Los inversores valencianos cifran sus pérdidas en 300 millones mientras el Banco de España diseña una adjudicaciónsimilar a la de la CAM
Los accionistas del Banco de Valencia prevén presentar un «aluvión de demandas» en el caso de que el Banco de España opte por subastar la entidad «a coste cero», como sucedió en el caso de la adjudicación de la CAM al Banco Sabadell y conforme está planificando el organismo supervisor, que intervino a la entidad valenciana el pasado mes de noviembre tras detectar un «agujero» superior a los 560 millones de euros, con datos al cierre del 31 de marzo de 2011.
En las últimas semanas se está gestando un movimiento «preventivo» entre las familias de la burguesía valenciana propietarias de títulos del Banco de Valencia, una entidad que suma un total 47.000 accionistas. Ahí radica la diferencia respecto a la CAM, donde los propietarios de las cuotas participativas no poseían la totalidad del capital de la entidad y, además, carecían de derechos políticos, según las fuentes consultadas por este periódico.
Los accionistas creen que una sociedad cotizada no puede recibir el mismo tratamiento que una caja de ahorros y abogan por buscar fórmulas «para que los títulos se diluyan cuando se produzca la adjudicación y evitar que su valor se reduzca a cero».
BFA, al margen
En este movimiento no participa el Banco Financiero y de Ahorro (PFA), la matriz de Bankia que posee el 39,122 por ciento de los títulos de la entidad.
El resto de accionistas de referencia son Unión de Valores S. A. (con el 6,19 por ciento de los títulos); Libertas 7 S. A. (5,16%); e Intercartera (5%). La entidad cuenta con un 3,185% de los títulos en autocartera, de acuerdo con la información disponible en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
El resto de los títulos, hasta completar una cifra de 47.000, son propiedad de los pequeños accionistas que ya han comenzado a articular «mecanismos de defensa».
En esta línea, las fuentes financieras consultadas por ABC cifran en el entorno de los trescientos millones de euros el posible perjuicio para los accionistas del Banco de Valencia. Ayer, al cierre de los mercados los títulos de la entidad cayeron un 6,48%, hasta los 0,51 euros. Unas cifras que dejan su capitalización bursátil en los 248,7 millones de euros.
Los afectados recuerdan que ya se ha constituido una asociación de pequeños accionistas que prepara demandas contra los anteriores directivos de la entidad, administrada por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) desde que el pasado 25 de noviembre el Banco de España acordara su intervención.
Subasta en junio
De acuerdo con el informe de la auditoría, el Banco de Valenciana presentaba una necesidad de provisiones de 560 millones frente a unos fondos propios superior a los 1.200. Fuentes del FROB explicaron ayer a este diario que se está preparando una auditoría para determinar el valor patrimonial de la entidad con sede en la calle Pintor Sorolla. En el caso de que su valor sea cero —la opción más probable a día de hoy— los inversores perderán su dinero. Las fuentes equiparan el caso al de los propietarios de las cuotas participativas de la CAM, que perdieron su valor tras la adjudicación al Sabadell.
El temor de los accionistas pasa porque en la valoración de la entidad y la aprobación de cuentas —que se consumará en el plazo de veinte días— se eleven las necesidades de capital hasta el punto de que las accionistas vean reducido a cero su valor.
Los propietarios de los títulos consideran que se trataría de «una estafa». Sin embargo, desde el FROB se advierte ya de que se alegará que el informe sobre el valor patrimonial corresponde a una auditoría externa. La adjudicación del Banco de Valencia se producirá, de acuerdo con las previsiones del FROB, entre los meses de junio y de julio, una vez se haya producido la venta de Unnim, que goza de prioridad en el calendario marcado por el organismo supervisor.
Criterios «políticos»
Los accionistas, en cambio, consideran que «los pequeños inversores no son los responsables» de la situación en la que se encuentra inmerso el Banco de Valencia y creen que la posibilidad de salvaguardar sus intereses «depende del criterio político» que marque el cariz de la operación. Así, razonan que algunos activos de la entidad bancaria a los que se les otorga ahora un valor cero o negativo se pueden apreciar en el futuro y el beneficiario de las plusvalías será la entidad que resultara adjudicataria de la subasta. |