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El consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar (EFE) |
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Caixabank anunció este miércoles en Londres su nuevo plan estratégico para el trienio 2019-2021, que incluye un severo ajuste de oficinas para alcanzar una rentabilidad sobre recursos propios del 12%. Aunque la entidad se negó a concretar cuántos puestos de trabajo supondrá este adelgazamiento de la red y cuánto le costará dicho recorte, fuentes financieras señalan que la reducción de personal supondrá la salida de un máximo de 3.200 personas y supondrá un gasto de entre 1.200 y 1.500 millones en indemnizaciones.
Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank, y Jordi Gual, presidente no ejecutivo de la entidad, respondieron con evasivas a la docena de preguntas sobre el cierre de las 821 sucursales previsto en el nuevo plan estratégico. El primer directivo del grupo bancario subrayó en varias ocasiones que el número de personas afectadas no estaba concretado y que se negociará con los sindicatos de forma amistosa, como siempre ha hecho CaixaBank cuando ha puesto en marcha cualquier medida de reducción de plantilla.
Pero los analistas del sector han comenzado a realizar sus números tras mantener contactos con el equipo directivo de CaixaBank y su departamento de relaciones con inversores. Según estas fuentes, que han chequeado sus estimaciones con la alta dirección del banco, el plan de bajas ascenderá a un máximo de 3.200 personas. La cifra, como suele ocurrir en estos casos, será finalmente menor, una vez que se escuche la voz de los representantes de los trabajadores. En cualquier caso, la salida de estos empleados se hará siempre de forma pactada y negociada con los sindicatos, porque para Gortázar la paz social es imprescindible para conseguir los objetivos operativos.
Fuentes de varios bancos de inversión agregan que este ajuste de plantilla costará entre un mínimo de 1.200 y un máximo de 1.500 millones de euros, que irán contra la cuenta de resultados de los tres próximos ejercicios. La estimación se corresponde con el coste medio de los empleados de CaixaBank tomando como referencia las prejubilaciones acordadas en el expediente de regulación de empleo que hizo en 2015 (700 personas) y las bajas incentivadas de 2016 y 2017.
Este último programa tuvo un coste de 304 millones de euros para cubrir la salida de 610 empleados que alcanzaron los 58 años de edad y que se acogieron al plan de bajas. Es decir, CaixaBank pagó unos 500.000 euros por trabajador, cantidad superior a los 430.000 euros que abonó a los trabajadores que se adhirieron al programa de salidas voluntarias de 2016. Según distintas fuentes, la entidad podría ahorrarse unos 340 millones de euros al año por la salida de este máximo de 3.200 personas.
Rentabilidad en un buen momento
CaixaBank prevé disparar su rentabilidad (ROTE) un 12% en los próximos tres años gracias a haber dejado atrás la mochila inmobiliaria, ya que a principios de año habrá cerrado la venta de activos dañados a Lonestar. Así lo puso de manifiesto Gortázar este martes en Londres, ciudad en la que ha iniciado una presentación con los inversores. De este objetivo, dos puntos dependen de que se produzca una subida de tipos en el BCE, según ha explicado Gortázar. Los analistas creen que, de cumplir esta previsión, CaixaBank cerraría el año 2021 con ganancias cercanas a los 2.700 millones.
La entidad catalana con sede ahora en Valencia ganó 1.768 millones de euros en los nueve primeros meses de 2018, un 18,8% más que en el mismo periodo de 2017, debido al comportamiento de los ingresos bancarios, la mayor aportación de BPI, la reducción de las dotaciones y la contención de costes.
Los ingresos ''core'' del negocio, como son el margen de intereses, las comisiones, los ingresos del negocio de seguros, la puesta en equivalencia de SegurCaixa Adeslas y las participaciones de BPI Bancaseguros, aumentan un 4,5%, y el total de los ingresos, un 6,3%. |