El Banco de España contrata a BlackRock y Oliver Wyman para sanear el ladrillo; De Guindos busca fondos privados para gestionar los activos ‘tóxicos’ de las entidades
El Banco de España contrata a la empresa de consultoría que diseñó la recapitalización del sistema bancario de Irlanda para que le asesore en cómo segregar los activos tóxicos de los bancos españoles, de manera que las entidades puedan desconsolidarlos de su balance, según confirmaron a este diario fuentes cercanas al supervisor. Se trata del grupo BlackRock, a través de su división Financial Markets Advisory, especializada en valorar activos complicados y bancos malos.
BlackRock participó en el diseño del banco malo irlandés, conocido como la Nama (National Asset Management Agency). En 2009, el Banco Central de Irlanda recurrió a esta consultora para enfrentar la deuda que tenían sus bancos como consecuencia de la elevada financiación prestada durante la burbuja inmobiliaria, además de la caída de precios en este mercado.
El Gobierno irlandés creó una agencia estatal para que las entidades interesadas transfirieran sus activos tóxicos. Éstos fueron valorados a precio de mercado y con fuertes descuentos, lo que hizo que los bancos implicados perdiesen capital y que el Estado tuviera que recapitalizar el sistema con financiación pública. Cinco entidades participaron en la Nama: Banco de Irlanda, AIB, EBS, Nationwide UK y Anglo Irish Bank. La Reserva Federal también contrató los servicios de BlackRock.
En este caso, la consultora participó en la valoración de los activos problemáticos de Bear Stearns, el quinto banco de inversión de Estados Unidos que quebró, en 2008, sentando las bases de la crisis financiera que vendría después.
También valoró los activos de AIG, la aseguradora estadounidense que tuvo que ser rescatada por la Fed para evitar su quiebra. Además de BlackRock, el Banco de España ha contratado a otra empresa de consultoría internacionales con bagaje en el sector financiero.
Se trata de Oliver Wyman, según apuntaron fuentes cercanas al supervisor. Ambas participaron en operaciones financieras europeas. El plan del Gobierno pasa por crear vehículos para la desconsolidación de activos, es decir, sociedades que permitan sacar del balance los activos problemáticos de los bancos. Tanto desde el Banco de
España como desde el Ministerio de Economía rehúsan emplear la expresión banco malo para definir a estas sociedades, ya que no estarán financiadas por el Estado.
El objetivo de Luis de Guindos es que los bancos trasfieran el riesgo de sus activos inmobiliarios a una sociedad gestionada, en su mayor parte, por un fondo privado. La entidad sólo tendría una pequeña participación en la citada sociedad y, por tanto, se liberaría del riesgo. El fondo compraría los activos tóxicos al banco y se quedaría con la gestión de la sociedad. El problema es a qué precio se compran los activos y quién asume las pérdidas. «Si se consigue que el privado entre a un precio razonable, puede ser un respiro», reconoce un analista financiero. No obstante, hay quien considera que «no es un mal modelo» para sanear al sector financiero y volver a ganar la confianza de los inversores internacionales, pero advierte de que «sin ayudas públicas, dolerá».
La pregunta es a qué entidad le pueden ser útiles estas sociedades. Hasta la fecha, ninguno de los grandes bancos ha mostrado su apoyo al plan. BBVA, Santander, Sabadell y Banco Popular se oponen a la idea de transferir sus activos inmobiliarios. Quieren venderlos ellos mismos. Sólo el Popular lo vio «con buenos ojos», pero siempre que los activos se desconsoliden de su balance. Precisamente, BlackRock y Wyman están trabajando para informar al Banco de España de cuáles son los requisitos internacionales para que los activos salgan del balance.
El sistema financiero español saneó ya casi 54.000 millones de euros en activos inmobiliarios. El problema es que el mercado considera que hay que limpiar 50.000 millones de euros más.
Alemania tuvo que recurrir a un banco malo para sanear este tipo de activos. En este caso, la entidad seguía asumiendo los riesgos y compromisos bancarios, así como la cobertura de las pérdidas, y contaba con la garantía del Estado. El plan de España pasa por que un privado corra con ese riesgo. La decisión aún no está tomada.
Malas noticias para el sector financiero
En términos generales, los ratings o calificaciones crediticias son puntos de referencia que proporcionan al inversor de renta fija un primer filtro de análisis de ciertos instrumentos financieros que puedan ser sujetos a compras o ventas en función de un subsecuente, detallado y preciso análisis de viabilidad crediticia de ese instrumento financiero.
Esto es, si nos encontramos con un bono que tiene una calificación BB (rating por debajo de grado de inversión) podemos inmediatamente descartarlo si lo que necesitamos es un bono para un fondo de inversión monetario, donde sólo pueden entrar bonos con ratings A- o superiores. Por lo tanto, como primer filtro, un rating puede ser muy útil ya que puede ahorrarnos muchas horas de trabajo.
Ahora bien, para un banco, su rating es su tesoro. Ya que las entidades se dedican a pedir dinero prestado para posteriormente prestárselo a sus clientes, su coste de financiación definirá su viabilidad a largo plazo. La cadena de eventos es la siguiente: si la calificación de un banco (o de todo un sistema bancario, como es el caso) baja, su coste de financiación sube. Coste que a su vez se transfiere a sus clientes, los cuales toman menos créditos y/o tienen menor capacidad de repago de sus deudas, lo que hace ralentizar la economía y crear más morosidad crediticia en los balances de los propios bancos. Lo cual, al final, disminuye el capital de esos bancos afectando a su viabilidad a largo plazo.
Ya que la relación entre un país y su sistema bancario es muy estrecha, la bajada de calificación de un país afectará de manera directa a su sistema financiero. En este caso, la bajada de calificación de España por parte de S&P del jueves impactará a los bancos españoles de la siguiente manera: (1) consolidación de la prima de riesgo soberana alrededor de 400 puntos básicos (principal coste de la deuda bancaria). (2) Coste adicional de financiación en las operaciones de repo (aunqueesta cantidad se ha reducido sustancialmente gracias a las operaciones LTRO del Banco Central Europeo. (3) Bajada de calificación de cédulas hipotecarias (instrumento financiero más seguro y útil para bancos). (4) Los ratings de los bancos más débiles pueden bajar a calificación de bonos basura.
Por lo tanto, los bancos españoles tienen pocas opciones para mejorar su situación actual. Hasta que no se estabilice y mejore la situación crediticia del país, el sector financiero seguirá sufriendo.
(César Fernández Macho es gestor de fondos de DWS Investments, gestora de Deutsche Bank) |