Las negociaciones para incorporar un socio privado siguen en punto muerto.
La convulsa situación de los mercados financieros ha postergado la resolución del proceso de conversión en banco de Caja Mediterráneo (CAM). Tal como ha venido publicando este periódico, la entidad alicantina había fijado en el calendario el mes de julio como la fecha límite para empezar a operar como banco. No obstante, las elecciones, primero, y la inestabilidad económica, después, han retrasado los planes de la caja.
La mayoría de entidades implicadas en el proceso, pero especialmente el Banco de España y el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) —que debe otorgar la autorización administrativa— han estado centrados los últimos días en la situación económica y la deuda pública española. La CAM, mientras, sigue a la espera de recibir respuesta a su petición de 1.030 millones del FROB y autorización para empezar a operar como «Banco CAM».
Tampoco se han producido avances significativos en los últimos días en las negociaciones para incorporar a un socio privado al capital de la caja —para así reducir su dependencia del FROB—, un papel para el que se perfila el fondo de inversiones norteamericano JC Flowers. Fuentes de la caja admitieron que la convulsa situación de los mercados podría afectar a los términos de la negociación, aunque se mostraron confiadas en que lleguen a buen puerto.
Sin respuesta
En cuanto al Banco de España, la caja alicantina espera aún respuesta a su petición de 1.030 millones del FROB en concepto de préstamo —y no, como pretende el regulador, como entrada de capital—. Una cantidad que se corresponde a la parte proporcional del préstamo concedido en su día al fallido Banco Base.
El Banco de España aún no se ha pronunicado ni en un sentido ni en otro, aunque fuentes financieras insisten en que las preferencias del gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, pasan por negar el préstamo y nacionalizar de hecho la CAM, para venderla posteriormente a un gran banco español.
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