En Catalunya, una de las plazas financieras más competitivas, han echado el cerrojo 1.970 sucursales . La venta de las firmas con ayudas públicas acelerará la reestructuración . Catalunya, Comunidad Valenciana y Madrid dibujan nuevos mapas menos bancarizados . Del modelo capilar vamos al europeo: con menos oficinas pero más amplias
Economía | 25/08/2013 - 00:05h
Conchi Lafraya
La ambición de la banca por expandirse territorialmente al calor de la burbuja inmobiliaria y las facilidades que encontró para captar financiación del exterior contribuyó a que España fuese un país muy bancarizado. El fin de ambas realidades contribuye a que, paulatinamente, se este produciendo el proceso inverso: la desbancarización del país. Una muestra evidente de esa realidad es que desde principios del 2008, cuando empezó la crisis, hasta el primer trimestre de este año, han desaparecido casi 8.000 oficinas de bancos, cajas de ahorro y cooperativas de crédito. Se ha pasado de las 45.260 abiertas entonces, a las 37.265 operativas el pasado 30 de marzo de este año, según los datos del Banco de España. Es decir, un 17,66% menos. Las plantillas han menguado en un porcentaje inferior, pero las cifras también son significativas. Hace cinco años, trabajaban en el sector 270.855 personas, mientras que a finales del 2012 existían 231.389 puestos de trabajo, un 14,57% menos. En resumen: en los últimos cinco años han desaparecido, exactamente, 7.995 oficinas y 39.466 puestos de trabajo. Un cúmulo de factores contribuye a que el sector se encoja. España se desbancariza. Y seguirá haciéndolo. En primer lugar, la crisis. En segundo, la propia reestructuración del sector. E, incluso, el auge de la banca on line hace que cada día los clientes de menos de cuarenta años usen más las nuevas tecnologías para sus operaciones. "La implementación de los planes de reestructuración de los bancos que han recibido capital público acelerará el proceso de redimensionamiento de la banca", apuntó Jaime Guardiola, consejero delegado del Banc Sabadell, en abril en unas jornadas del sector bancario. Tanto Bankia como Catalunya Banc y Novagalicia se encuentran inmersas en procesos de cierre de oficinas fuera de su región de origen; al mismo tiempo tienen en marcha ERE, que suman 8.803 nuevas salidas entre este y los próximos ejercicios. A ello se añade la propia reestructuración sectorial. Es decir, varias cajas de ahorros en quiebra han sido absorbidas por entidades sanas, con lo que han redimensionado sus redes. Buscan sinergias y ahorros en los costes para ganar rentabilidad. La media sectorial de cierres es del 17,66%, aunque algunas comunidades superan la barrera del 20%. Catalunya fue una de las plazas financieras donde más competencia hubo por captar depósitos. Llegaron a operar 10 cajas de ahorros catalanas, más el Banc Sabadell y los bancos de fuera, que se fueron instalando tímidamente. Con la llegada de la crisis, el número de oficinas ha descendido un 24,35%. Es decir, se han evaporado 1.970 sucursales, al pasar de 8.098 que había abiertas en el 2008 a las 6.128 actuales. Y con la reestructuración sectorial, más concentración. Caixa Banc absorbió Caixa Girona, Banca Cívica y Banco de Valencia. BBVA se quedó con Unnim (fusión de Caixa Terrassa, Sabadell y Manlleu), y Catalunya Banc (entidad resultante de la fusión de Caixa Catalunya, Caixa Tarragona y Caixa Manresa) se venderá los próximos meses. La segunda comunidad que más sucursales tenía abiertas (5.941) en el 2008 era Madrid, pero ya ha cerrado el 19,57% de ellas (1.163). La Comunidad Valenciana es otra donde también se ha transformado bastante el mapa bancario. Han desaparecido el 20,34% de las sucursales existentes hace cinco años. Además de que la entidad presidida por Isidre Fainé absorbió Banco de Valencia, el Sabadell se quedó con CAM y Bancaja se integró en el conglomerado de Bankia. Otras comunidades no han vivido recortes tan significativos, pero el panorama bancario se va transformando en todas. (Ver gráfico). Andalucía se ha dejado por el camino, 1.274 oficinas; Galicia, 505; mientras que Castilla y León, 439. Y así sucesivamente. Para Lorenzo Dávila, director de economía y finanzas de ISDE, "España era un país sobredimensionado en oficinas bancarias". A su juicio, hay varios factores que están contribuyendo a reducir las cifras. "La tasa de morosidad (que se situó en junio en el 11,61%) hará que la banca tenga que incrementar sus provisiones en unos 15.000 millones por el mayor requerimiento de capital regulatorio". Esto, añade, "provoca que la banca restrinja la actividad bancaria y por consiguiente la concesión de créditos". Además, apunta Dávila, "el proceso de integración no ha terminado, con lo que aún se va a reducir más el número de sucursales y personal por tema de costes". En opinión de Francisco Uría, socio responsable del sector financiero de KPMG en España, "hay varias fuerzas que han motivado el cierre de oficinas". Entre ellas, cita que "la banca se adapta a nuevos modelos de negocio". Además, dice Uría, "la reestructuración por integración ha empujado a evitar duplicidades". Como tercera fuerza, este consultor recuerda "el tema de las nuevas tecnologías: la gente joven se maneja bien en las oficinas virtuales y la banca tiene informes que certifican esta realidad". El cuarto motor del cambio, para el socio de KPMG, es que "se transforma la tipología de oficina. Se tiende a locales más amplios y con más empleados que ofrezcan mayor asesoramiento personalizado". A su juicio, "la banca está siendo muy cuidados en la estrategia de cierres para no perder depósitos". En definitiva, concluye Uría, "caminamos del modelo capilar al europeo". Tocará andar más para llegar al cajero.
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