El desplome de las acciones de Bankia, provocado por la insolvencia de su matriz, Banco Financiero y de Ahorros (BFA), no solo ha pillado a cerca de 350.000 inversores particulares
Entre los damnificados por la gestión también se encuentran entidades como Caixabank, Popular, Mapfre, y grandes fortunas como Juan Abelló y Alicia Koplowitz. Otros, como Banco Sabadell, vendieron las acciones que el Gobierno le obligó a comprar en la OPS del pasado verano antes de la reciente nacionalización.
La entidad catalana suscribió cerca de 14 millones de acciones de Bankia en la salida a bolsa realizada en julio del pasado año. Oliú, su presidente, no tuvo más remedio que poner la cuota correspondiente después de recibir una llamada del Banco de España y de Elena Salgado, vicepresidenta del Gobierno y ministro de Economía, en la que le pidieron su contribución para salvar la colocación debido a la ausencia de demanda real de inversores.
Sabadell invirtió aproximadamente los 50 millones que le reclamó el Gobierno, la misma cantidad solicitada a Banco Popular y a Bankinter. A Caixabank le tocó desembolsar 100 millones por decreto ley, mientras que a Santander y a BBVA se le exigió comprar acciones por unos 150 millones. Emilio Botín predijo en su momento que “la operación será un éxito”, pese a lo cual no cedió su red de sucursales para comercializar la OPS.Francisco González fue el único que rechazó participar en ese primer rescate.
Fuentes financieras han confirmado que Sabadell vendió sus acciones antes de que el Gobierno decidiese la nacionalización de Bankia. La entidad participada por la familia Lara, Isak Andic y el presidente de Porcelanosa, entre otros, ha declinado hacer ningún comentario sobre esta información. Otras fuentes próximas al banco aseguran que la desinversión se hizo hace varias semanas, antes de que corriesen los rumores sobre la insolvencia de BFA.
Algo parecido hizo Mutua Madrileña, que sí reconoció públicamente que había vendido ya sus 2,8 millones de títulos de Bankia. La operación de la aseguradora, también invitada a la fuerza por Economía a la oferta de acciones, le reportó unas minusvalías de unos 3 millones de euros. Todos los inversores pagaron 3,75 euros por acción, un 44% por encima del actual cambio en bolsa.
Esa pérdida del 44% es la que arrastra Caixabank, que aún mantiene en cartera la participación en su competidor. La entidad presidida por Isidro Fainé, que negoció la fusión con Bankia el pasado mes de diciembre, acumula unas pérdidas latentes de unos 45 millones de euros. Caixabank también ha rechazado hacer declaraciones sobre esta ruinosa inversión, si bien fuentes financieras apuntan a que la decisión de mantener su paquete de más del 1,3% se debe a un compromiso institucional con el Gobierno.
Otro que aún sigue en el accionariado es Iberdrola, que utilizó 20 millones de su caja para ayudar a Bankia, uno de sus principales accionistas. La eléctrica, participada en un 5,2% por el banco ahora nacionalizado, compró un 0,3% del capital como muestra de buena voluntad. Pierde unos 8 millones, casi lo que cobra su presidente cada año entre todas sus remuneraciones.
Hay más incertidumbre sobre qué han hecho otros inversores privados de renombre, como Mnauel Jové, El Corte Inglés, Juan Abelló, Juan Miguel Villar Mir y Alicia Koplowitz. La financiera tiene una gran relación con Rodrigo Rato, en especial su hombre de confianza, Óscar Fanjul. El que fuera presidente de Repsol fue nombrado por Rato hace apenas unos meses primer ejecutivo de Deoleo, participada por la antigua Caja Madrid. Fanjul también es consejero de la corporación industrial de la caja madrileña, Cibeles, por lo que sería cuanto menos extraño que Omega Capital, el fondo de Alicia Koplowitz, hubiese vendido. La firma tampoco ha querido pronunciarse.
|