Se descarta un escenario donde una entidad pudiera caer al vacío en España, poniendo en riesgo los depósitos de su clientela.
Un mensaje de tranquilidad al sistema financiero español. Así hay que interpretar la disposición de bancos y cajas españolas de salir al rescate de otras entidades más pequeñas en el caso de que sufrieran las consecuencias de la crisis financiera internacional. Pero la buena voluntad no hay que confundirla con ingenuidad. Las eventuales adquisiciones descartarían que una entidad pudiera caer al vacío en España y a la vez se aceleraría la simplificación del mapa bancario.
Crecer en el mercado doméstico mediante compras es una vieja aspiración de los grandes bancos y cajas españoles que está lejos de apagarse con la crisis financiera. Según señalan diversas fuentes del sector bancario, éstas estarían dispuestas a acudir al rescate de cualquier entidad española que entrara en dificultades.
La crisis, desde una privilegiada posición de fortaleza, es vista desde las entidades más grandes, también como una oportunidad para reforzar su presencia en España.
Consecuencias
Estas eventuales adquisiciones tendrían dos efectos. El primero, y más importante para el sistema financiero en general, es que se descartaría un escenario donde una entidad pudiera caer al vacío en España, poniendo en riesgo los depósitos de su clientela.
El segundo es que se aceleraría la simplificación del mapa bancario español, algo que se vaticina de forma vaga para los próximos años, pero que tropieza con el blindaje de las entidades medianas, en el caso de los bancos, y con la legislación y los intereses políticos, en el caso de las cajas de ahorros.
Fusiones de cajas
No es casualidad que el presidente de la Confederación Española de las Cajas de Ahorros (CECA), Juan Ramón Quintás, aluda a posibles fusiones en el sector en sus últimas intervenciones públicas, si bien matiza que no las vislumbra a corto plazo y que sería preferible que fueran interregionales.
El encarecimiento de la financiación por la crisis de liquidez y el aumento de la morosidad en las cajas, amplificado por los problemas de las inmobiliarias, ha acelerado el interés de algunos gobiernos regionales por las uniones de estas entidades, que no ocultan sus deseos de que se pongan en marcha, como en el caso de Castilla y León, cuyo presidente, Juan Vicente Herrera, califica el proceso de "urgente" y "necesario". La compleja naturaleza jurídica de las cajas, la regulación a escala autonómica y, sobre todo, la influencia que ejercen los distintos partidos políticos sobre cada entidad, entorpecen las fusiones, y más en el caso de que los pretendientes de esta unión tuvieran sus sedes en regiones diferentes.
No obstante, la crisis ha puesto en evidencia que la atomización de las cajas no juega precisamente a favor de éstas, por lo que las fusiones se encuentran hoy bastante más cerca, a pesar de todos los obstáculos, que hace sólo un año. Prueba de ello es que, según fuentes del sector, la CECA maneja tres posibles mapas de fusiones de cajas, donde contempla los futuros movimientos más probables.
Dificultades normativas
No sólo las cajas están atentas al debilitamiento de cualquiera de sus competidoras. También los bancos estarían dispuestos a comprar cajas en apuros, tal y como reconoce un alto ejecutivo de una entidad española. "Ahora mismo no es posible por la actual legislación. Pero estaríamos encantados", explica.
Esta opción, la de un banco comprador de una caja, es la más remota de todos los escenarios posibles, ya que supondría abrir la puerta a la transformación de las cajas y el fin de su modelo, con cambio legislativo incluido.
Y entre bancos, la situación es similar. Desde otra entidad del sector se reconoce que en España hay entidades muy apetecibles con las que engordar la cuota de mercado y sobre las que no se dudaría en lanzar una oferta de compra "si se ponen en venta". |