El Banco presidido por Josep Oliu se ha opuesto a la aventura secesionista de Mas y ha expandido su ren en el resto de territorio español.
M.A. RUIZ COLL
martes, 01 de octubre de 2013, 06:49
Madrid.- La batalla por la secesión de Cataluña también se libra en el terreno de las finanzas. A través del Banco de España y el Ministerio de Economía, el Gobierno deMariano Rajoy ha apostado por el Banco Sabadell, la veterana entidad presidida por Josep Oliu, para consolidar un gran grupo de banca catalana no nacionalista, que sirva de alternativa y contrapeso a La Caixa, que a menudo ha desempeñado el papel de socio financiero de la Generalitat y los partidos nacionalistas.
El Sabadell ha aprovechado el proceso de reestructuración de las cajas de ahorros, reflotadas por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) con recursos del rescate europeo a la banca, para ampliar su red comercial en toda España y alcanzar unos depósitos que superan los 100.000 millones de euros, lo que hoy le permite codearse con los grandes bancos españoles.
En este proceso, el Sabadell ha adquirido la antigua Caja Mediterráneo (CAM) con sede en Alicante y el Banco Gallego -que conjuntamente habían recibido una inyección pública de 5.500 millones de euros-, y además se ha hecho con la red del Banco Penedés, integrado inicialmente en el Banco Mare Nostrum (BMN). Como consecuencia de todo ello, la entidad que preside Oliu hoy tiene el 70% de su negocio fuera de Cataluña.
Esta ambiciosa política de expansión cuenta con el beneplácito del presidenteMariano Rajoy y el ministro de Economía, Luis de Guindos, que han visto la necesidad de contar con aliados en el terreno económico que rompan el monopolio de La Caixa, vista en demasiadas ocasiones como el brazo financiero del nacionalismo catalán.
El presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha buscado el apoyo y la complicidad de los grandes grupos empresariales catalanes para sacar adelante su aventura secesionista. Y han sido pocos los que se han atrevido a oponerme públicamente a esta ofensiva, que puede tener graves consecuencias económicas para los catalanes si se consuma su salida de la Unión Europea.
Entre ellos, el presidente de Sabadell, Josep Oliu, quien en unas declaraciones públicas realizadas en enero de 2003 instó al presidente de la Generalitat a “mantener el marco de convivencia dentro del marco legal que tenemos” e indicó que los empresarios catalanes no quieren “un choque de trenes” con el resto de España.
EL GRAN CASINO DE CATALUÑA
Conscientes de que la entidad tiene buena parte de su negocio en el resto del territorio español, los responsables de La Caixa (hoy Caixa Bank) desempeñan habitualmente un difícil juego de equilibrios y evitan pronunciarse sobre las reivindicaciones independentistas. Pero la entidad presidida por Isidro Fainé ha actuado con frecuencia como el socio financiero de la Generalitat y de los partidos nacionalistas
De hecho, La Caixa condonó al PSC 6,5 millones de euros de un crédito impagado y otros 2,7 millones a ERC, tal como publicó ''El Mundo'' en noviembre de 2005, cuando ambos partidos formaban parte del Gobierno tripartito de Cataluña.
Caixa Bank también juega un papel destacado en el ambicioso proyecto BCN World,el complejo de juego y ocio que impulsa un grupo de empresarios encabezado por Enrique Bañuelos junto al holding británico Veremonte, como alternativa alEurovegas de Madrid.
El complejo se construirá en terrenos comprados a La Caixa y podría suponer la creación de 17.000 empleos, según sus responsables. No obstante, los impulsores de este proyecto ya han adelantado que retirarán su inversión si Cataluña queda fuera de la Unión Europea como consecuencia de un eventual proceso de independencia. Es solo una de las consecuencias que puede tener, en el terreno económico, la aventura secesionista de Mas.
RECHAZÓ COMPRAR LA CAIXA CATALUNYA DE NARCÍS SERRA
En pleno terremoto por la quiebra de las principales cajas de ahorros españolas, Artur Mas intentó que el Sabadell adquiriera mediante una fusión Caixa Catalunya, en aquel momento presidida por el ex ministro de Defensa socialista Narcís Serra, quien acaba de ser imputado junto a los miembros de su consejo de administración por el cobro de retribuciones e indemnizaciones “desproporcionadas y ajenas a la real situación de insolvencia” de la entidad.
Sin embargo, Josep Oliu rechazó las pretensiones de la Generalitat y optó expandir la red comercial del Banco Sabadell en el resto del territorio español mediante sucesivas compras de otras cajas reflotadas y saneadas por el Banco de España a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).
De este modo, el Sabadell compró en diciembre de 2011 al FROB la quebrada Caja Mediterráneo (CAM) al precio simbólico de un euro. Previamente, el FROB había inyectado en la antigua caja alicantina (cuyos principales gestores están hoy imputados ante la Audiencia Nacional) 2.800 millones de euros en una primera fase, más otros 2,449 millones en una ampliación de capital. En total, 5,249 millones de euros de financiación pública, procedentes del rescate de la Unión Europea a la banca española.
COMPRÓ DOS CAJAS QUEBRADAS POR DOS EUROS
Además, de acuerdo con las condiciones de la adjudicación, el FROB ha otorgado al Sabadell un “esquema de protección de activos”, por el que se compromete a cubrir hasta el 80% de las pérdidas que puedan aflorar en el futuro en la cartera de crédito de la CAM, que asciende a 24.600 millones de euros.
Casi un año después, en abril de 2013, el Sabadell se adjudicaba, también por un euro, el Banco Gallego, al que el FROB había inyectado previamente 245 millones para sanear su balance. Y el pasado mes de junio, Sabadell compraba por 336 millones de euros Caixa Penedés al Banco Mare Nostrum (BMN), nacido de la fusión entre Caja Murcia, Caja Granada y Sa Nostra.
Todo ello, con el visto bueno del equipo económico de Rajoy, decidido a favorecer un tejido económico y financiero en Cataluña que sirva de contrapeso a las pretensiones independentistas de Artur Mas.
Oliu ha rematado ahora su jugada maestra con la compra del negocio minorista del grupo bancario británico Lloyds en España, lo que le ha permitido asumir 28 oficinas en las que mantiene sus depósitos 53.000 clientes, en su mayoría extranjeros no residentes.
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