No hay mejor ladrón que el que antes ha sido policía; Y Manuel Menéndez, presidente de Cajastur, lo ha aplicado a la fusión con las cajas de Extremadura y Cantabria: después de romper el compromiso con la CAM, ha modificado el contrato de integración para que sus socios no puedan hacer lo mismo con él, a pesar de que el nuevo Gobierno del PP en Extremadura e incluso el de Álvarez Cascos en Asturias desean hacerlo.
En el contrato inicial de integración de las cuatro cajas en Banco Base existían unas cláusulas de descuelgue a las que se acogió Menéndez para romper con la CAM alegando que las cifras de morosidad, capital y activos inmobiliarios de la alicantina eran mucho peores de lo inicialmente estimado, lo que hacía "inviable" la integración porque ponía en peligro al resto de cajas participantes.
Una vez consumada la ruptura, Menéndez recondujo el proceso de integración con las otras dos cajas, volvió a repartir el capital del banco resultante -66% para Cajastur, 20% para Extremadura y 14% para Cantabria-, le puso otro nombre -Effibank- y cambió el contrato para eliminar dichas cláusulas.
Monago no puede parar la fusión
Y eso es lo que ata de pies y manos al nuevo Gobierno extremeño, según la portavoz de Hacienda del PP regional, Cristina Teniente. Ayer, lamentó que "hoy por hoy" sea "imposible" parar el SIP de Caja Extremadura con Cajastur y Cantabria sin afrontar fuertes penalizaciones económicas, políticas, e incluso acciones por daños y perjuicios.
El nuevo Ejecutivo de José Antonio Monago no pide la ruptura de la fusión, sino retrasar la asamblea que debe ratificarla, prevista para mañana, hasta que pueda conocer en profundidad los términos de la operación. El PP ha sido muy crítico con la operación porque cree que ha habido graves errores estratégicos -como el reducido peso de la caja extremeña-, precipitación y falta de transparencia y de consenso. Aun así, a la vista de estas penalizaciones, se abstendrá en la asamblea "por responsabilidad y para evitar una catástrofe", según Teniente.
Cascos pide "reponsabilidad"
Extremadura no es el principal punto caliente para Menéndez, sino que éste está en su propia casa. Francisco Álvarez Cascos, presidente del Principado in pectore, se opone frontalmente a la fusión, que considera fruto de la megalomanía del cajero, y pretende que la entidad asturiana se convierta en fundación. Para evitarlo, Menéndez está explorando otra posible fusión con Unnim, aunque la entidad catalana se resiste por el momento.
En la asamblea que celebrará esta tarde Cajastur, Foro Asturias planteará aplazar la fusión hasta que el nuevo Gobierno esté en ejercicio, porque "hacerlo en este momento de interinidad no es responsable y puede resultar hasta sospechoso", según José Suárez, hombre de confianza de Cascos y miembro de la asamblea de la caja. Este partido coincide con el PP extremeño en criticar la falta de transparencia y en criticar las prisas, porque el contrato establece como plazo para cerrar la fusión el 31 de diciembre.
Ahora bien, planteará el retraso "en términos de responsabilidad" porque no controla un porcentaje relevante de la asamblea, con lo cual también allí se aprobará la fusión.
El tiempo se le escapa a Menéndez
Aparte de la composición de las asambleas y de las tretas de Menéndez, estas demandas de aplazamiento chocan con un formidable obstáculo: el Banco de España. El supervisor dejó claro hace unos días que quiere que el proceso de recapitalización de las cajas concluya para el 30 de septiembre y Effibank es el último de la clase en este proceso.
Todavía no ha aprobado la integración y posteriormente tiene que captar 519 millones de capital privado si quiere evitar la entrada del FROB. Claro que aquí también cabe a acusar a Menéndez de este retraso, porque deriva de la ruptura del Banco Base y de la reorganización posterior.
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