|
Cajastur y la CAM han decidido darse una última oportunidad para salvar su fusión; Durante todo el fin de semana sus directivos mantendrán conversaciones para reconducir una situación que, a día de hoy, parece complicada, según aseguran fuentes financieras.
Del resultado de estas negociaciones y del consejo del SIP que han creado conjuntamente, que ha sido convocado para el lunes, dependerá una decisión definitiva. De momento, las posiciones están alejadas y ninguna de las partes las ha modificado.
Cajastur, que cuenta con el respaldo de los otros socios de Banco Base -Cantabria y Extremadura-, pretende modificar el contrato de integración y reducir el peso de la CAM debido a su elevada morosidad, aflorada a finales del año pasado. La alicantina no está dispuesta a dar su brazo a torcer y su intención, a día de hoy, es abandonar el proyecto, al considerar que su tamaño es muy superior al del resto.
Posibles nuevos socios
En los últimos días, la CAM se ha puesto en contacto con otras cajas y bancos que le rescaten, con el fin de poder dejar Banco Base y evitar una intervención inminente por parte del Banco de España, que está tratando de encauzar la situación y también ayudando a la alicantina a encontrarle otro socio. Entre las entidades a las que ha llamado la puerta están las cajas vascas -ya el año pasado entabló conversaciones fallidas con BBK-, el Santander, La Caixa, el Popular y BBVA.
Las negociaciones con todo el sector continuarán en paralelo este fin de semana, aseguran otras fuentes, que ven difícil que lleguen a buen puerto.
La CAM ha declarado una morosidad del 8,7 por ciento a finales de 2010, el doble que el ejercicio anterior, como consecuencia de su exposición al sector inmobiliario. Los bancos sólo estarían dispuestos a quedarse con los activos de la CAM en el caso obtener garantías a través de un Esquema de Protección (EPA) otorgado por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob), con el fin de que cubra posibles pérdidas por las inversiones de la alicantina.
El deterioro de la CAM ha llevado a Cajastur a exigir un cambio en el peso de cada socio. Quiere reducir el control de la alicantina en Banco Base del 40 por ciento actual al 27 por ciento, para aumentar su cuota y la del resto de socios (la asturiana cuenta con un 40 por ciento, la extremeña un 11 por ciento y la cántabra, un 9 por ciento)
El objetivo, según las mismas fuentes, es que una vez que entre el Frob en el capital, Cajastur se mantenga como primer accionista del grupo y la participación de la CAM se diluya aún más.
La entidad que preside Manuel Menéndez considera que Banco Base no podrá llevar a cabo su proyecto inicial de salida a bolsa por el estado de debilidad de la CAM y tendrá que acudir al fondo público para cumplir con el nuevo reglamento de solvencia. El SIP necesita 1.443 millones de euros.
Banco Base todavía no está roto, pero puede que salte por los aires en los próximos días. Y el devenir de CAM es más incierto que nunca, si cabe. En julio, la alianza estuvo a punto de romperse, también, por el equilibrio de fuerzas. No llegó la sangre al río, pero en esta ocasión las dudas son muchas sobre el resultado final. |
Ver el artículo original
