Los términos económicos se han colado en nuestras conversaciones; Manejamos conceptos que antes no sabíamos ni que existían y criticamos procesos que se nos escapan. Un economista nos ayuda a entender qué está pasando
MAR FERRAGUT PALMA Prima de riesgo, Moody´s, hipotecas ´subprime´, países Triple A ... ¿Se acuerda de aquella época en que vivíamos ajenos a estos conceptos y éramos tan felices? Hoy no se puede ir ni a la vuelta de la esquina sin unas nociones básicas de economía. En los bares, en los supermercados, en la plaza. En todas partes se habla de crisis. ¿Aún hay temas que se le escapan? No se preocupe. Javier Capó, profesor de Economía Aplicada en la Universitat, viene al rescate. Desde la idea más simple hasta el proceso más enrevesado: he aquí todo lo que quiso saber sobre la crisis y nunca se atrevió a preguntar.
Recesión y crisis ¿Cómo pasamos de la recesión a la crisis? Capó empieza su lección magistral precisando que se considera recesión cuando la producción total de bienes y servicios disminuye durante dos trimestres consecutivos. "La acepción de crisis es un término de uso más global", afirma. Su origen: "Un fallo espectacular del sistema bancario, que asumió un riesgo excesivo, y también la incapacidad de los órganos de supervisión públicos (bancos centrales y ministerios) y privados (agencias de calificación) para denunciarlo y reconducirlo". "El problema actual de la deuda pública", señala Capó, "es una consecuencia de la crisis financiera privada, no el ´pecado original´, y la política de austeridad fiscal que nos están imponiendo es la factura de esa crisis que pagamos entre todos".
La prima de riesgo La prima que acapara todos los titulares La prima de riesgo aparece cada día en los titulares. Sube, baja. Javier Capó la define: "Cuando pides renta, es lo que has de pagar extra de intereses para conseguir que te presten el dinero, porque el que te está prestando asume un riesgo". Y claro, no es tan arriesgado prestar a Alemania como a España. "Si Alemania pide 100 euros, cada año tendrá que pagar tres euros de intereses; España tendrá que pagar seis euros cada año". Es decir, al que tiene menos le pedimos más. Suena perverso. Los economistas hablan de "selección adversa", ya que es una especie de contradicción pedirle más dinero a una persona de la que dudas, porque le pones más difícil que te lo pueda devolver. Esto tiene "consecuencias brutales" para los países en dificultades. Veamos: "El dinero que utilizas para pagar los intereses ya no lo puedes utilizar para otras cosas. Y además España tiene un problema de déficit público y al tener que pagar más de interés, la columna de ingresos baja y tienes que recortar de otra parte", resume. Eso no es todo: "No sólo el Gobierno tiene que pagar más alto, hay un ´dime con quién vas y te diré quién eres´, y a las instituciones españolas, cuando van a pedir ahorro al extranjero, también les sale más caro. Es el ´riesgo país´". "Si a los bancos españoles les sale más caro pedir préstamo, el préstamo también será más caro para sus clientes, y habrá menos. Entonces el crecimiento de la economía será más lento". Si la economía crece más lentamente, hay menos recaudación fiscal y por tanto es más difícil reducir el déficit. Buf. Y todo por la prima de riesgo, que se calcula según la evolución del déficit y la deuda púbica del país. ¿Quién la calcula? Las agencias de calificación.
Agencias de calificación A veces son contradictorias pero su palabra es ley Tres copan el mercado: Moody´s, Standard and Poor´s, y Fitch. Miden el riesgo y ponen nota a los países. La matrícula de honor es la Triple A de Alemania y EEUU. Es como decir, ´estos seguro que te pagarán´. Según la nota va bajando, los mercados piden tipos de interés más alto y además ponen dificultades para conseguir crédito. "A nosotros nos han bajado la calificación, y la nota de EEUU se discute", explica el profesor. Y es que estas agencias tienen contradicciones. Por ejemplo, "EEUU tiene Triple A, pero su situación fiscal es mucho peor que la de España ya que tiene un déficit del 11%, y España intentará cerrar el año con un 6%; y el nivel de deuda es superior en EEUU que en España". Sus cifras son peores, pero tienen mejor nota ¿Por qué? Porque EEUU "es uno de los países más grandes, la potencia económica número uno y sería una catástrofe que suspendiera pagos". Estas agencias, que también califican deuda privada, son las mismas que dieron Triple A a unos paquetes donde había hipotecas ´subprime´. "Y ahora vemos", recuerda Capó, "que estos paquetes no eran tan buenos, que las agencias fallaron al medir el riesgo". ¿Y por qué nos seguimos fiando de ellas? Calificar no es algo aritmético, matiza Capó, y el mercado "está concentrado por estas tres empresas y no hay otros referentes". Se hablaba de que Europa crease su propia agencia, añade.
Los mercados Son como Pere Garau, pero globales y sin lugar físico Los mercados financieros son como Pere Garau, con gente que compra y gente que vende. En los mercados financieros, que no tienen por qué estar en un lugar físico y que son globales, lo que se compra y se vende es ahorro. Capó reconoce que el concepto de mercado suena un poco como a entelequia, pero aclara que "el mercado no es un tío en un sillón con un puro y un whisky. Detrás del mercado también hay viejos alemanes con un fondo de pensión, representados por un gestor y que quieren ganar dinero. Y eso es algo legítimo. Todos estamos en las dos partes".
Los bancos Fueron codiciosos, pero no tienen toda la culpa Ése es uno de los falsos mitos de la crisis: que los bancos tienen toda la culpa. Para este economista los bancos fueron "padres demasiado permisivos", que arriesgaron demasiado. Pero ambos lados, clientes y bancos, fueron irresponsables: "Los bancos no fueron diligentes y la gente firmó cosas sin saber dónde se metía, no le ponían una pistola en la cabeza a nadie para que se comprase un piso". "Pero la gente se lo compraba, y los muebles, y el todoterreno... y todo vinculado a una hipoteca a 50 años vinculada a un sueldo por el 100% del precio de la casa", describe. "Antes sólo te dejaban el 80% del precio de la vivienda y sólo podías dedicar un tercio de tu sueldo a pagar la hipoteca". Aquí también hubo hipotecas ´subprime´, un término anglosajón que sirve para identificar a hipotecas con alta posibilidad de impago y que tenían un tipo de interés muy alto. Un tipo que en muchas ocasiones no se aplicaba mientras el mercado inmobiliario iba al alza. "Pero en el momento en que el mercado inmobiliario giró, la situación viró y ahora vemos situaciones dramáticas". Dramas como esas familias que se quedan sin casa y aún así han de seguir pagando: ¿Por qué? Porque en España la hipoteca es un préstamo de garantía personal: respondes con tu casa y, si su valor no basta, con el resto de tu patrimonio. En EEUU y en Japón basta con renunciar a la casa para saldar la deuda. El problema es que los precios de las casas han bajado un 15 o 20% y a la hora de liquidar la deuda el banco se fija en el precio de ahora. "Muchas veces lo que hace crecer de forma extraordinaria la deuda", razona Capó, "es cuando se van acumulando cuotas de impago, intereses de demora, los costes del proceso judicial... es mejor intentar negociar con el banco". ¿Por qué? Porque al banco en realidad no le interesa echar a nadie y no le interesa tener casas. Quiere liquidez porque él pidió un préstamo al banco alemán y también tiene que devolverlo. Otra cosa "chocante" es por qué el Gobierno español dio dinero a los bancos cuando no ayudó "al gimnasio, al restaurante ni a la tienda del barrio". El motivo es que los bancos son "una pieza fundamental del sistema financiero, que se basa en la confianza". "Si un banco cae se genera mucha inestabilidad y puede iniciar una espiral de caídas, por eso interviene el Banco Central", relata el profesor. "En España se ha prestado dinero a los bancos –no es un regalo– para que tengan liquidez y puedan a su vez devolver lo que les prestaron bancos alemanes". Hay que prestarles dinero para que puedan ir afuera a pedir, "para que el sistema no se colapse". las cajas
Hay reformas y fusiones, ¿cómo afectará a los clientes? "Hay que estar tranquilos, pase lo que pase los ahorros están garantizados hasta 100.000 euros por persona y entidad, es algo a lo que están obligadas por el Banco de España". Capó llama a la calma: "En conjunto, el sistema es sólido". De momento sólo se ha intervenido Caja Castilla-La Mancha y la CAM. "La reforma de las cajas, el hecho de que se transformen", dice Javier Capó, "sólo es un cambio del régimen jurídico, el ciudadano no lo notará". Las cajas tendrán acciones, como los bancos "y todos podremos ser como Botín". "Las cajas no tenían ánimo de lucro, pero eso no significa que no ganasen dinero; los beneficios revertían básicamente en la obra social, algo que ahora queda en interrogante". En su opinión, tras la reforma las cajas serán más profesionales e independientes del poder autonómico, aunque se perderá una herramienta de política regional, ya que se utilizaban para financiar proyectos" locales.
Islandia ¿Qué consecuencias tendrá la decisión del pueblo? Algunos mitifican a Islandia, cuyo pueblo salió y dijo ´no´ a rescatar a los bancos. ¿Pero qué pasó realmente? Capó reseña que es un caso muy especial: fuera del euro, con un territorio muy grande y con menos habitantes que Balears. Islandia vivió un ´boom´ inmobiliario y realizó inversiones en Reino Unido y EEUU, a cuyos bancos pidió préstamos con tipos de interés muy bajos. El sector bancario se volvió tres veces más grande que su propia economía y su nivel de deuda se hizo enorme. Los islandeses dejaron que se hundieran. Luego los nacionalizaron. Se garantizó el depósito de los pequeños ahorradores, pero al principio sólo los de los islandeses, no los depósitos que hizo la gente en bancos islandeses situados en Holanda y Reino Unido. Se les reclamó y al final han pagado. Han estado mucho tiempo ´castigados´ por no devolver lo que debían, pero los mercados empiezan a dejarles dinero. "Eso sí, la economía ha quedado muy tocada: se han perdido ahorros (gente con fondos de pensión muy arriesgados y cuyo dinero ahora vale muy poco) y ha crecido el paro", apunta el gurú.
Futuras medidas Tras la reforma laboral y de pensiones ¿qué? Ya nos vamos a jubilar más tarde y nuestro despido ya es más barato: ¿Qué más pueden hacer?. "Con la reforma laboral no sabemos qué pasará", reconoce el economista, que aboga por una reforma que proteja más a los trabajadores temporales. "La reforma laboral no tiene porqué implicar que los derechos de los trabajadores vayan siempre a peor, hay que abrir el espectro de la negociación (condiciones, ofertas...), e ir a una reforma más global. Por ejemplo, el trabajador debería tener acceso a la información de la empresa". En cuanto a la reforma de las pensiones "parece que no basta" (esto es como una balanza y "el lado de los jubilados pesa más"). ¿Qué más medidas se pueden adoptar? Capó lo tiene claro: "La situación actual exige recortar el gasto público (no es posible aumentar los ingresos públicos)". "Hay que ser valientes y prescindir de algunas políticas de gasto ineficientes o cubiertas por el sector privado y hay que tener muy presente que reducir el gasto social menoscaba la equidad", opina. La situación de España no es mala, asegura, "lo que genera incertidumbre son las autonomías, donde se acumula gran parte del gasto y donde había menos control". Aquellos brotes verdes que anunciaban están más que marchitos y Capó señala que aunque nuestra economía ha parado de caer "no estamos saliendo del agujero". Las exportaciones y la industrias tiran un poco para arriba, pero no generan puestos de trabajo. "Hay que buscar un cambio del modelo productivo", asevera.
Falsos mitos Esto no se hubiera arreglado con otra política económica Aclarado ya que los bancos no son los máximos responsables de la crisis (aunque no obraron de forma responsable), Capó desmiente que esto se hubiera arreglado con otra política económica: "Nadie se esperaba una crisis tan fuerte y ha afectado a gobiernos de todos los colores políticos." Los bancos vivían una situación irreal, los gobiernos también "y los ciudadanos nos apuntamos: todo el mundo se endeudó". Otra creencia falsa es que fuera del euro estaríamos mejor. "La crisis sería mucho más fuerte, el euro es un paraguas y un motor", apunta, "no hay que mitificar la utilidad de la devaluación de la peseta". El profesor sabe que hay mucho desconocimiento y lamenta que en economía "falta pedagogía y sobra demagogia política". Que nadie se desespere con la economía. Según Javier Capó "no es complicada, es que todo está interconectado".
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