Modesto Crespo trasladó ayer al jefe del Consell y a su núcleo económico la confirmación de un socio en EE.UU. que garantiza la continuidad de la entidad
El presidente de la Generalitat evidenció ayer el sesgo económico con el que pretende impregnar todas las políticas de su Ejecutivo. Así, arrancó oficialmente la legislatura con una reunión con el presidente de Caja Mediterráneo (CAM), Modesto Crespo, y la directora general, María Dolores Amorós, en la que participaron los nuevos consellers de Hacienda, José Manuel Vela, y de Economía, Enrique Verdeguer.
En el transcurso del encuentro —de carácter privado— se abordaron las negociaciones de la entidad alicantina para la venta de una participación a fondos de Estados Unidos. Como avanzó ABC, la CAM busca liquidez para evitar su nacionalización por parte del Banco de España. El monto de la operación, sobre la que Crespo ofreció ayer los detalles, se elevaría a 1.000 millones de euros, suficientes —junto con un préstamo del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria por igual valor— para satisfacer las necesidades de solvencia de la entidad en el medio plazo.
La CAM ya se habría decantado por una de las ofertas —el plazo otorgado por el Banco de España para que las entidades que van a recurrir a fondos públicos finaliza el próximo 31 de julio—, por lo que la operación podría concretarse en breve.
Sistema financiero
La anterior legislatura resultó especialmente convulsa para el sistema financiero valenciano. Pese a los intentos de última hora no se pudo materializar la fusión autonómica. En consecuencia, Bancaja acabó junto a Caja Madrid, con la que ha formado Bankia, uno de los principales bancos de España. Sin embargo, la CAM quedó descolgada del pacto contras tres cajas de ahorros para la creación del Banco Base.
El punto de partida escogido por Camps para comenzar la legislatura no resulta casual. El jefe del Consell ha encomendado a Vela y Verdeguer que tomen las riendas en una situación especialmente compleja.
Rebaja de la calificación
De hecho, la agencia de calificación Standard & Poor´s rebajó ayer el rating a largo plazo de la Comunidad Valenciana a «A» desde «A+». La rebaja obedece al elevado nivel de deuda y el déficit con el que se cerró el ejercicio 2010. La Generalitat matizó que se trata de la sexta nota más alta de las veintiuna posibles con que califica esta agencia. Además, atribuyó el recorte de las perspectivas al contexto de crisis que sufre España.
Satisfacción empresarial
Con todo, el sector empresarial expresó ayer su satisfacción por la configuración del nuevo Ejecutivo autonómico, especialmente en el área económica, que ha cambiado de gestores. El presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), Vicente Boluda, había expresado en público y en privado al jefe del Consell, Francisco Camps, la necesidad de armar un Gobierno fuerte. Ayer, destacó «el buen currículum» de los nuevos integrantes, de los que destacó su «perfil técnico». «Va a ir bien», sentenció Boluda, quien se había propuesto mostrarse especialmente crítico si no le convencía la configuración del Ejecutivo.
El presidente de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), José Vicente González, apeló a los tiempos por encima de las características de los nuevos consellers. Al margen de expresar su «sorpresa» por la profundidad de la renovación, recordó que ante las dificultades económicas «tienen poco tiempo para aterrizar». González calificó el Consell como una apuesta «valiente» de Camps. Para el presidente de la patronal autonómica , Rafael Ferrando, se trata de un Gobierno «a la medida de su presidente». El presidente del Consejo de Cámaras, José Vicente Morata, valoró el «elevado grado de conocimiento de la realidad económica» que acumula el nuevo gabinete. |