Tan sólo tres semanas antes de que la entidad tuviera que ser intervenida por el Banco de España, la directora general de Caja Mediterráneo (CAM), María Dolores Amorós, reconoció ante los miembros del consejo de administración que la caja puede perder hasta el 90% de los 360 millones de euros invertidos en el grupo promotor Hansa.
El conglomerado empresarial dirigido por Rafael Galea ha desarrollado numerosas promociones inmobiliarias en Alicante, Playa de San Juan, Santa Pola y Villajoyosa. También posee suelo edificable en Valladolid, Zaragoza, Palma de mallorca y Nova Cartago (Murcia). Además, mediante la financiación de CAM, compró 3.800 hectáreas de terreno en Cabo Cortés (México) destinadas a la construcción de varios complejos hoteleros, tres campos de golf, un centro comercial y un pequeño aeropuerto. Caja Mediterráneo no sólo ha financiado estos proyectos, sino que además en socio del grupo Hansa, en el que ha llegado a tener una participación del 42% en su filial Hansa Cabo, el 24% en Hansa Urbana y el 20% en Hansa México. El consejo de administración de CAM aprobó el 18 de febrero de 2008 la concesión de un crédito de 115 millones de dólares (unos 86,8 millones de euros) a la filial Hansa Baja Investments cuya cuantía se amplió un año después, el 24 de julio de 2009, hasta los 152 millones de dólares (108,6 millones) utilizando como garantía los terrenos de Cabo Cortés (México). Un global de 360 millonesOtras filiales del grupo han recibido durante los últimos años financiación de la caja hasta alcanzar la cifra global de 360 millones de euros, recogida en un informe elaborado el año pasado por los administradores del FROB. Pese a ello, el grupo sufrió los efectos de la crisis del «ladrillo» y a finales de 2010 solicitó a la caja de ahorros un plan para reestructurar su deuda. Como resultado de ello, según consta en los informes del Banco de España, CAM transmitió al grupo matriz Hansa Urbana el 20% de las acciones de Hansa Cabo (donde se quedó con una participación del 20%) y el 18% de Hansa México (conservó oto 20%). A cambio, la caja amplió en un 7,9% su participación en Hansa Urbana y contabilizó unas plusvalías de 40 millones de euros. Según el expediente disciplinario instruido por el Banco de España, este beneficio declarado «no se ajusta a la norma contable», ya que las supuestas plusvalías se obtuvieron mediante transacciones intragrupo —es decir, entre empresas participadas por CAM— y además estaban sujetas a un pacto de recompra. Pero además, añade el expediente, para valorar los terrenos de Cabo Cortés (México) que formaban parte de sus activos, Hansa utilizó la tasación que le resultaba más ventajosa, la realizada por Tinsa que daba un valor de 443 millones de euros a los terrenos, frente a la que había realizado Richard Ellis, que ascendía a menos de la mitad: 196 millones. Pero el acuerdo alcanzado con CAM en diciembre de 2010 no resolvió definitivamente las dificultades económicas del grupo dirigido por Rafael Galea. Dos meses después, el 25 de febrero de 2011, el consejo de administración de la caja aprobó una nueva reestructuración de la deuda de Hansa Urbana, ampliando los plazos de carencia y amortización de diez créditos que suman 102,5 millones de euros. Pese a todo ello, de nuevo en el consejo de administración del 30 de junio de 2011 —tres semanas antes de que la caja fuera intervenida con el Banco de España—, la directora general María Dolores Amorós expuso ante el consejo de administración la necesidad de dar nuevas facilidades al grupo Hansa porque, advirtió, si entrase en concurso de acreedores los créditos que le había concedido CAM «pasarían a ser subordinados, lo que en la práctica comporta que difícilmente recuperaríamos más allá de un 10% o un 15% de los mismos». Es decir, que la caja podría perder hasta el 90% de la financiación aportada al grupo. Los miembros del consejo «se dieron por enterados» de estos hechos, según consta en el acta de la reunión..
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