Trabajo aprobó ayer un ERE que afectará a 973 empleados. Además, la caja ha presentado al Banco de España la documentación para reducir su estructura, presionada por el supervisor.
La Caja del Mediterráneo (CAM) emprende su plan de ajuste en solitario. Ante las dificultades para encontrar un socio que una sus destinos a uno de los dolores de cabeza del sistema financiero, la caja va a recortar drásticamente su plantilla y su red de oficinas. Aunque fracasara el SIP con Cajastur, el Banco de España quiere que la CAM no deje de sanearse, así que ha instado a la entidad a que siga adelante con los ajustes sin esperar.
Para llevarlo a cabo, la entidad alicantina va a utilizar el mismo acuerdo que en su día ya firmó con los sindicatos para reducir la plantilla de cara al fallido SIP con Cajastur, Caja Cantabria y Caja Extremadura. La CAM presentó la semana pasada en la Dirección General de Trabajo una solicitud de resolución complementaria al ERE que en su momento se presentó para la fusión fría y que posteriormente se anuló. El Ministerio de Trabajo aprobó ayer esta resolución complementaria que aprueba un ERE que afectará a 973 empleados.
Al tratarse de una reactivación del anterior ERE, se mantienen no sólo las condiciones sino también número de personas que abandonan la caja. La mayor parte de los despidos se realizará mediante prejubilaciones, concretamente 850. Se pueden acoger a esta medida los que superen los 55 años de edad y diez años de antigüedad en la caja. Se van con un 80% del salario. El coste de estas prejubilaciones para la caja ronda los doscientos millones de euros.
Al pararse el SIP, se produjo una reacción entre los empleados de la caja que ya habían presentado sus solicitudes de prejubilación, ya que esperaban que se mantuviera el acuerdo alcanzado con los representantes de los trabajadores. La mayor parte de las salidas se van a producir entre los empleados de oficinas, de las que se irán 567 personas. Paralelamente, 202 dejan los servicios centrales y otros 84 saldrán de los departamentos de apoyo a la red–como las direcciones territoriales y de zona–. El origen de los restantes 120 están por determinar.
Entre la cúpula directiva, solo ha habido una prejubilación. Se trata de Vicente Soriano, director general de Recursos de la entidad. Por su condición de directivo percibe, además, el importe de un notable plan de pensiones. Paralelamente a las gestiones con Trabajo, CAM acaba de presentar al Banco de España el plan de reestructuración de su red de oficinas. La caja ya había iniciado el adelgazamiento de su red desde que comenzó la crisis financiera. Ahora cuenta con 202 sucursales menos que hace dos años. De las aproximadamente 970 que tiene actualmente, este año va a cerrar 120 (el 12%).
La mitad de ellas se cierran en Alicante, donde tiene su origen y mayor implantación. En esta provincia la caja dispone 159 oficinas y podría quedar rondando el centenar. En Valencia espera cerrar 15 oficinas, con lo que en la Comunidad Valenciana quedaría por debajo de las 350 sucursales, frente a las 410 que posee según los últimos datos. En Murcia, su otro territorio tradicional, espera clausurar 18 de las más de 150 oficinas con que contaba el pasado ejercicio. Además, cierra una en Barcelona, cuatro en Tarragona, una en Lleida, seis en Baleares, dos en Madrid y una más en Sevilla.
Menos consejo Los recortes van a llegar también a los órganos de gobierno de CAM. La alicantina ha sido la primera caja en modificar sus estatutos para adecuarse a la nueva normativa de cajas de ahorros, que obliga a reducir los consejos y las asambleas de las que hayan transferido su negocio financiero a un banco, como es el caso de CAM.
La semana pasada aprobó reducir la asamblea de 180 a 90 miembros. También el consejo de administración deberá reducirse a la mitad. Una vez cambiados los estatutos, falta saber los nombres que van a salir del máximo órgano y el momento en que se hará efectiva la salida.
Tanto el supervisor como los directivos de CAM han estado buscando activamente un socio que le ayude a cumplir los criterios requeridos. La caja necesita 2.800 millones de euros para alcanzar el 10% de ratio de capital básico, ya que en estos momentos está en el 6,9%. Esa cantidad se ha solicitado al Frob. La caja también ha prometido una reducción del 25% en los gastos generales –a lo que va a contribuir la reducción de plantilla y de oficinas– para facilitar su futuro e intentar hacerse atractiva.
Pero la tarea no es sencilla. Sus compañeros en el fallido SIP de Banco Base argumentaron para la ruptura que el riesgo encontrado en la entidad era superior al que se presentó cuando se firmó el acuerdo. La incertidumbre generada en torno a otros riesgos no previstos en la entidad pueden generar reticencias a posibles socios.
El riesgo inmobiliario reconocido por CAM se acerca al 22% de la inversión crediticia y el volumen de inmuebles adjudicados era de 497 millones al cierre de 2010, frente a los 50 millones de un año antes.
Las cuentas trimestrales, presentadas el viernes al consejo, tampoco ayudan. El beneficio atribuido bajó un 62%, hasta 23,6 millones de euros, y los márgenes disminuyeron de forma considerable (ver EXPANSIÓN del sábado).
Para seguir adelgazando, le quedan participaciones, unas más fáciles de vender –como Sol Meliá, Natra o Trasmediterránea– y otras menos, como Terra Mítica o la financiera Crédito Inmobiliario de México, en la que inyectó 145 millones de eruos. También participa en el operador de turismo alemán TUI y en la empresa sanitaria Ribera Salud, entre otras compañías |