Los nuevos grupos de cajas, a punto de iniciar otra ronda de fusiones, están encontrando cada vez más dificultades a la hora de ajustar sus costes laborales. Los continuos expedientes de regulación de empleo (ERE), que aún no han terminado, y las variopintas cláusulas que cada entidad había pactado con sus empleados han convertido en un auténtico ‘sudoku’ poder cuadrar una homogeneización de salarios. En el último ejemplo hasta el momento, la dirección y los sindicatos de BMN han acordado aplazar el calendario de armonización de condiciones laborales establecido para llevar adelante la segunda reestructuración de la entidad, y que contemplaba inicialmente el 30 de junio como fecha para la adhesión a las medidas voluntarias, fecha ahora aplazada. Según publica la agencia Europa Press, que cita fuentes sindicales, en la última reunión se decidió suspender y aplazar la homologación y armonización de las condiciones laborales del grupo, de forma que se aplazará la fecha inicialmente prevista del 30 de junio y se constituirán dos comisiones de trabajo, una sobre la armonización de los planes de pensiones y otra sobre el resto de condiciones laborales. Los motivos para dicho aplazamiento se centran en el hecho de que los ajustes aprobados a cabo el pasado 17 de mayo han obligado a modificar los plazos inicialmente establecidos en 2011. Dichos ajustes aprobados el pasado mes de mayo contemplaban una reducción salarial ya acordada y una reducción de costes mediante suspensiones de contratos y bajas incentivadas. El acuerdo laboral del 17 de mayo para llevar adelante la segunda reestructuración de la entidad contempla un nuevo expediente de regulación de empleo (ERE), que incluirá a su vez suspensiones temporales y rotatorias de contratos, semestrales y trimestrales, así como 250 bajas voluntarias indemnizadas. Otras entidades apelan a la paciencia de sus empleados a la hora de homogeneizar los salarios. Es el caso de CaixaBank y Banca Cívica, que han pactado con los sindicatos un acuerdo laboral para la integración de ambas entidades financieras. El acuerdo establece un compromiso de mantenimiento del salario fijo, así como de homologar el sueldo de ambas plantillas de forma progresiva en cinco años. Según comunicó CaixaBank, el acuerdo, aprobado “por una amplia mayoría”, nace “con el objetivo de garantizar la calidad de servicio a los actuales clientes de ambas entidades y de adecuar las funciones laborales a las futuras necesidades de la entidad”. En concreto, el acuerdo garantiza la retribución actual fija anual de Banca Cívica y establece la homologación salarial de sus empleados con los de CaixaBank de forma progresiva, durante 60 meses, desde la fecha efectiva de la integración. El resto de beneficios sociales de CaixaBank se aplicarán de forma inmediata, una vez salvados los periodos de moratoria para respetar algunos beneficios previos. En relación a la póliza sanitaria, se garantiza la cobertura para todos los empleados. Asimismo, se pondrá en marcha un plan de formación que combinará las modalidades presencial y virtual para garantizar la adecuada preparación de los equipos de las oficinas para el momento de la integración. El nuevo acuerdo también establece las condiciones en las que se aplicará la movilidad geográfica y la consiguiente compensación económica, en los casos necesarios. En una línea parecida, la dirección y la totalidad de los sindicatos con representación en Banco CAM y Banco Sabadell alcanzaron un preacuerdo para homologar las condiciones de la plantilla de ambas entidades a partir del próximo 1 de enero. Sin embargo, el acuerdo aún debe ser ratificado y se desconoce cuando se concretará la homogeneización, que permitirá a los trabajadores de la antigua caja alicantina mantener sus salarios actuales aunque deberán renunciar a algunos de los beneficios sociales que tenían.
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