La caja inyectó más de 150 millones el año pasado a la compañía, que ya le costó 144 millones cuando la compró
DAVID NAVARRO ALICANTE La grave crisis que atraviesa el sector de la construcción se convirtió el año pasado en la mayor pesadilla de Caja Mediterráneo (CAM) tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. A los numerosos disgustos que le acarreó su notable exposición al ladrillo en España, la caja sumó la necesidad de inyectar más de 150 millones de euros en su filial mexicana especializada en el negocio hipotecario, Crédito Inmobiliario SA (CI), según consta en el Informe Anual sobre el Gobierno Corporativo que la entidad ha remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores. De hecho, esta compañía acapara por si sola casi el 80% de toda la inversión empresarial que la caja declara en dicho informe, relativo al ejercicio 2010, y que ascendió en total a 190,8 millones de euros. Lo cierto es que la CAM adquirió CI en abril de 2009, cuando ya se había producido el estallido de la burbuja inmobiliaria, lo que en México se tradujo en la huída de los inversores internacionales -principamente estadounidenses-, que eran los principales compradores de propiedades en el Caribe y la costa del Pacífico mexicana. Ya entonces la caja desembolsó 144 millones de euros: 82 millones para adquirir el 100% de su propiedad y otros 62 millones como inyección de capital para reflotar la firma. No fue suficiente y la elevada morosidad -del 30% en 2009 según reconocía públicamente el propio presidente de la compañía, Ángel de Soto- provocó que Crédito Inmobiliario cerrara el ejercicio con pérdidas de casi 120 millones de euros. Durante todo el año 2010 los gestores designados por la CAM se dedicaron a sanear la compañía e intentar que los impagos se redujeran, consiguiendo que la morosidad cayera al 22%. Sin embargo, tan sólo tras dos nuevas inyecciones de dinero desde Alicante -una en abril por importe de 60 millones y otra en diciembre por valor de 90 millones- la sociedad logró acabar el año en positivo, con unos exiguos beneficios de 1,3 millones de euros, según el balance que esta misma semana realizó el ya citado Ángel de Soto. A pesar de lo ruinosa que ha resultado hasta el momento esta inversión, fuentes oficiales de la CAM aseguraron ayer que la intención de la caja es mantenerse en el accionariado de la compañía, ya que siguen confiando en sus posibilidades. Así, Caja Mediterráneo da por reconducida la situación de su filial mexicana y espera que este ejercicio empiece a dar mayores beneficios. No piensan lo mismo las agencias de calificación y, en concreto Standard & Poor´s, que en su último informe muestra su "cautela y escepticismo" sobre la evolución de la firma "dadas las actuales condiciones del sector hipotecario en México". De momento, para evitar nuevas aportaciones desde la matriz, la CAM ha diseñado para este año un plan de emisiones para CI. En las primeras, realizadas en enero, ya ha logrado colocar títulos por valor de 120 millones aunque para ello ha tenido que pagar entre un 6,25% y un 6,5% de interés a los inversores. La caja espera captar al menos otros 180 millones con la misma fórmula en los próximos meses.
Otras inversiones En cuanto al resto de inversiones empresariales de la CAM durante 2010, muchas de ellas también están relacionadas con el sector inmobiliario. Así, destacan los 17,7 millones que aportó para entrar en el capital de Aliancia Zero, una gestora de la que forman parte una decena de cajas y que tiene por objeto administrar propiedades embargadas. Otros tres millones fueron a parar a Espais Catalunya Mediterráneo, una sociedad con la que en su día la caja quería participar en la creación de una cadena de hoteles-boutique, y otros 800.000 euros a la firma que la CAM tiene con Ecisa para la construcción y gestión de aparcamientos. Fuera del ámbito del ladrillo, la mayor inversión, nueve millones en total, se realizó en Ribera Salud, la compañía que la caja alicantina tiene al 50% con Bancaja para la gestión privada de hospitales de la red pública.
Una caja con vocación internacional La de México no es la única aventura internacional que la CAM ha emprendido o ha intentado poner en marcha. Ya en 2007, la caja alicantina entró en el accionariado del Banco Marroquí de Comercio Exterior, pagando 132 millones de euros por el 5% de su propiedad. Desde entonces, la caja tiene un asiento en el consejo de administración de la entidad magrebí. Por la misma época también anunció la posible compra de hasta el 15% del Banco Guayaquil de Ecuador. Sin embargo, el Banco de España decidió frenar la operación exigiendo a la CAM que saliera a Bolsa para tener las mismas exigencias de transparencia que los bancos. Cuando más adelante lo hizo -lanzó las cuotas participativas- la inversión ya no interesaba. d.n. alicante |