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El presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, aseguró ayer en Valencia que los bancos «van camino de la normalización de la actividad crediticia». No obstante, reconoció que «la producción nueva de hipotecas es inferior sustancialmente en el conjunto del sistema financiero al pago de las cuotas que vencen y, por tanto, el conjunto del crédito de las familias baja». Con estos puntos de partida, afirmó que «el crédito no va a crecer en próximos tiempos, sobre todo porque hay una ausencia de demanda de crédito de las familias, durante este año, probablemente el que viene y ya veremos si 2016», y auguró que crecerá muy moderadamente este año y el que viene en el caso de empresas.
En un coloquio con clientes al que asistieron el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, y numerosos representantes empresariales de la Comunidad Valenciana, Oliu enmarcó las críticas de que no fluye el crédito en un contexto en que «la mitad del sistema colapsó y no daba créditos», junto a la «cerrazón» de mercados exteriores. En cualquier caso, destacó que ahora «están abiertos y ha habido un acopio de liquidez muy importante por parte de bancos, mientras que las cajas que sobrevivieron como podían durante cinco o seis años sin dar ni un crédito ya están reestructuradas, integradas en entidades más solventes o recapitalizadas por el sector público», y añadió que, «por tanto, la normalización por parte de la oferta esta ahí». En el caso del Sabadell, destacó que están «bastante activos en ofrecer facilidades y estar al lado de los empresarios para aumentar el crédito».
El presidente del banco que adquirió por un euro la CAM en diciembre de 2011 tuvo palabras poco amables respecto a la entidad de ahorros. Eso sí, no llegó a decir, como el exgobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, que la caja alicantina era «lo peor de lo peor». Según Oliu, el proceso de integración de la CAM conllevó un «bajón en percepción de calidad» al Sabadell, dado que la de la caja alicantina «era bajísima, la de un banco en crisis y todo estaba un poco desmadrado». Además de decir que casi lo único bueno heredado de la caja fue su inmobiliaria, Oliu fue poco compasivo con la plantilla de la CAM que permaneció en el grupo y resaltó «el déficit» en la «capacidad de actuación en el mercado bancario de las personas procedentes de la CAM», respecto a los estándares del Sabadell, que requirió una «importantísima inversión» de 364.000 horas de formación para 4.410 empleados. 
Asimismo, valoró positivamente la «buena solución» dada a los preferentistas de Caja Mediterráneo (CAM), con una operación de canje por acciones tras la integración de la entidad que «está produciendo una tasa de rentabilidad acumulada superior al 21%», según subrayó. «Se ha solucionado, ha desaparecido el problema y nos satisface», puntualizó. 
En otro orden de cosas, Oliu auguró un futuro «muy bueno» para la Comunidad Valenciana por su potencial exportador, pronosticó el fin de las tarjetas de crédito en favor de otros instrumentos como el teléfono móvil e instó a las empresas a ganar tamaño, «porque la capacidad tecnológica y la humana está».
Finalmente, el presidente de la entidad apuntó que por ahora no incorporarán nuevas entidades.

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