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Los nuevos gestores tienen prisa por darle la vuelta al negocio de Banco CAM no solo para recobrar la confianza de los clientes y trabajadores, sino también para recuperar parte del dinero que lastraba la cuenta de resultados. Hasta el último euro. De hecho, el director general de Banco Sabadell, y futuro máximo responsable de Banco CAM, Miquel Montes, aseguró a un nutrido grupo de empresarios a los que se presentó anteayer en la escuela de negocios Fundesem que se va a reducir un 40% los gastos de estructura general de la entidad alicantina cuando finalice el proceso de integración, a más tardar en diciembre de este mismo año.

Utilizando la experiencia que acumula el Santander en otras ocho operaciones de fusión desde el año 95 y aprovechando la plataforma tecnológica del Sabadell, los nuevos gestores quieren aplicar la máxima del negocio independiente y de prestar el mismo dinero que se toma en préstamo, justo el contrario de lo que hizo el antiguo equipo directivo de CAM: «Vamos a introducir otra vez la cultura del Sabadell, porque CAM se excedió en varios volúmenes», dijo Montes.

Uno de los factores que tiene «mucha relevancia» en el proceso de integración es su coste. Por ello, la reducción de costes es esencial. «Vamos a lograr que el 40% de los costes que soportaba CAM desaparezcan al finalizar la operación». Cuando Sabadell absorbió el Banco Atlántico el ahorro de costes fue del 37% y del 42% en el proceso de absorción del Banco Guipuzcoano.

Montes hizo un repaso a sus anteriores operaciones de fusión y concluyó que el principal ahorro de costes generales sigue residiendo en las bajas incentivadas de trabajadores y las indemnizaciones a trabajadores por despido improcedente. Sin embargo, elevó casi al mismo rango el pago de indemnizaciones por lo que denominó «liberar locales». Es decir, muchas de las oficinas que tiene CAM en zonas de expansión, como en las grandes capitales Madrid, Barcelona o Sevilla, además en calles de elevadas rentas, van a ser cerradas, siguiendo el guión de potenciar el negocio en los territorios naturales e históricos, tanto para particulares como para empresas y pymes.

Esta estrategia obliga ahora a los gestores del Sabadell a renegociar con inversores institucionales, muchos de ellos propietarios de las oficinas, para suspender el contrato de arrendamiento. En muchos casos, es a veinte años, lo que obliga a pagar fuertes indemnizaciones en forma de penalización, «porque CAM tiene mucha antigüedad desde el punto de vista inmobiliario», explicó Montes. Asegura que Sabadell realizó un proceso similar en el año 2008 y obtuvo grandes plusvalías.

Es por ello que el 80% de los cierres de oficinas (930 tiene ahora CAM y se quedarán en 600 en Alicante, Murcia, Valencia, Castellón e Islas Baleares) se concentrarán en las áreas de expansión. Incluido el municipio de Villaviciosa, en Asturias, famoso por la producción de sidra, donde CAM abrió hace apenas tres años una oficina en un bloque de viviendas de nueva construcción. Son tanto las oficinas de rentas altas propiedad de inversores, como las de municipios como Villaviciosa, con poco más de 1.000 habitantes, las que se clausurarán. «Hay oficinas muy recientes y con muy pocos clientes, algunos de los cuales son acreditados con situación de mora, por eso me duele llamarles clientes», explicó Miquel Montes. La agresividad comercial que quiere imprimir Sabadell quedó reflejada en las cifras aportadas por Montes. No sólo recuperar el 60% del dinero fugado en este año y medio de CAM (unos 3.500 de los 6.500 millones retirados), sino sobre todo parte de los cien mil clientes huidos en territorio ´amigo´. En la integración del Guipuzcoano, Sabadell recuperó algunas semanas 9.000 clientes. Proyecta la misma cifra para el caso de Banco CAM.

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