- • La segunda coincidirá con el fin de las provisiones genéricas y la definitiva será en unos cinco años
- • La primera fase ha arrancado ya, auspiciada por autonomías que no quieren uniones interregionales
PABLO ALLENDESALAZAR MADRID
El baile ha empezado ya, pero, como vaticinó la vicepresidenta Elena Salgado, la música no dejará de sonar hasta dentro de «varios años». La aprobación por parte del Gobierno en junio pasado junio del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) ha dado el pistoletazo de salida a las fusiones de cajas de ahorro. El proceso, según varias fuentes del sector, durará de cinco a siete años y se desarrollará en tres fases. La primera oleada ha comenzado ya y está auspiciada por autonomías que no quieren que sus entidades caigan en manos de cajas de otras regiones. Los gobiernos progresistas de Catalunya y Andalucía han sido los primeros en mover ficha. La Junta, que persigue desde hace años la creación de una gran caja regional (o incluso una caja única), ha promovido la unión de la malagueña Unicaja, la cordobesa Cajasur y Caja Jaén, primera fusión confirmada. Aunque no están tan avanzadas, otras comunidades están promoviendo operaciones similares. Es el caso de Castilla y León, que tras el fracasado intento de crear una caja única apuesta ahora por la unión de Caja Duero y Caja España, a las que podrían sumarse Caja Burgos y Caja Círculo. Extremadura estudia la unión de las dos cajas de la comunidad, a las que se vincula también con la sevillana Cajasol. Pero al Gobierno andaluz no le gusta.
COMPETENCIA / Detrás de estos movimientos está el deseo de las autonomías de no perder influencia en estas entidades semipúblicas, decisivas para la financiación de sus respectivas regiones. Argumentan, además, que estas uniones permiten mayores ahorros de costes, ya que las redes se solapan más. De entrada, han logrado que el Gobierno desista de reformar la ley de cajas, como le pedían las propias entidades, para reducir el peso político en sus órganos de gobierno y trasladar la competencia de aprobar las fusiones desde los ejecutivos autonómicos al Banco de España. Su problema es que, en caso de intervención, la competencia pasaría al regulador financiero, que se ha declarado partidario de las fusiones entre cajas de distintas comunidades (mayor expansión territorial implica menor concentración de riesgos). Para evitarlo, las autonomías impulsan fusiones intrarregionales para fortalecer a sus entidades.
ALERTAS / La segunda fase se iniciará cuando se acaben las huchas de las provisiones genéricas y el incremento de la morosidad empiece a deteriorar directamente los resultados. Es algo previsto para dentro de más o menos un año. A muchas entidades se le encenderán entonces las luces rojas y deberán buscar una fusión, bien por iniciativa propia, bien obligadas por el Banco de España. Puede incluso que haya intervenciones, como la de Caja Castilla La Mancha, y que sea el regulador directamente quien decida. Las entidades más solventes, como Ibercaja o BBK, saben que pueden ser llamadas entonces a acudir al rescate de alguna caja en apuros. La tercera fase tendrá lugar en unos cinco años y dependerá de cómo salga España de la crisis y de los cambios legislativos que pueda haber. Si, como es previsible, la recuperación es lenta, las entidades supervivientes deberán unirse. Según los expertos, de las 45 cajas actuales se podría pasar a entre 10 y 15. |