Algunos de los candidatos seleccionados, como el BBVA, quieren reclamar al Banco de España garantías más amplias antes de decidir su oferta definitiva
Casi tres meses después de su intervención, el proceso de subasta de la CAM sigue avanzando y está a punto de encarar su última etapa, que concluirá con la adjudicación de la caja a uno de los cuatro candidatos preseleccionados por el Banco de España: el Santander, el BBVA, La Caixa o el Sabadell. No obstante, el camino sigue sin estar del todo despejado ya que algunos de los escogidos aún consideran insuficientes las garantías que ofrece el supervisor para evitar que la absorción de la CAM hunda sus balances, y todos los consultados coinciden en señalar que la venta, prevista para finales de este mes, se retrasará al menos hasta mediados de noviembre, en plena campaña electoral. A pesar de los esfuerzos del Banco de España por hacer atractiva la operación, en el sector financiero se asegura que una buena parte de las entidades que se presentaron a la puja inicial lo hicieron únicamente para complacer al supervisor, sin tener un interés real. Incluso entre los cuatro preseleccionados existen serias dudas sobre la rentabilidad de la compra, principalmente por dos motivos: Por un lado, porque el Esquema de Protección de Activos que figura en el cuaderno de venta de la CAM sólo cubre una parte de la cartera crediticia de la entidad, menos de la mitad, aunque se trata de los préstamos con más riesgo. En concreto, este paraguas -que se sufragará con el dinero que aportan todas las entidades al nuevo Fondo de Garantía de Depósitos- absorberá el 80% de las pérdidas que genere la cartera de promotores, los créditos hipotecarios en riesgo de impago, los pisos y terrenos adjudicados, los préstamos fallidos y las sociedades inmobiliarias, hasta un importe de 2.500 millones; cifra que aumentará hasta el 90% si se supera esa cantidad. El problema llegará si la situación económica se sigue deteriorando y la morosidad se extiende al resto de créditos de la caja. El segundo motivo son las elevadas necesidades de liquidez de la caja, que sólo el año que viene tiene que devolver casi 5.700 millones. Tras la intervención, el Banco de España ya puso a disposición de la CAM una línea de liquidez de 3.000 millones y ofrece al comprador la posibilidad de solicitar otros 2.800 millones a devolver en un plazo de cinco años pero, eso sí, a precio de mercado, que en estos momentos "es demasiado caro", señalan las fuentes consultadas.
Distintas motivaciones No obstante, como explican desde una importante entidad financiera, al final todo depende del interés que tenga el comprador. En este sentido, el BBVA sería el candidato que más estaría presionando para que el supervisor ampliara las garantías que ofrece. El banco presidido por Francisco González nunca se ha mostrado entusiasmado por la compra de la CAM -considera que no tiene gran cosa que aportarle- pero tampoco quiere que caiga en manos de su rival directo. Por eso quiere abaratar al máximo la adquisición. Por el contrario, el Santander o el Sabadell sí saldrían claramente beneficiados con la absorción de la caja alicantina, por lo que estarían dispuestos a arriesgar algo más. El primero, que realizaría la compra a través del Banesto, lograría ganar cuota de mercado en la Comunidad, Murcia y Baleares, donde ahora su peso es menor que en otras regiones precisamente por la gran implantación que tienen las cajas locales. "Es al que más le encaja la red", apuntan fuentes del mercado. Mientras, el Sabadell está casi obligado a ganar tamaño para ser competitivo después de que el Banco Popular haya comprado el Pastor. La entidad de Josep Oliu también baraja pujar por alguna de las cajas catalanas nacionalizadas (Unnim y Catalunya Caixa) pero el solapamiento de redes sería mayor. Por eso piensa dar la batalla con la alicantina. La gran incógnita es lo que hará La Caixa. Aunque al principio se mostró reticente a entrar en el juego, alegando que estaba más interesada en consolidar la transferencia de su negocio al nuevo Caixabank, algunas fuentes indican que habría hecho la oferta inicial más generosa. Lo que sí parece seguro es que el proceso se va a prolongar más de lo esperado. Si el supervisor quería tener cerrada la venta a finales de este mes para que el asunto no fuera objeto de polémica durante la campaña electoral, ahora ya se habla de que la adjudicación se producirá a mediados de noviembre o, incluso, tras los comicios. Al menos será así si se respetan los plazos marcados en el cuaderno de venta, que otorgan a los candidatos preseleccionados cuatro semanas para estudiar los libros de la CAM antes de realizar una oferta vinculante. Ese plazo contaría desde el momento en que se produzca la comunicación oficial de las entidades que pasan el primer corte, algo que aún no se ha producido ya que, de momento, el supervisor sólo ha hecho llegar su decisión a los interesados de forma extraoficial, tal y como ya avanzó el pasado sábado este diario. Una vez que se reciban las propuestas definitivas, todo dependerá de la rapidez con que decida el Banco de España.
Las nuevas exigencias de capital de Europa añaden incertidumbre Las nuevas exigencias de capital de la Autoridad Bancaria Europea (EBA por sus siglas en inglés) suponen un nuevo elemento de incertidumbre en la subasta de la CAM. Precisamente uno de los puntos que más temían los posibles postores era el elevado volumen de recursos propios que debían reunir para absorber los activos de la caja alicantina y mantener su nivel de solvencia por encima de los mínimos legales. Para evitar que los posibles compradores se echaran atrás, el Banco de España decidió en el último momento que el comprador no tendrá que aportar capital por los créditos que ya están cubiertos por el Esquema de Protección de Activos, lo que reduce notablemente la factura de la operación. Sin embargo, de poco servirá esta ayuda si al final resulta que es el comprador el que tiene que aumentar su capital básico, porque no cumple con los nuevos requisitos europeos, y se queda sin recursos para hacer frente a la compra de la CAM. Todo dependerá del nivel de "core tier 1" (el capital de máxima calidad) que exija la EBA. Con los datos del pasado mes de julio sólo uno de los cuatro candidatos a quedarse con la caja alicantina, el BBVA, alcanzaba el 9%, el máximo que se plantean pedir las autoridades europeas. Santander y La Caixa sólo superarían ese nivel si se les permite computar las provisiones genéricas (el colchón anticrisis que les obliga a dotar el Banco de España). Si por el contrario, las exigencias se quedan en el 7%, incluso el Sabadell cumpliría, contando con las citadas provisiones. No obstante, todavía está por ver si los Estados europeos aceptan el cambio de normativa propuesto por la EBA y si finalmente éste es tan estricto como se asegura.d.n. alicante |