Bankia y el decreto de mayo han exacerbado el importe de la limpieza necesaria, real o cautelar. Y la limpieza se está haciendo con claridad y determinación. Evidentemente, tendría que haberse hecho antes.
Y debería haberse separado la situación de la gran banca, en conjunto fuerte, con la de aquellas cajas de ahorros que han enfangado al sector. Ahora bien: las perspectivas para la economía española son también negativas para 2013 y algunos se atreven a estimar caídas del PIB en el entorno del 1,5%. Y ello no va a dar tregua a la banca, que seguirá afrontado un panorama muy complejo, aunque quizás menos complicado en el lado de la financiación si Europa hace finalmente sus deberes. Y los 100.000 millones del rescate dan pie a un moderado optimismo.
El efecto en valoración ha sido devastador y las cotizaciones están por los suelos, pero esto ahora no es lo esencial. Todo lo que baja sube si es que el fundamento es el correcto. Y algunos de nuestros bancos tienen muy buenos fundamentos. Es más, la gran banca, con Santander, BBVA y CaixaBank a la cabeza, puede y debe demostrar que el sector puede volver a donde debe estar. Probablemente, y lejos nuestra intención de ser voluntaristas, hayamos pasado un cierto Rubicón. Hay mucho trabajo por delante, pero también grandes lecciones aprendidas.
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