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El exdirector general de la CAM Roberto López Abad continuará como consejero del nuevo banco que ha creado la entidad -y al que va a transferir todo su negocio financiero-, a pesar de su jubilación como empleado de la caja. Así lo confirmaron ayer fuentes de la institución financiera tras conocerse que López Abad se encontraba entre el primer grupo de prejubilados de la entidad que, desde ayer, ya no forman parte de la plantilla de CAM. En total, la caja tiene previsto realizar 853 prejubilaciones y 120 bajas incentivadas dentro de su plan de reestructuración para ahorrar 200 millones anuales.
Mientras tanto, la entidad alicantina sigue con su particular cruzada para evitar su nacionalización como consecuencia de las nuevas exigencias de solvencia del Gobierno y de la ruptura de la fusión con Cajastur.
El consejo de administración de la caja dio ayer un paso más en esta estrategia al solicitar formalmente al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) que una parte sustancial de las ayudas que necesita, alrededor de 1.000 millones de euros, se le concendan mediante una especie de crédito en lugar de computar como inyección de capital.
Esto permitiría a la caja mejorar sustancialmente su valoración en las negociaciones con posibles socios privados -en especial tras conocer los bajísimos precios con los que saldrán a cotizar Bankia y Banca Cívica- y, sobre todo, reducir notablemente la participación del Estado en su accionariado.
Como viene explicando este diario, lo que pretende la caja es mantener la parte proporcional que le corresponde, por volumen de negocio, de las ayudas que se concedieron el año pasado a Banco Base a través del denominado FROB1. En este programa el fondo público desembolsaba el dinero a cambio de las suscripción de participaciones preferentes, unos valores que no otorgan derechos de representación a quienes los poseen. A cambio, eso sí, se debe pagar una rentabilidad anual que, en este caso, es de un mínimo del 7,75% anual.

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