La caja, a través de su proveedor de liquidez en bolsa, movió en la recta final del año pasado y con el FROB administrándola, un volumen de cuotas diez veces superior al del primer trimestre por la avalancha de ventas, lo que facilitó la operativa a los inversores especulativos
Caja del Mediterráneo (CAM) tuvo que echar mano de manera intensiva del contrato firmado con Ahorro Corporación Financiera (ACF) para dar liquidez a las cuotas participativas en bolsa en el último semestre del año;
Las órdenes masivas de venta que se originaron tras la intervención de la caja de ahorros el 22 de julio y, especialmente, tras la cancelación un mes más tarde por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) de la oferta de recompra que había aprobado el consejo justo antes de ser destituido, provocaron un bloqueo en el mercado que obligó a ACF a mover entre agosto y noviembre hasta diez veces más acciones de las que había intermediado en el primer trimestre del año a través de la autocartera.
El contrato de liquidez, firmado entre CAM y ACF en la salida a bolsa en 2008, es un instrumento legal y habitual en el mercado que tiene como finalidad facilitar la compra venta de acciones de las sociedades cotizadas en los casos en que los excesos de oferta o demanda paralicen la cotización.
Para poder realizar esta función, ACF tenía a su disposición inicialmente 100.000 cuotas (que constan como autocartera) y medio millón de euros, ya fuera para poner títulos en el mercado o para comprarlos. Un importe que en mayo de 2010 amplió hasta los 200.000 títulos.
La norma, y así lo hizo ACF, para estas operaciones es tratar de que el saldo neto final de las operaciones que realiza sea neutro, es decir, que las compras y las ventas se igualen al final del periodo y no superar de esta forma el límite marcado por contrato.
UN COMPORTAMIENTO ANÓMALO
Pero la situación extraodinaria por la que atravesó CAM provocó un comportamiento anómalo del mercado. La intervención de la caja y el reconociendo de que necesitaba una inyección inmediata de 2.800 millones de euros apuntaba directamente a pérdidas abultadas, como unos meses después se comprobó.
Sin embargo, la cotización de las cuotas participativas de CAM no se suspendió hasta el 8 de diciembre -algo que nunca entendió bien el mercado- y durante ese periodo los inversores se lanzaron a vender los títulos, que se desplomaron en el parqué.
La avalancha de papel estrechó la liquidez de las cuotas en bolsa, es decir, no hay forma de vender títulos porque nadie los compra al precio que se ofrecen. Una situación que los supervisores del mercado no permiten.
"Tratar de deshacerse de un paquete superior a los 5.000 títulos al mismo precio resultaba muy complicado porque no había papel para responder, por lo que salir corriendo del valor conllevaba vender a varios precios y de este modo pagar bastantes más corretajes por la operación", advierte un operador de bolsa.
La situación se vio agravada por la inactividad de durante más de 40 días de ACF. Según consta en los registros de la CNMV, la operativa con la autocartera estuvo paralizada desde la intervención del FROB el 22 de julio y el 8 de septiembre, cuando volvió a actuar el mercado. Para entonces la acción había pasado de 4,7 euros a 1,78.
ACF DISPARA SU OPERATIVA ´CUIDADORA´
A partir de ese momento, las operaciones de compra-venta de acciones a cargo de la autocartera de CAM se dispararon. En tres meses se intermediaron algo más de un millón de cuotas, es decir, ACF compró para la caja 1.033.665 cuotas y vendió 1.036.394. Para hacerse una idea de la intensidad de la intervención valga decir que en el primer trimestre de 2011, cuando los problemas de CAM aún no eran visibles, la autocartera solo registró 86.478 compras y 91.580 ventas de cuotas.
Dado que el proveedor de liquidez tiene una limitación al número de cuotas que puede acumular, en una situación como la que vivía CAM, con miles de cuotapartícipes queriendo vender, ACF no solo tuvo que comprar. También tuvo que buscar compradores.
Es en este punto en el que las fuentes del mercado consultadas por ValenciaPlaza.com coinciden, como lo hacían en su día (cuando se seguían moviendo títulos en el parqué pese a la evidente quiebra técnica de la caja), en que entraron inversores especulativos, únicos interesados en comprar un producto sin rentabilidad futura por la vía ordinaria pero con los buscar un beneficio a corto aprovechando repuntes de la cotización (o incluso forzándolos).
El ‘juego´ finalizó en la recta final del mes de diciembre, cuando se suspendió la cotización de CAM en bolsa. Las operaciones de liquidez dejaron un saldo negativo en la caja de algo más de medio millón de euros, es decir, CAM perdió dinero comprando y vendiendo sus acciones. El año anterior había logrado beneficios por 0,2 millones por ese mismo concepto.
Son precisamente esos inversores que especularon con las cuotas de CAM a los que Sabadell quiere dejar fuera de un acuerdo futuro con los cuotapartícipes pillados.
PREMIO A LA FIDELIDAD
El banco que preside Josep Oliu no tiene obligación de recomprar los títulos ni de compensar en forma alguna a los cuotapartícipes. Sin embargo, tal y como adelantó ValenciaPlaza.com, Sabadell analizará uno por uno los casos de los afectados y les ofrecerá un acuerdo con el fin de recuperar clientes que se consideran engañados.
El perfil de los posibles beneficiarios de la operación planteada por Sabadell son fundamentalmente los clientes de la CAM a los que se les colocaron las cuotas en la salida a bolsa, a los que supuestamente no se les informó con detalle suficiente del producto en el que estaban invirtiendo.
Fuera se quedarán los que han comprado cuotas para especular. Sin embargo, esta decisión es tan legítima como la operación de estos inversores, más cuando la caja ya con el FROB administrándola, mantuvo las acciones en el parqué y contribuyó a que se pudieran comprar y vender con una normalidad absurda para una empresa en quiebra. |