Mientras la ex cúpula de la caja dejaba a cero su cartera de cuotas, la ex directora general presionaba a su plantilla, un mes antes de la intervención, a la compra de este producto; Algunos trabajadores llegaron a gastar toda su paga de verano en la compra de cuotas, que actualmente no valen nada
La CAM se tambaleaba, allá por junio pasado, con la intervención del Banco de España en un horizonte cercano; Desde los despachos, la ex cúpula de la CAM abandonaba el barco de la caja desinvirtiendo a marchas forzadas en sus cuotas participativas; Fuera de ellos, el dicurso de María Dolores Amorós, ex directora general, y del resto de directivos hacia los trabajadores era totalmente opuesto. "La confianza a los clientes tiene que venir desde dentro. Por eso, hay que decirles a los trabajadores que compren más cuotas. La CAM les necesita ahora más que nunca", comentaba esos días Amorós, según cuentan testigos de alguna de estas arengas.
Lo que en un principio fue un intento por fomentar la inversión en las cuotas participativas acabó degenerando en un acoso y derribo hacia los trabajadores para que aumentasen su cuota en este producto financiero. Casi a diario, algunos directores de zona "invitaban" a la plantilla a adquirir más cuotas para evitar la pérdida de valor en bolsa. Muchos de los trabajadores, para evitar ese acoso, se embarcaron en inversiones que ahora son ruinosas.
Los empleados en sucursales llegaron a invertir sus nóminas en comprar títulos de la entidad hasta alcanzar un 3,5% de las emisiones. Algunos de ellos, destinaron íntegramente la paga de verano en la compra de cuotas, mientras que otros canjearon parte de sus nóminas en este producto, similar a las acciones de los bancos que dan derecho a una teórica participación en los beneficios y otros derechos económicos de las cajas.
Cada trabajador de la CAM, al formar parte de la plantilla, recibía por parte de la entidad 600 euros en cuotas participativas. Un gesto para que los trabajadores se sintieran más identificados con el proyecto al ser accionistas de la caja. Precisamente, este fue el argumento moral que utilizaron los ex directivos a la plantilla durante todo el verano hasta su intervención el 22 de julio.
Frente al 0,0% que oficialmente posee, en la actualidad, la cúpula de la CAM, 32 millones de cuotas participativas fueron vendidas a pequeños ahorradores y clientes minoristas. 50.000 inversores llegaron a pagar 292 millones de euros a la CAM por un producto que –cuando fue suspendido de cotización—valía 67 millones y que quedará reducido a cero cuando vuelva a cotizar. El pasado jueves, la caja alicantina confirmó que las cuotas tendrán valor cero tras la operación acordeón que se realizará previa a la venta del Sabadell por un euro. |