Hoy No levantan cabeza la mayoría de los 5.000 trabajadores de la excaja de ahorros alicantina. A la crisis financiera de la propia entidad, que la ha conducido a su intervención por el Banco de España y su posterior subasta y adjudicación al Sabadell, se une ahora la crisis "de identidad"
VALENCIA / ALICANTE. Si no fuera porque no es momento para revueltas ni brindis al sol, el conflicto social en el seno de la plantilla de Caja de Ahorros del Mediterráneo podría haber estallado ya hace tiempo. Tal es el desánimo y desmoralización que se extiende por la plantilla, y más una vez conocidos -sobre sus carnes- los efectos de la gestión de los directivos de la entidad durante los últimos años: solo durante 2011 ha representado el despido de más de 500 empleados y el cierre de decenas de sucursales.
Ahora, con el vaso de la paciencia a punto de rebosar, muchos empleados están recibiendo instrucciones de sus superiores de salir a la calle ´a vender´. "¿A vender qué? ¿la marca CAM?", se preguntaba irónicamente un director de sucursal, poniendo de relieve la presión que los empleados de las sucursales están soportando también de muchos clientes con sus ahorros invertidos en productos de la caja y sin garantía alguna sobre su recuperación. "A veces llegan a insultarnos", asegura un compungido cajero, añadiendo que ellos cumplían las órdenes recibidas.
Del mismo modo, se ha abierto un nuevo frente de preocupaciones a causa del Fondo de Pensiones de los trabajadores, propietario de algunos edificios importantes donde se albergan dependencias de la CAM. Entre ellos, la sede su Delegación Territorial en Valencia (en la imagen), situada en la céntrica calle de Valencia Pascual y Genís.
Sobre el futuro de este edificio, que el citado Fondo tiene alquilado a la propia CAM obteniendo por ello un 6% de rentabilidad, pesa la incógnita de las decisiones futuras que pueda adoptar sobre la cuestión el nuevo propietario de la CAM, el Banco Sabadell quien, por otra parte, acaba de rehabilitar otro edificio muy cercano, el palacio donde se ubica la sede del Banco Urquijo en la calle Pintor Sorolla. Esta circunstancia podría hacer innecesaria la sede de Pascual y Genís, con lo cual los trabajadores tendrían otro problema añadido. "Va a ser muy difícil venderlo al mismo precio con el que nos hicimos cargo de él" aseguran las mismas fuentes.
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