De exquisitos modales y elegancia, gran conversador, arrancó su carrera profesional como inspector de trabajo. Jesús Medina, nacido en Bolaños (Ciudad Real) hace 61 años, llegó a la presidencia de Caja Extremadura tras haber liderado la fusión de las Cajas de Ahorros de Plasencia y de Cáceres. Antes, había ocupado las carteras de Presidencia, Administración Territorial y Trabajo.
¿Cuál es el secreto para mantenerse casi 20 años en el cargo?
Cuando llegué al cargo casi no me lo esperaba, y mantenerte en un puesto no es fácil. Ha sido difícil. Requiere sobre todo de una gran destreza y capacidad para hacer consenso. No sé si es mérito o fortuna, pero he conseguido hacer consenso entre opuestas orientaciones políticas. Es lo que me ha permitido estar tanto tiempo en el cargo. No existe politización en las cajas en estos momentos, se actúa con criterios empresariales. ¿Qué banco no tiene un matiz político, un acercamiento a un determinado Gobierno? Es vital que haya consenso. Y conocer el arte de gobernar.
¿En qué consiste?
En saber transaccionar sobre causas justas, honestas y en actuar con transparencia, aun sabiendo que nos podemos inclinar hacia un determinado lado. Lo que no puedes hacer es hipotecarte. Siempre he actuado con transparencia, honestidad y consenso. No debo nada a nadie, aunque todos debemos algo a la sociedad, que es la que nos ofrece oportunidades. Hay que volcarse en buscar resultados empresariales y sociales, esa es nuestra razón de ser. Gestionar una caja de ahorros es algo muy goloso.
¿Por qué razón lo cree?
Porque todo el mundo piensa que es ideal, pero la trastienda tiene mucha tensión y un entorno muy difícil. Es complicada la relación que se tiene con la sociedad. La gente entiende que todo lo que hace una caja tiene que ser sin condiciones. Cuando alguien te pide una ayuda ha de regirse por criterios empresariales. La gente piensa que la obra social es una obligación, cuando es un compromiso moral. Todo el mundo acude a que le eches una mano, pero es difícil atender todas las peticiones, y de ahí viene la no comprensión.
¿Cuál es la posición de las cajas ante la actual crisis económica?
Nuestro nivel de eficiencia es alto y los niveles de morosidad están por debajo de la media del sector. Nuestro crecimiento está acorde con el resto, no se puede crecer más. Tenemos que tener un equilibrio entre la captación de recursos y la inversión. La captación de recursos es difícil debido al coste y a la crisis de confianza en los mercados financieros. En los mercados minoristas la competencia es feroz, y para conseguir ese equilibrio hay que tener empleados eficientes y comprometidos con la empresa. El objetivo es buscar la rentabilidad, pero el momento es duro por la crisis de confianza, por el problema de liquidez, por la alta morosidad, por la crisis de las subprime y porque los fondos de inversión han contaminado las finanzas de los particulares.
A esto se añade la crisis inmobiliaria que existe en España.
En este sector ha habido desmadre, una alegría absurda, y ahora se están pagando las consecuencias. Todo el mundo quería ser promotor, constructor, y tener más viviendas para hacer negocio. Gracias al Banco de España nuestra solidez es alta y tenemos fortaleza, pero aquellos que hayan tenido un excesivo crecimiento, hayan basado su negocio en este sector y tengan una morosidad alta pueden tener problemas. Es posible que haya alguna caja o banco que pueda llegar a tener problemas.
Con las quiebras bancarias y de empresas que estamos viendo, ¿se puede decir que ha fallado la gestión del riesgo?
Lo que ha ocurrido en Estados Unidos se debe a que no ha habido tanto rigor como aquí. En los años setenta se vivió una crisis bancaria en España, coincidiendo con la liberalización del sistema financiero español, y el Banco de España marcó la pauta, que ha sido una buena vacuna.
¿Caja de Extremadura podría seguir el ejemplo de la Caja del Mediterráneo (CAM), que buscó financiación externa a través de la emisión de cuotas participativas?
El tema de las cuotas participativas ha sido ampliamente debatido. Hay dos posiciones políticas conceptuales. Por un lado, la caja no puede emitir cuota participativa porque se desnaturaliza el modelo jurídico de las cajas. ¿Cómo se entiende que si se tiene una cuota participativa del 5% no se va tener derechos políticos? Si se tiene derecho político estamos ante una sociedad de capital no fundacional. Y luego está la otra postura, la que dice que debe someterse al mercado con la emisión de cuota de participación. Yo era partidario de la no emisión de cuotas.
¿Ha cambiado de opinión?
Tal y como están las cosas se debería regular porque hay una necesidad imperiosa de tener capital, de popularizar la propiedad de las cajas, a través de particulares y de empleados. Nada en la vida es eterno y los cambios hay que saber afrontarlos. Entre las dos doctrinas puede haber una intermedia, ya que tenemos una necesidad de capitalización importante. No podemos dejarlo tal y como está ahora.
¿La solución pasa por la fusión entre cajas?
El futuro pasa inexorablemente por las fusiones, sobre todo con la actual situación económica que tenemos. Es lo que va a imperar, en gran parte por la necesidad que existe de adaptarse a los tiempos cambiantes. Las cajas tienen que buscar asociaciones, fusiones interterritoriales. Lo importante es que el modelo sobreviva, porque ha dado tantas bondades a la sociedad española que eliminarlo supondría un grave problema a la sociedad. Las cajas han evitado la exclusión financiera desde el punto de vista geográfico.
´Competimos en igualdad con los bancos´
Le gusta hablar de la función social que cumplen las cajas. ´Hemos llegado a un acuerdo conjunto entre ltodas para destinar 1.800 millones de euros a favor de la asistencia social. Ha aumentado el interés por la asistencia social, aunque la cultura y la recuperación del patrimonio siguen teniendo una gran demanda´. Según Medina, en Extremadura las instituciones públicas demandan acciones relacionadas con la conservación del patrimonio. ´Por ejemplo, hemos colaborado en la financiación de la mitad de los edificios de la Universidad de Extremadura, con un centro de enfermos de alzhéimer. Estamos colaborando para que en 2106 Cáceres sea capital cultural. En nuestra región tenemos lo que denominamos mal de piedra, ya que te encuentras con un edificio en ruina y hay que convertirlo en algo histórico. Es lo que nos pasó con nuestra actual sede, que era un palacio del siglo XII derruido y pusimos todo nuestro empeño en reconstruirlo´.
Sobre la rivalidad que existe entre bancos y cajas, asegura que se trata de una competencia sana desde el punto de vista empresarial. ´Lo que sucede es que los bancos, cuando tienen entidades que les ganan en cuota de mercado, critican el modelo de las cajas, pero nosotros competimos en igualdad de condiciones´