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Presidente de la CAM desde abril de 1983 a febrero de 1998, Román Bono sentó durante su mandato las bases del crecimiento de la entidad alicantina, que llegó a ser la cuarta de España en volumen de negocio y la tercera en beneficios; Ahora contempla con ira y estupefacción la situación en que se encuentra Caja Mediterráneo, intervenida por el Banco de España y con unas pérdidas de enero a junio de 1.136 millones. Advierte de que para Alicante va ser duro seguir adelante sin la CAM y responsabiliza a políticos, gestores y supervisores de su hundimiento.

JAVIER IZQUIERDO ¿Qué pierde Alicante con la caída de la CAM?
Un valor muy importante que ha tenido durante muchísimos años. La CAM ha sido el punto de referencia para todo: financiero, cultural, motor de los proyectos económicos... Apetece poco hablar de esto porque verdaderamente es una tristeza. Como casi todos, paso de la estupefacción a la ira y por todos los estados intermedios. En mi caso particular, además y por lo que he sido en la CAM, es difícil poner distancia, que sería lo necesario, porque la noto como propia. Primero, por vinculación familiar: mi padre fue 20 años presidente de la Caja del Sureste. Segundo, porque en el caso particular de la Caja de Ahorros del Mediterráneo -y con ese nombre yo estuve en el alumbramiento de la caja- lo siento como algo muy mío. Creo que es una enorme pérdida. No se me ocurre nada que sea muy positivo sobre la situación por la que atraviesa la CAM, pero me gustaría por lo menos solidarizarme con los empleados de la entidad en estos momentos amargos y desear que salga una solución que permita por lo menos conservar el nombre y los puestos de trabajo. Con ello nos podemos dar con un canto en los dientes.
¿Es a lo máximo a que podemos aspirar?
Sinceramente, creo que sí. Es algo doloroso para alguien como yo, pero en el momento actual no me hago demasiadas ilusiones.
¿Se puede cuantificar el impacto de la pérdida de la CAM?
No sabría decir, pero desde luego va a ser para nosotros mucho más difícil salir de la crisis.
Durante su etapa como presidente de la CAM se sentaron las bases de una entidad que ha llegado a ser la cuarta de España en volumen de negocio y la tercera en beneficios ¿Ha podido influir en lo que ahora está pasando la ley de cajas que hizo el Gobierno de Zaplana y que supuso la politización de la entidad al dar el control de facto a la Generalitat?
Eso que dice es cierto, pero no ha sido sólo en esta comunidad. Los gobiernos autonómicos legislaron en torno al año 1997 en el mismo sentido: atribuirse el partido del gobierno la mayoría absoluta en las entidades que estaban en su territorio. Tanto fue así que me parece recordar que tuvieron que modificar las leyes porque tenían tal mayoría que las cajas se convertían casi en bancos públicos. Pero sí, todo el mundo sabe que han tenido mayoría absoluta para hacer y deshacer lo que han querido. El resultado, tanto aquí como en el resto de España, y a la vista de lo que ha sucedido, es que los gobiernos autónomos no han sido unos buenos gestores.
Bueno, pero a todas las cajas no les ha ido igual...
Es verdad. Las comunidades autónomas legislaron, yo creo, prácticamente todas en la misma dirección. Sin embargo, las ha habido que han usado más sensatamente su poder. En el mercado están Ibercaja, la Caja de Murcia, Unicaja... entidades en las que no se cambiaban con la misma alegría que aquí a los equipos si las cosas iban bien. Ha habido una forma de ejercer el poder que no ha sido la misma en todas las partes.
¿Esa forma, entiendo por sus palabras que intervencionista, de ejercer el poder en la CAM, pudo romper la línea de profesionalidad que hasta entonces llevaba la entidad alicantina?
Claro. Antes había unos equilibrios muy sutiles. Nadie ignoraba a los gobiernos autonómicos porque entre otras cosas tenían funciones de control sobre las cajas establecidas por ley, pero una cosa es eso y otra que el gobierno de turno pueda poner y quitar a quien quiera a su antojo. Eso es lo que ocurrió a partir del año 97. En la caja nuestra, además, se rompió otro equilibrio que se había mantenido hasta entonces exquisitamente: el equilibrio entre dos comunidades. Hay que recordar que la caja anterior a Caja Mediterráneo se llamaba Caja de Ahorros de Alicante y Murcia. Todo eso se rompió con la nueva legislación, que atribuyó todos los poderes a la comunidad donde estuviese la sede social. Ha habido un efecto pernicioso añadido y es que las fusiones entre entidades de distintas comunidades se hicieron inviables a partir del momento en que la ley atribuía todas las competencias a la comunidad donde se situara la sede social. A partir de ahí, se cerró la posibilidad de discusión porque quién iba a estar dispuesto a ceder la sede social si eso significaba ceder todo el poder.
¿Cree que el papel financiador de las políticas autonómicas que ha jugado también la CAM ha podido contribuir a su mala situación actual?
El Consell siempre ha sido un magnífico cliente, aunque hoy en día quizá los números hablen peor, pero yo recuerdo que había pugnas por quedarse las cuentas de la Generalitat. Otra cuestión distinta es que se tenga la tentación de disponer a tu antojo. Eso es fuerte.
¿Y es eso lo que ha sucedido?
Yo me atrevería a decir que sí. Cuando se pierden los criterios profesionales, cuando empiezan a fundamentarse las decisiones en otras motivaciones, estás poniendo en peligro las entidades.
La crisis ha llevado a un proceso de reordenación del sector financiero en España, ¿no le parece una paradoja que una CAM intervenida por la Generalitat y usada a su antojo se haya encontrado tan desasistida políticamente a la hora de buscar compañeros de viaje?
Desde fuera suena a lo que usted está diciendo. Parece que ha habido más interés en tener el poder que preocupación por el futuro de la CAM. Es lo que se percibe desde fuera. No tengo elementos para verlo desde dentro pero sí que suena a eso, sí.
¿Usted entiende lo que ha podido pasar con la CAM, que en seis meses ha pasado de declarar beneficios a reconocer pérdidas por 1.136 millones de euros entre enero y junio de este año?
Hace seis meses la CAM estaba sometida a un proceso de fusión fría con otras entidades y en esas condiciones el Banco de España autorizaba a que las provisiones que había que hacer por créditos dudosos se hicieran contra reservas, no contra los resultados. Eso justificaría que una vez que se ha quitado el paraguas de la fusión fría hayan aflorado las pérdidas.
Pero en seis meses...
Sí, claro, ese es un periodo muy corto de tiempo. Lo que puedo decir es que en 2001 cuando hubo un cambio en la dirección general de la caja, el director saliente se tomó mucho interés en que se explicitara la situación que había en aquel momento. Aparte de lo que reflejaban los balances, entonces había unas plusvalías latentes por valor de dos mil millones de euros. La cuarta caja del país y tercera por beneficios, tenía unas reservas blancas de dos mil millones de euros. Bueno, en este periodo hemos pasado, grosso modo, de mas dos mil a menos tres mil, que es lo que ha tenido que poner el FROB. Son cinco mil millones de euros, que es mucho dinero.
¿Y quién es el responsable de esto, el consejo de administración, la cúpula directiva de la CAM?
Eso Dios dirá...
¿Dios?
Bueno, Dios no. Si hay responsabilidades que depurar, yo me imagino que se depurarán. No tengo datos. Lo que sí parece ser es que he oído a antiguos miembros del consejo quejarse de la calidad de la información que se les ha suministrado. No puedo decir más.
¿Y el Banco de España? ¿Se puede decir que ha hecho dejación de su obligación de control?
El Banco de España, si es cierto lo que se ha estado diciendo, tiene desde hace dos años una inspección permanente en la CAM. Lo cual es ya todo un síntoma. Mantener a una caja en observación permanente no es tranquilizador. Ahora, si esta inspección podría haber detectado algo, no sé. En la época en que yo era presidente de la CAM, el control del Banco de España era férreo y antes de aprobar los resultados de una entidad tenías que pasar una serie de pruebas importantes y cualquier dotación que hubiera que hacer había que hacerla a costa de disminuir los resultados del año. La entidad no puede haber publicado sus resultados sin el permiso del Banco de España. Eso está claro.
¿Cómo interpreta las palabras del gobernador del Banco de España en alusión a la CAM, y en las que manifestó que era lo peor de lo peor, en el momento en que la entidad alicantina está buscando un comprador que garantice su viabilidad futura?
Hay que suponer que Fernández Ordóñez tiene información que no está al alcance de nadie más. De todas formas, el tono empleado está más próximo al lenguaje fresco de un mercado de verduras que al de un gobernador. No me imagino a ninguno de los gobernadores que he conocido diciendo cosas así. Parece como si, al reconocer que varias otras entidades también tenían problemas muy serios, se quiera cargar las tintas en el caso de la CAM. Tal vez hubiera sido preferible ahondar en aspectos de la supervisión del Banco de España que no han sido muy comprendidos. El momento elegido, con la CAM en venta, tampoco parece el más adecuado.
¿Algo de responsabilidad en lo sucedido en la CAM tendrá también el Instituto Valenciano de Finanzas?
El IVF tiene atribuidas también facultades de control sobre las cajas de sus territorios. No sé cómo habrá ejercido sus facultades, pero tenerlas las tiene.
Y los empresarios que han llevado a la CAM a cuotas de impagados del 19% ¿Son responsables de algo de lo sucedido?
Si a un empresario le va mal el negocio y no puede pagar, bastante tiene con lo que le está pasando. En todo caso, el control de riesgos es responsabilidad de la CAM.
¿Cómo valora las medidas disciplinarias que el Banco de España ha tomado contra la exdirectora general de la CAM, María Dolores Amorós, y la investigación abierta a otros directivos?
Es muy preocupante que los que tienen toda la información adopten medidas tan duras. Si los hechos son ciertos, apuntan a un "sálvese quien pueda" que sería poco decoroso frente a las tribulaciones que tiene que soportar la plantilla en general. En cualquier caso, España es un estado de derecho y la presunción de inocencia no se puede ignorar.
Cuando la CAM buscaba socios ¿pudieron primar personalismos de miembros del consejo y de la dirección sobre los intereses de la caja?
Es cierto que lo que sí ha llamado la atención es que tres días antes de producirse la intervención, en el consejo había una especie de lucha por los puestos que iban a tener en el Banco CAM. No cabe la menor duda de que cuanto menos había un cierto divorcio entre la realidad que manejaban y la auténtica realidad. Estaban en una especie de universo virtual.

¿Cree que pudo haber una campaña de desprestigio hacia la CAM cuando la entidad alicantina buscaba fusionarse con otras cajas de España?
Hubo voces mal intencionadas que se dedicaron a decir que si que la CAM estaba fatal, que la gente debía de llevar cuidado donde ponía su dinero... Eso, si era verdad para el caso de la CAM lo era también para muchas otras cajas. Cabe la duda de cómo saldrían otras cajas si se las sometiera al mismo proceso de revisión de cuentas que ahora le está haciendo a la CAM el FROB. Ha habido, efectivamente, un cierto ensañamiento con la CAM.
¿Con algún fin?
La guerra de pasivo es la que es. Ha sido una operación muy miope porque se han tirado piedras contra el sistema en su conjunto.
Eso no quita que se hayan cometido algunos errores de bulto tanto en la gestión como en las inversiones realizadas durante los últimos años.
Eso es evidente. Los resultados cantan. Ha habido errores seguro. Las cosas, seguramente, se podían haber gestionado mejor.
¿Le preocupa lo que pueda pasar con la Obra Social?
Claro que sí. No sé qué valor se le atribuirá a la Fundación CAM cuando termine el proceso de subasta, pero ojalá que ese porcentaje dé para sufragar la Obra Social. No veo, no obstante, muchas posibilidades dada la situación económica de la CAM.

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