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Arranca una jornada decisiva para el futuro de Banco Base —el Sistema Institucional de Protección (SIP) compuesto por Cajastur, Caja Mediterráneo (CAM) y las cajas de Cantabria y Extremadura— así como para todo el conjunto del sistema financiero español. Las asambleas de las entidades deben votar hoy si aceptan seguir adelante con un proyecto de fusión que en la práctica supondría la nacionalización del grupo resultante, o si bien optan por romperlo, lo que conllevaría un nuevo varapalo para la imagen de la banca española y situaría a unos de sus socios, la CAM, al borde de la intervención debido a su débil ratio de capital principal. De ahí que a última hora de

ayer la entidad alicantina se esmeraba por buscar nuevos novios para tratar de esquivar lo que muchos consideran ya inevitable.

La clave de la crisis reside en los problemas económicos de la CAM, que han obligado a Banco Base a solicitar 2.784 millones de euros al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), el doble de lo calculado por el Banco de España. Tal y como explica un informe complementario sobre el proyecto de fusión repartido entre los consejeros generales de todas las cajas socias (excepto entre los de la CAM) al que ha tenido acceso ABC, la entrada de esta enorme cantidad de fondos públicos acarrearía que «el FROB podría llegar a adquirir la mayoría del capital social de la entidad».

Esto, a su vez, supone que «existe un riesgo cierto de no poder dar continuidad a las obras sociales y culturales de la caja (...), se produciría una extraordinaria dilución de la participación económica y de derechos de voto de las cajas en el capital de Banco Base (...), y una modificación radical de la estructura de gobierno del grupo, pudiendo quedar las cajas en minoría».

Así, y ante un informe de conclusiones tan tajantes, lo cierto es que el rechazo de al menos una de las asambleas parece casi seguro. La fusión fría de Banco Base es la única de España que todavía es reversible, precisamente porque el paso final no ha sido refrendado por las respectivas asambleas. En el caso de que sólo una de ellas rechace hoy el acuerdo, el SIP se dará por roto. Para aprobarlo es necesario que den el visto bueno las dos terceras partes de los consejeros generales presentes, mientras que para rechazarlo sólo es necesari que se pronuncien en contra la mitad más uno. Si se cumple esta última premisa, la operación volverá a los respectivos consejos de administración, que decidirán el camino a seguir.

Seguir juntas

Por lo pronto, según informa Luis Expósito, la Asamblea de Caja Extremadura rechazará hoy el proyecto de fusión. Y, de hecho, existen muchas posibilidades de que las dos primeras entidades hagan lo mismo. ¿Qué pasará entonces? Fuentes conocedoras de la situación aseguran que hay muchas opciones de que Caja Extremadura, Cajastur y Caja Cantabria abandonen a la CAM y sigan juntas su camino. Necesitarían para ello nuevos socios, de los que, de hecho, ya se está hablando. La opción que suena con más fuerza es buscar una alianza con Unnim, la fusión de las cajas de Manlleu, Sabadell y Terrassa, aunque también se baraja la posibilidad de unirse a Unicaja, inmersa en una integración con Caja Duero-Caja España.

Para la CAM, la situación es más compleja. De fracasar este proyecto, la entidad alicantina quedaría con un ratio de capital básico muy inferior al requerido por el Gobierno, por lo que sus opciones se reducirían a dos: la llegada de un comprador que diera un balón de oxígeno a sus ratios o la intervención del Banco de España. Según fuentes financieras, el gran problema es que la caja ha destinado buena parte de sus fondos a sanear su balance contando con que sus necesidades de capital principal serían cubiertos por el grupo. Y ahora, sin el respaldo del proyecto, la situación se enreda. Los contactos para encontrar un «caballero blanco» se intensificaron durante toda la tarde de ayer, tanto entre las cajas más solventes como entre los bancos, si bien no se cerró nada en claro.

Otra de las claves de esta pugna es determinar el origen del desfase de 1.337 millones existente entre las necesidades de capital extra calculadas por el Banco de España y la petición final del Banco Base al FROB. Según ha podido saber este diario, la mitad de la citada cifra —alrededor de 600 millones—iría destinada a cubrir la desviación de la morosidad y la depreciación de sus activos. La otra parte se emplearía en cubrir el «agujero» que provocaría la ruptura de contratos con la aseguradora Aegon, y con General Electric en materia de préstamos al consumo. En ambos segmentos, Banco Base ya dispone de sus necesidades cubiertas.

Fuentes de la CAM insistían ayer en defender la solvencia de la caja y aseguran que la entidad «continúa haciendo esfuerzos» para la continuidad de la fusión. De hecho, según indicaron ayer fuentes de la entidad financiera, quienes resaltaron que «no ha habido sorpresas en sus números» y que «si alguno de los socios» no aprueba en sus asambleas la segregación de activos y pasivos hacia Banco Base, «será su decisión y su responsabilidad si queda fuera del proyecto». En este sentido, las fuentes remarcaron que «lo que ha cambiado es el escenario financiero y las exigencias del Banco de España y el Gobierno, no los números de CAM». Además, subrayaron, la caja «aporta tamaño y transparencia, que son dos de los requisitos de Banco de España para los futuros bancos».

La entidad con sede en Alicante había apostado por acudir a la Bolsa —fue la primera caja española en emitir cuotas participativas en el Mercado Contínuo— para satisfacer las necesidades de capital derivadas de los nuevos requisitos marcados por el Gobierno. Sus socios, en cambio, apostaron por recurrir a las ayudas del FROB. Pedían, además, que CAM bajara su porcentaje de participación en el Banco Base.

La CAM abrirá el fuego a las once de la mañana. El resto de entidades esperarán a las cinco de la tarde para tomar una determinación. En cualquier caso, Banco Base amenaza con convertirse hoy en la primera gran operación frustrada del proceso de reestructuración del sistema financiero español.

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