El ‘hombre fuerte’ es Francisco Martínez, que es quien pilotaba antes la gestión financiera y las participaciones no inmobiliarias de la caja
El Banco de España ha entrado en CAM y, tras sustituir al consejo y destituir a al directora general, acaba de elaborar un nuevo organigrama. Esta distribución de tareas funcionará mientras el Frob siga dirigiendo los destinos del Banco CAM y en tanto la entidad no sea vendida a un nuevo propietario, por lo que, según las intenciones del supervisor, su trayectoria debería ser breve.
Para estas responsabilidades transitorias los administradores de la antigua Caja del Mediterráneo no han hecho ni un solo fichaje. Han recurrido a las mismas personas que ya estaban llevando las riendas de la entidad desde hace tiempo, incluidas las que se encontraban al frente de las áreas más controvertidas. Tampoco se ha reducido el número de áreas y departamentos; simplemente se ha realizado una redistribución.
Mano derecha El principal peso directivo, dependiendo directamente de los interventores del Frob, lo asume Francisco Martínez como director de Gestión de Activos. Este directivo procede del equipo de la anterior directora general, María Dolores Amorós, y hasta ahora era el responsable de la gestión financiera –tesorería– y de las participaciones empresariales de CAM, exceptuando las inmobiliarias.
No existen ya las figuras de director general ni de director general adjunto, puesto que ocupaba Agustín Llorca, cuya prejubilación se anunció el mismo día de la intervención de la caja, unas horas antes. Al frente del área de Participaciones Inmobiliarias no se realizan cambios, ya que ese departamento continuará dirigido por Javier García del Río.
La exposición de la caja en el negocio inmobiliario, y en especial la vinculación en empresas promotoras, ha sido una de las claves que echaron atrás a potenciales aspirantes a hacerse con la caja antes de la intervención. Otra sección que no cambia es la asesoría jurídica, cuya dirección continúa en manos de Nicolás Muñoz. En la nueva organización de CAM ya no hay una dirección de Recursos Humanos.
Ese departamento estaba encabezado por Bernardo Chuliá, anteriormente director territorial para Valencia. Chuliá continúa en el staff de Banco CAM, pero ahora se sitúa al frente de la dirección de Medios, que deja Juan Carlos Server, quien sí desaparece de organigrama.
Gana importancia el departamento de Recuperaciones –centrado en la disminución de la morosidad en la entidad–, que anteriormente estaba integrado con el de Riesgos y ahora es independiente, aunque la persona que lo dirige sigue siendo Antonio Gisbert.
En la división de Riesgos se mantiene también a Manuel Lerma. Pierde peso en el árbol de responsabilidades José Pina, quien fuera la mano derecha de los dos anteriores directores generales de CAM: Roberto López y de María Dolores Amorós.
Pina, que fue uno de los artífices de la fallida fusión fría con Cajastur, era director de Desarrollo Corporativo antes de la intervención, y es ahora director financiero. Se crean también dos direcciones no ligadas directamente al negocio, que dependen de los administradores: la de Órganos de Gobierno –que sigue dirigiendo Carmen Fernández– y la dirección de Comunicación Corporativa, que lleva Carlos Moyano.
Por partida doble Este último compagina el cargo con la dirección de la obra social de la CAM, prácticamente la única actividad que no se ha transferido a Banco CAM, por lo que debería seguir independiente una vez que la caja se subaste.
También tien doble cargo Teófilo Sogorb, que dirige la auditoría tanto en Banco CAM como en lo que queda en la antigua caja. Asume así las funciones que ejercía Enrique Pascual, quien ya no figura entre los directivos.
Las cuotas participativas de CAM finalizaron ayer el rebote alcista que habían vivido en bolsa al inicio de la semana. Ayer cedieron 1,57%, hasta 2,51 euros. CAM iba a recomprar estos títulos sin derechos políticos, que salieron a cotizar hace tres años.
Lo anunció un día antes de la intervención, pero la semana pasada, el Frob dejó sin efecto la operación y provocó un desplome de más del 60% en dos días. Tras el fin de semana, los títulos rebotaron desmesuradamente: un 13% el lunes y un 71% en la sesión del martes.
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