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david navarro

 Tienen miles de edificios en propiedad por culpa de los impagos pero en su propia casa están de alquiler. Los responsables del Sabadell quieren acabar con la anómala situación que se encontraron al adjudicarse la CAM y en las próximas semanas iniciarán las negociaciones con los sindicatos para recuperar la titularidad de las principales sedes de la antigua caja de ahorros, unos inmuebles que el exdirector general de la caja Roberto López Abad vendió al fondo de pensiones de los trabajadores en el año 2008 para obtener liquidez en un momento de apuro. 
La entidad ingresó entonces 62,8 millones de euros por los tres edificios -el de Óscar Esplá en Alicante, el de Pascual i Genís de Valencia y el ubicado en el Pasaje Mercader de Barcelona- pero a cambio se comprometió a pagar a los trabajadores el 5,5% de esa cantidad anualmente en concepto de arrendamiento, una cifra que en estos momentos y tras cinco años de crisis ya no se ajusta a los parámetros del mercado. Pero, sobre todo, el Sabadell quiere tener las manos libres para decidir sobre estos inmuebles y, llegado el caso, poder desprenderse de ellos o, por ejemplo, arrendar una parte en caso de que no ocupe todo el espacio. En suma, para hacer y deshacer de acuerdo con sus necesidades. 
Los responsables de la entidad catalana ya han trasladado a los sindicatos presentes en la comisión de seguimiento del fondo de pensiones su interés por revertir la operación y recuperar estos edificios en varias de las últimas reuniones celebradas pero todavía no han hecho una oferta en firme. Las fuentes consultadas señalan que en el banco habrían optado por esperar a que finalizara por completo la aplicación del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) puesto en marcha el pasado otoño y también a que estuviese ejecutada la fusión del fondo de pensiones de la CAM con el de Sabadell, un proceso que ya se encuentra en sus últimas fases en estos momentos. 
Sin embargo, en la entidad tampoco quieren dejar pasar más tiempo del necesario, por lo será en las próximas semanas cuando se presente la propuesta y se inicie la negociación. La clave de todo será el precio aunque la mayoría de los consultados creen que el Sabadell se mostrará flexible ya que no le interesa un enfrentamiento con los sindicatos por este asunto.

Pérdida de valor
Los representantes de los trabajadores ya han dejado claro que intentarán defender los términos del acuerdo firmado en 2008, que resulta bastante ventajoso para sus intereses. El documento incluye una cláusula que obliga a la entidad a recomprar los inmuebles como mínimo al mismo precio al que se vendieron originalmente aunque su valor haya caído, como es el caso. 
Sin embargo, lo cierto es que la situación actual tampoco acaba de beneficiar a los empleados. Por una parte, la rentabilidad del 5,5% anual que obtienen con el alquiler es muy difícil de conseguir con otros productos en estos momentos; pero, por otra parte, mientras no se ejecute la opción de recompra, el fondo está obligado a reflejar en su balance la pérdida de valor de los inmuebles, lo que perjudica a los trabajadores que cobran ahora sus pensiones, que reciben menos dinero.
De esta forma todo apunta a que se darían las condiciones propicias para que se alcanzara un acuerdo más o menos beneficioso para ambas partes. 
En cuanto a los inmuebles, se encuentran todos en zonas céntricas, muy cerca de los principales ejes comerciales y financieros de sus respectivas poblaciones. Es el caso de la antigua sede central de la CAM y ahora centro administrativo regional de SabadellCAM ubicado en la avenida de Óscar Esplá de Alicante, que pertenece al fondo de pensiones a excepción de una parte de la planta baja y los sótanos. 
El de Valencia está ubicado en la zona noble de la ciudad del Turia, junto a la mayor arteria comercial -la calle Colón-, y muy cerca de la antigua sede de Bancaja o del Banco de Valencia. En Barcelona la antigua Caja Mediterráneo tenía su principal delegación en el Pasaje Mercader, junto a la Rambla de Cataluña y bastante próxima a la Torre Banc Sabadell. 
Todos ellos están en uso en estos momentos y albergan, entre otros departamentos, parte de las instalaciones de la denominada Unidad de Gestión de Activos: la especie de "banco malo" que ha creado la entidad para segregar del resto del negocio los activos relacionados con el ladrillo.

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