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Ninguna de las grandes entidades sondeadas por el Banco de España ha mostrado entusiasmo alguno por hacerse cargo de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) tras la ruptura del proyecto del Banco Base. Aunque sus responsables miden al milímetro sus palabras para no agravar más la situación de la entidad de ahorro alicantina. También extrema la cautela el Banco de España, consciente de que mientras no se resuelva el futuro de la CAM habrá dudas de los inversores institucionales sobre la situación real del sistema financiero español. Quizás por ello los responsables de los principales bancos insisten en que hay que dar una solución rápida a este problema, Y reclaman una subasta "transparente y abierta a la concurrencia".

El presidente de la AEB, Miguel Martín, definió, sin citar en momento alguno a la CAM, a las entidades "inviables" como aquellas "que no pueden resolver sus problemas por sí mismas, que necesitan ayuda", Más claro, el agua.

La entidad más rotunda en su negativa a acudir al rescate de la CAM fue ‘la Caixa´. Su director general, Juan María Nin, señalaba al terminar su intervención en el  XVIII Encuentro del Sector Financiero que "ahora estamos centrados sólo en la creación de CaixaBank". Más claro, por si quedaban dudas: "Hasta la primera semana de julio no nos preocuparemos de otra cosa que no sea la salida a Bolsa de CaixaBank". Sólo después se planteará el grupo una adquisición, aunque Nin deja muy claro que la prioridad es el crecimiento orgánico.

El presidente del Banco Popular, Ángel Ron, eludió contestar directamente a la pregunta sobre la CAM, pero dejó muchos mensajes que invitan a pensar que no está por la labor de una operación de estas características. "Damos prioridad al crecimiento orgánico, no queremos estar distraídos en procesos de reestructuración o corporativos", señala. También, que es casi un dogma en el banco "el mantenimiento de la independencis" y sobre todo "no poner nunca en riesgo la solvencia". Por si no fuera suficiente, "la entidad que se adquiera debe encajar en el modelo de negocio del Popular". Vamos, un rechazo muy medido a comprar la CAM.

Más sutil fue el vicepresidente y consejero delegado del Santander, Alfredo Saénz. Cree que las ayudas a las entidades financieras deben "hacerse con fondos privados", para "no dañar a la deuda" y a la economía españolas. Y el consejero delegado de Banesto, José García Cantera, también puso el acento en el crecimiento orgánico, con un matiz que le diferenciaba del Popular. Mientras Ron destacaba la ganancia de casi medio punto de cuota de mercado en un año, García Cantera señala que "el crecimiento de cuota no es un objetivo per se, sino una consecuencia de hacer bien las cosas". No parece que la CAM le quite el sueño.

Quizás por ser el presidente de la patronal bancaria AEB y por haber sido subgobernador del Banco de España, Miguel Martín fue el más aguerrido en desmarcarse del rescate de la CAM. Insistió en los mensajes que hizo en la presentación de los resultados de los bancos hace una semana: "El capital público sólo debe utilizarse como último recurso para crear una entidad sólida y eficiente. Si el capital público no entra en una entidad para que tenga garantías de futuro, entonces, es mejor que no entre". Con una novedad, ciertamente ilustrativa: el mal ejemplo de Irlanda, país en el que las inyecciones de capital público no han evitado el desplome de la banca.

Con una agresividad poco habitual en él, el presidente de la AEB recuperó unos polémicos comentarios del director general financiero del Banco Popular, Jacobo González Robatto, en la presentación de unos resultados trimestrales de la entidad, y puso en duda la capacidad de las cajas para devolver los préstamos del Frob. "¿Cómo narices lo van a devolver estando en un mercado tan competitivo", se preguntó Miguel Martín.

También hubo recados al propio Banco de España y al Gobierno, porque el presidente de la AEB cree que la legislación española carece de "procedimientos adecuados para la prevención y resolución de las crisis bancarias". Como resultado, un rescate público incompleto, no apoyado en una reestructuración "con garantías de futuro", podría dar lugar a que la deuda de las cajas recapitalizadas, que es una deuda privada, se termine transformando en deuda pública. "La mera inyección de capital público no sirve para nada si no hay una finalidad", insiste Miguel Martín.

La única solución para la CAM y para las entidades "inviables" son "subastas transparentes y abiertas a la competencia", y con las reglas de juego totalmente claras y definidas, según el presidente de la AEB. Quien deja muy claro que los bancos sólo entrarán en el proceso de reestructuración de las cajas si se lo piden expresamente las autoridades competentes. "Los bancos nunca han querido entrar en un proceso de reestructuración, pero si te lo piden y los números salen, entonces no le veo ningún inconveniente", afirma, abriendo la puerta a que alguna entidad se haga cargo de la CAM por indicación del Banco de España.

Miguel Martín ha negado que los bancos estén pidiendo garantías públicas (hábilmente, elude citar los esquemas de protección de activos) para considerar la compra de cajas en dificultades. "No es que los bancos estén pidiendo garantías públicas para entrar en el capital de las cajas de ahorros, sino que hay que conocer las condiciones de las entidades que tienen que ser saneadas, reestructuradas y vendidas".

Fuentes del sector explican que el Frob no puede proporcionar al comprador de una caja un esquema de protección de activos. Estas garantías se dieron en el caso de CajaSur para que la adquiriera la vasca BBK, pero tras ser intervenida la entidad cordobesa por el Banco de España. "Un esquema de protección de activos sólo lo podría proporcionar el Fondo de Garantía de Depósitos", explican.

Pero hubo un insólito recado del presidente de la AEB al gobernador del Banco de España. Miguel Ángel Fernández Ordóñez quiso tranquilizar a los inversores afirmando que la CAM cumplirá la exigencia de capital del 10% (8% si sale a Bolsa, capta un 20% de su capital entre inversores privados o reduce su dependencia de la financiación mayorista al 20%). Miguel Martín criticó esa afirmación: "Con capital público cualquiera es capaz de cumplir cualquier requerimiento". Y señaló que sólo tiene sentido que entre capital público en una entidad financiera si es de forma transitoria y de manera que garantice que, al salir, ésta será capaz de funcionar por sí misma.

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