Catalunya Caixa, Novacaixagalicia y Unnim mantendrán sus aliados en seguros aunque el Estado se convierta en su accionista. Mapfre, Caser y Reale están dispuestas a trabajar con ellas; Aviva aún no se pronuncia y Aegon recuerda que sus contratos le permiten romper con CAM y Unnim si hay un cambio de control
La entrada del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) en el capital de un puñado de cajas de ahorros con déficit de capital y sin perspectivas de conseguir inversores privados cada vez se aproxima más. Es previsible que el Estado tenga un peso relevante de Catalunya Caixa, Novacaixagalicia (NCG), Caja Mediterráneo (CAM) y, si no logra embarcarse en una fusión en breve, también de Unnim.
La entrada de dinero público en los nuevos bancos de cajas supondrá, con probabilidad, un cambio del control en toda regla. Sobre todo si como parece se aplican valoraciones bajas (de menos de 0,5 veces valor en libros) a las entidades. Expertos del sector indican que varios acuerdos de bancaseguros permiten a las aseguradoras romper amarras con sus socios al cambiar el propietario.
Sin embargo, parece poco probable que las aseguradoras que trabajan con cajas donde tiene previsto entrar el FROB denuncien sus pactos según las explicaciones dadas a este periódico.
Portavoces oficiales de Mapfre afirman tener "mucha confianza en nuestros socios de bancaseguros entre los que figura Catalunya Caixa y la entrada del FROB en su capital refuerza todavía más esa confianza y augura un excelente futuro a estos proyectos".
Fuentes de Reale, colaborador de Unnim en el área de daños, sostienen que "invertimos pensando en mantener una relación a largo plazo. Veremos cómo serán las nuevas relaciones si entra el FROB, pero hoy tenemos confianza en el equipo de gestión de la caja y esperamos seguir con ella en el tiempo".
Caser firmó un pacto con Caixanova, ahora parte de Novacaixagalicia. Desde la aseguradora que dirige Ignacio Eyríes señalan que "los pactos están firmados de acuerdo a la confianza que las entidades depositan en la gestión de la compañía. Por ello, la entrada del FROB no debe suponer una renegociación del contrato, tampoco por parte de Caser".
Aviva es su rival por los seguros de la nueva gran caja gallega, a raíz de su alianza con Caixa Galicia. En el grupo británico no muestran sus cartas y se limitan a indicar que "las cláusulas de nuestros contratos son confidenciales". Sin embargo, sus responsables se han mostrado abiertos a participar como accionistas en alguno de los nuevos bancos de cajas, incluso con la posibilidad de que sea accionista en NCG.
Aegon marca las distancias
Aegon es el único grupo que marca distancias ante la posible toma de control de dos de sus socios por el Estado. La aseguradora holandesa trabaja en vida con CAM y Unnim. Portavoces de la entidad neerlandesa recuerdan que "todos los contratos incluyen una cláusula de protección para los casos de cambio de control". La firma prefiere esperar a que "las implicaciones de la entrada del FROB sean más claras antes de tomar una decisión". El grupo tiene derecho a recibir una compensación de 600 millones de la caja alicantina (que a su vez necesita una inyección de 2.800 millones para restablecer su solvencia) si rompen relaciones. Cómo podrían pagar cajas en plena reestructuración indemnizaciones de esta magnitud a sus exsocios en seguros es una incógnita a resolver.
¿Cobrar y echar a correr o retener cuota?
Varios acuerdos de bancaseguros, aunque no todos, incluyen una cláusula que permite romper relaciones si cambia el propietario de uno de los socios. La entrada del FROB en las cajas se hará previsiblemente con valoraciones tan bajas que el Estado controlará más del 50% de las entidades. En tal caso, las aseguradoras tendrían vía libre para denunciar los acuerdos. ¿Pero les interesa?
Casi todos los pactos de bancaseguros se firmaron en plena bonanza económica y conllevan indemnizaciones acordes con las valoraciones realizadas en tiempos de vacas gordas. Bajo esa perspectiva, puede resultar interesante tomar el dinero.
El problema es qué hacer luego con él, explican los expertos. Por un lado, no quedan muchas alternativas de inversión porque casi todos los bancos y cajas tienen alianzas con aseguradoras y abandonar a un socio supone perder cuota. Además, romper amarras exige redimensionar la compañía por la bajada de negocio y eso tiene un coste.
El FROB invierte a cinco años vista, y a los dos ya puede vender su participación. Y lo probable es que sea a un grupo bancario, que tendrá ya su propia joint venture en seguros.
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